En el siempre tumultuoso mundo de Elon Musk, no pasa un día sin que el magnate no esté envuelto en una demanda o amenazando con iniciar una. Ahora, el propietario de X/Twitter ha iniciado una nueva guerra legal con OpenAI, enfrentándose nuevamente a sus antiguos socios: el CEO Sam Altman y el presidente Greg Brockman, en una demanda federal recién presentada que podría ser una de las mayores pruebas del vertiginoso crecimiento de la empresa y los cientos de miles de millones en juego.
La demanda por fraude y incumplimiento de contrato, presentada en el Tribunal del Distrito Norte de California, acusa a Altman y a sus cómplices de haber traicionado el propósito benéfico y protector de la humanidad con el que OpenAI fue fundado.
Según el documento judicial, “una vez que la tecnología de OpenAI se acercó a la AGI (Inteligencia General Artificial), Altman y sus secuaces cambiaron el guion”. La demanda sostiene que OpenAI pasó de su objetivo de beneficiar al público a convertirse en un vehículo para el enriquecimiento personal de sus directivos, especialmente evidente en la asociación de OpenAI con Microsoft y la creación de una red opaca de filiales con fines de lucro, valoradas recientemente en 100 mil millones de dólares.
El fundador de xAI, Musk, quien invirtió cerca de 50 millones de dólares en la creación de OpenAI en 2015 para frenar la posible dominación de Google en el campo de la IA, está buscando un juicio con jurado. La demanda también busca una orden judicial para invalidar el lucrativo acuerdo de licencias de OpenAI con Microsoft, considerado el sustento de la empresa dirigida por Altman.
De la Mesa de la Junta al Tribunal Federal
Esta confrontación en los tribunales no es inesperada. A principios de año, Musk ya había demandado a OpenAI en California, exigiendo que la empresa volviera a su misión original de desarrollar AGI para el beneficio de la humanidad. OpenAI respondió que Musk había apoyado una estructura con fines de lucro para la empresa y que abandonó el proyecto cuando sus deseos no fueron seguidos.
El caso ha tomado un giro interesante con la participación de Marc Toberoff, un abogado de propiedad intelectual conocido por sus victorias contra grandes estudios y empresas de entretenimiento en nombre de los creadores originales de IP. Toberoff ha representado a los creadores de Superman, Jerry Siegel y Joe Shuster, y a otros grandes nombres como Ray Charles. A pesar de ser uno de los hombres más ricos del mundo, Musk se alinea con los intereses de Toberoff, quien lucha contra gigantes corporativos.
Altruismo versus Codicia
La demanda presentada por Toberoff pinta un cuadro de “altruismo contra codicia”, posicionando a Musk como un defensor de la humanidad frente a las peligrosas manipulaciones de Altman y otros en el campo de la IA. Según Toberoff, el futuro de la IA y la AGI está en juego.
Musk, quien dejó OpenAI en 2018, asegura que fue manipulado para cofundar la empresa bajo promesas de seguridad y transparencia, solo para ver cómo la misión de la empresa se desviaba hacia la búsqueda de beneficios personales. La demanda alega que la estructura sin fines de lucro de OpenAI fue una artimaña de Altman para atraer a Musk, y que posteriormente se creó una red de entidades con fines de lucro utilizando los recursos de la división sin fines de lucro.
El Conflicto en el Contexto de Hollywood y la IA
El conflicto también tiene ramificaciones en Hollywood, donde la utilización de herramientas de IA en la producción está generando tensiones entre creadores y estudios. OpenAI ha estado cortejando a la industria del entretenimiento con tecnologías avanzadas como Sora, capaz de crear videos hiperrealistas a partir de simples descripciones. Esto ha exacerbado las preocupaciones de los sindicatos sobre la eliminación de empleos debido a la IA.
La demanda de Musk contra OpenAI es significativa no solo por las sumas de dinero involucradas, sino por las implicaciones sobre el control y el futuro desarrollo de la AGI. Con ambos lados contando con recursos casi ilimitados para litigar, esta batalla legal promete ser larga y compleja.
La Historia Completa
Musk cofundó OpenAI en 2015 junto con otros destacados inversores de Silicon Valley, con la misión de desarrollar tecnologías de IA de manera segura y abierta para el beneficio del público. La demanda señala mensajes de Altman como prueba de que Musk fue engañado, y que se le aseguró que la tecnología sería propiedad de la fundación y utilizada para el bien del mundo.
Sin embargo, después de dejar la junta en 2018, Musk afirma que Altman dirigió la creación de múltiples entidades con fines de lucro, transfiriendo personal y activos de la división sin fines de lucro a estas nuevas empresas. La demanda describe un esquema complejo en el que OpenAI se ha beneficiado enormemente mientras la división sin fines de lucro muestra ingresos mínimos.
El conflicto también involucra acuerdos como la asociación con Reddit para mostrar contenido en ChatGPT y un acuerdo de chips con Rain, en el que Altman es un accionista significativo. Musk alega que estas acciones demuestran un patrón de engaño y manipulación para maximizar los beneficios personales.
La demanda de Elon Musk contra OpenAI y sus fundadores representa no solo una batalla legal por miles de millones de dólares, sino una lucha por el control del futuro de la inteligencia artificial.
Con implicaciones que van más allá del ámbito financiero y tocan cuestiones éticas y de seguridad, este caso podría sentar precedentes importantes en el desarrollo y regulación de tecnologías avanzadas. La participación de Marc Toberoff añade una capa de interés, dado su historial de enfrentamientos exitosos contra gigantes corporativos en defensa de los creadores originales. La resolución de este caso tendrá repercusiones profundas en la industria de la IA y más allá.