El Centro Médico de la Universidad de Maryland (UMMC), ubicado en Baltimore, Estados Unidos, enfrenta una crisis institucional luego de que seis mujeres presentaran una demanda colectiva contra Matthew Bathula, un farmacéutico del hospital. La denuncia, ingresada ante el Tribunal de Circuito de Baltimore el pasado jueves 3 de abril, acusa a Bathula de haber instalado software espía en al menos 400 computadoras del centro médico durante aproximadamente diez años.
Esta acusación impactante señala que Bathula utilizó programas conocidos como keyloggers para registrar cada pulsación de teclado de sus víctimas, permitiéndole así robar credenciales de acceso y contraseñas personales. Según la demanda, el farmacéutico pudo acceder ilegalmente a correos electrónicos privados, cuentas bancarias, perfiles en redes sociales y hasta aplicaciones de citas.
Detalles escalofriantes del espionaje
La magnitud y gravedad de las acciones atribuidas a Bathula quedaron reflejadas en las declaraciones del abogado de las demandantes, Steve J. Kelly. “Durante casi una década, un solo farmacéutico instaló software espía en al menos 400 computadoras en clínicas, salas de tratamiento, laboratorios y diversas otras ubicaciones de uno de los principales hospitales universitarios del país”, afirmó Kelly.
Entre los detalles más perturbadores, la demanda revela que Bathula habría accedido a cámaras con conexión a Internet tanto en las instalaciones del hospital como en los hogares de las víctimas. Esta acción le permitió observar ilegalmente momentos íntimos y privados como mujeres amamantando, cambiándose de ropa e incluso manteniendo relaciones sexuales.
Las víctimas señalan que estas invasiones a su privacidad fueron continuas y extendidas en el tiempo debido a graves fallas en los protocolos de ciberseguridad del hospital. Según Cindy B. Morgan, otra abogada involucrada en la causa, las empleadas afectadas son profesionales altamente cualificadas que confiaban plenamente en que su privacidad estaba protegida por su empleador.
Responsabilidad institucional y fallas de seguridad
La demanda no solo responsabiliza directamente a Bathula por sus actos ilícitos, sino que también acusa al UMMC de negligencia. Según las víctimas, la administración del hospital no cumplió con los estándares mínimos de protección digital exigidos para cualquier proveedor de servicios médicos.
Estas acusaciones subrayan un problema más amplio respecto a la protección de datos sensibles en instituciones médicas. Especialistas en seguridad digital consideran este caso como una advertencia urgente para mejorar los sistemas informáticos hospitalarios, los cuales contienen información altamente confidencial sobre pacientes y empleados.
Investigación federal abierta
Tras darse a conocer la demanda, el FBI decidió iniciar una investigación criminal para determinar si Bathula violó leyes federales relacionadas con delitos informáticos y privacidad. Las autoridades federales están colaborando estrechamente con la Oficina del Fiscal Federal para esclarecer completamente los hechos.
El UMMC, por su parte, emitió rápidamente un comunicado en el cual manifestó su «más profundo pesar y compasión» hacia las víctimas. La institución aseguró que está colaborando activamente con las investigaciones del FBI y anunció medidas inmediatas para fortalecer sus protocolos de seguridad informática.
Auditorías externas y compromiso con la seguridad digital
Ante el impacto mediático y las graves implicaciones legales, el UMMC prometió realizar una revisión exhaustiva de todos sus sistemas digitales. Además, el hospital aseguró que implementará mejoras significativas en sus medidas de seguridad para evitar que incidentes similares se repitan en el futuro.
En paralelo, las demandantes solicitan que se lleve a cabo una auditoría externa independiente que determine el verdadero alcance de las vulneraciones a la privacidad y seguridad en la institución.
Riesgo de reincidencia
La demanda alerta, además, sobre un posible riesgo de reincidencia. Aunque Bathula fue despedido del UMMC tras revelarse los hechos, se reporta que aún ejerce como farmacéutico en otro centro médico de Maryland. Este hecho incrementa la preocupación sobre posibles futuras víctimas y enfatiza la necesidad urgente de mecanismos más rigurosos para prevenir que individuos con antecedentes de conductas ilícitas mantengan acceso a información sensible.
Implicaciones del caso para hospitales y sistemas de salud
Este escándalo ha resonado en todo Estados Unidos, convirtiéndose en uno de los casos más estremecedores de violación a la privacidad y acoso cibernético en la última década. Más allá de la controversia específica, pone sobre la mesa una problemática crítica para todas las instituciones sanitarias: la seguridad digital.
La gravedad y duración del espionaje denunciado subrayan la importancia vital de establecer y mantener rigurosos estándares de protección informática en todos los niveles hospitalarios. Este caso actúa como un llamado urgente a otros centros médicos para auditar constantemente sus medidas de seguridad y fortalecer sus sistemas preventivos.
Justicia pendiente para las víctimas
Mientras la investigación federal continúa avanzando, las demandantes esperan obtener justicia y garantías efectivas de que su experiencia traumática no volverá a repetirse. Para ellas, esta demanda no solo busca reparación personal, sino también asegurar que ningún otro empleado o paciente se vea expuesto nuevamente a una invasión de privacidad de esta magnitud.
En definitiva, el caso del UMMC y Matthew Bathula quedará registrado como un episodio sombrío que obliga a una profunda reflexión sobre la vulnerabilidad digital en espacios donde debería primar, ante todo, la protección y la confianza.