En un giro que ha sido celebrado por arqueólogos, activistas y ciudadanos por igual, el Ministerio de Cultura del Perú ha anunciado que revocará la controvertida resolución que modificaba los límites de la reserva arqueológica de Nasca, un área que alberga los famosos geoglifos milenarios considerados Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
La decisión de ampliar las áreas permitidas para actividades extractivas y reducir zonas de protección desató una tormenta de críticas. Diversas voces, desde académicos hasta organizaciones internacionales, alertaron sobre el riesgo inminente para las Líneas de Nasca y el entorno que las ha preservado durante más de mil años. La presión fue tal que en pocas semanas el Estado se vio obligado a reconsiderar su postura y anular el cambio.
Este artículo explora a fondo las implicancias de este retroceso, el contexto político y social que lo motivó, y los desafíos que aún enfrenta Perú en la protección de su legado arqueológico frente a intereses económicos.
¿Qué fue lo que se pretendía modificar?
La resolución original, impulsada por el Ministerio de Cultura, proponía redefinir los límites de la Zona Arqueológica Nasca-Palpa, reduciendo significativamente su extensión. El argumento esgrimido era técnico: ajustar los polígonos a lo realmente investigado, en base a nuevos estudios topográficos y arqueológicos.
Sin embargo, los críticos advirtieron que esta modificación abría la puerta para legalizar actividades extractivas en áreas aún no exploradas, muchas de las cuales ya están comprometidas por más de 2.500 inscripciones mineras activas del Reinfo (Registro Integral de Formalización Minera). Aunque la resolución no autorizaba directamente explotación minera, su redacción ambigua y el retiro de zonas buffer generaron justificado temor.
La reacción ciudadana: presión social y activismo digital
La noticia de la modificación se propagó rápidamente, generando una ola de indignación nacional e internacional. En redes sociales, bajo etiquetas como #SalvemosNasca o #NascaNoSeToca, miles de usuarios expresaron su preocupación por lo que consideraban un atentado contra el patrimonio cultural del país.
Diversas instituciones académicas, museos, colegios profesionales y ONGs emitieron comunicados exigiendo la revocatoria inmediata de la norma, argumentando que:
El desierto de Nasca aún guarda secretos arqueológicos no excavados.
Las zonas no exploradas no pueden descartarse como irrelevantes.
El Estado tiene la obligación constitucional de proteger el patrimonio cultural, no de facilitar su destrucción.
La presión fue tan grande que incluso parlamentarios y alcaldes locales se pronunciaron públicamente, solicitando la derogatoria inmediata de la medida.
El Ministerio de Cultura da marcha atrás
Frente al rechazo generalizado, el Ministerio de Cultura anunció finalmente la revocatoria de la resolución mediante un nuevo dispositivo legal. El comunicado oficial reconocía “la necesidad de reevaluar el enfoque técnico-jurídico de la zonificación de áreas arqueológicas”, y afirmaba que se abriría un proceso participativo para definir cualquier cambio futuro.
La decisión fue recibida con alivio, pero también con cautela. Diversas organizaciones señalaron que si bien se detuvo una amenaza inmediata, el peligro sigue latente si no se establece un marco sólido y participativo para definir la protección del sitio.
¿Qué está en juego con las Líneas de Nasca?
Las Líneas de Nasca no son solo dibujos en la arena. Representan uno de los legados más enigmáticos de la humanidad. Estas figuras —algunas con más de 100 metros de largo— fueron trazadas por culturas preincaicas y siguen generando teorías sobre su uso astronómico, ritual o simbólico.
Lo que las hace únicas no es solo su diseño, sino el entorno que las protege. El clima árido y la ausencia de intervención humana han sido claves para su conservación. Por ello, alterar el ecosistema físico, visual o ambiental pone en riesgo su integridad.
Además, el área no incluye solo las figuras conocidas. Los alrededores aún contienen sitios sin excavar, cerámica, caminos ceremoniales y contextos funerarios, que ayudan a entender la cosmovisión de las culturas antiguas.
Modificar los límites de protección, sin una evaluación científica completa, es como borrar páginas de un libro antiguo antes de haberlo leído.
La minería informal: el verdadero enemigo silencioso
Uno de los grandes temores que motivó el rechazo a la resolución fue el crecimiento sostenido de la minería informal e ilegal en la región. El Reinfo ha permitido que más de 2.500 operadores se inscriban en la zona cercana a Nasca, muchos de los cuales nunca han cumplido con los requisitos de formalización.
Estos operadores, amparados por la falta de fiscalización, han ingresado progresivamente al área arqueológica, dejando huellas visibles: caminos abiertos, movimientos de tierra, instalación de maquinaria, e incluso la alteración directa de geoglifos menores.
Pese a los reportes, el Estado ha sido incapaz de frenar este avance. La revocatoria de la resolución es una victoria, pero sin una estrategia clara para enfrentar la minería ilegal, la amenaza persiste y avanza.
¿Qué debería hacerse ahora?
El retroceso del Ministerio de Cultura no debe verse solo como una corrección de rumbo, sino como una oportunidad para replantear completamente la política de protección del patrimonio arqueológico.
Entre las acciones urgentes que exigen diversos sectores están:
Declarar la intangibilidad absoluta del área original de las Líneas de Nasca, sin posibilidad de reducción futura.
Fortalecer las capacidades del Ministerio de Cultura con presupuesto, personal y tecnología para vigilar en tiempo real la zona.
Cancelar inscripciones del Reinfo en áreas superpuestas a zonas arqueológicas, siguiendo criterios técnicos y jurídicos.
Establecer un plan de manejo participativo, con arqueólogos, comunidades locales, ONGs y expertos internacionales.
Crear un sistema de alerta y denuncia ciudadana, para detectar cualquier intervención no autorizada en tiempo real.
Ampliar el monitoreo satelital con uso de inteligencia artificial para detectar alteraciones del terreno.
¿Y la UNESCO?
El cambio propuesto por el Ministerio de Cultura generó también preocupación en entornos internacionales. La UNESCO, como ente protector del Patrimonio Mundial, puede intervenir cuando un bien declarado corre riesgo de perder su valor universal excepcional.
Si Perú hubiera continuado con la reducción del área de la reserva sin sustento técnico, se arriesgaba a que las Líneas de Nasca ingresaran a la lista de patrimonios en peligro, lo que hubiera sido un golpe a la imagen internacional del país.
Ahora, con la revocatoria, se abre la posibilidad de trabajar con la UNESCO para actualizar y fortalecer el plan de conservación, incorporando nuevas tecnologías, turismo sostenible y educación patrimonial.
Proteger el pasado para sostener el futuro
La decisión del Ministerio de Cultura de revertir la modificación a la reserva arqueológica de Nasca es una victoria de la sociedad civil, de los defensores del patrimonio, y de todos quienes entienden que la historia no es un obstáculo para el desarrollo, sino su base más sólida.
Pero no basta con detener una resolución. Es necesario que el Perú asuma con responsabilidad su rol como guardián de uno de los legados más importantes de la humanidad. El debate no termina aquí. Lo que viene ahora es construir una estrategia integral, científica, participativa y transparente que asegure que lo ocurrido no se repita.
Nasca no se toca. Nasca se respeta. Y el respeto debe traducirse en acciones concretas, no solo en comunicados.
