El mundo del cine y las carreras automovilísticas ha perdido a un personaje destacado: Chad McQueen, actor y piloto de carreras, hijo del legendario Steve McQueen. A los 63 años, McQueen falleció en su hogar en Palm Desert, California, debido a un fallo orgánico, dejando un legado que trasciende tanto la pantalla grande como las pistas de carreras.
Un legado marcado por “Karate Kid”
Chad McQueen es mayormente recordado por su papel de “Dutch” en la icónica franquicia cinematográfica Karate Kid. En 1984, se unió al elenco original de esta película juvenil como uno de los integrantes del temido dojo Cobra Kai, un grupo que marcó a toda una generación. Interpretó a Dutch, un matón feroz que, junto con Johnny Lawrence (William Zabka), atormentaba al protagonista Daniel LaRusso (Ralph Macchio). McQueen encarnó a un personaje despiadado, pero con una presencia carismática que hizo de Dutch un villano inolvidable en la cultura pop de los años 80.
McQueen también apareció en la secuela Karate Kid II en 1986, y aunque su carrera como actor no fue extensa, su participación en la saga lo inmortalizó entre los fanáticos. De hecho, la popularidad renovada de Cobra Kai, la serie de Netflix basada en el dojo, ha vuelto a poner en el radar a los personajes originales de la película, haciendo que los seguidores de la franquicia lamenten aún más la pérdida de McQueen.
Un alejamiento del cine para seguir una pasión heredada
Aunque Karate Kid lo catapultó a la fama, Chad McQueen no permaneció mucho tiempo en el mundo del cine. En lugar de seguir los pasos de su padre en Hollywood, decidió dedicarse a las carreras de automovilismo, una pasión que compartía con Steve McQueen, quien además de ser uno de los actores mejor pagados de su tiempo, era conocido por su amor por los coches y las motos. En una entrevista de 2017, Chad confesó que el amor de su padre por los automóviles había sido «tan contagioso que me arruinó de por vida».
A lo largo de su carrera como piloto, McQueen participó en importantes competencias, incluyendo las 24 Horas de Le Mans y las 12 Horas de Sebring. En 2010, fundó McQueen Racing, una empresa dedicada a la fabricación de coches y motocicletas de alto rendimiento. Sin embargo, su vida como piloto no estuvo exenta de riesgos: en 2006, sufrió un accidente grave mientras practicaba para la Rolex 24 en el circuito Daytona International Speedway, lo que lo dejó en coma durante casi un mes y con múltiples fracturas y lesiones internas.
El recuerdo de su familia y amigos
El anuncio de la muerte de Chad McQueen fue dado a conocer por su familia en redes sociales, acompañando la noticia con una emotiva foto en la que aparece junto a su padre, Steve McQueen, cuando era solo un niño. La noticia conmocionó a amigos y colegas, quienes recordaron con cariño a McQueen no solo por su trayectoria en el cine y las carreras, sino también por su carácter único y su lealtad como amigo.
Uno de los tributos más sentidos vino de William Zabka, su compañero en Karate Kid y ahora protagonista de Cobra Kai. A través de su cuenta en X (anteriormente Twitter), Zabka expresó su pesar por la pérdida de su amigo. “Era único. Marchaba al ritmo de su propio tambor y siempre me hacía reír. Íbamos en caravana al set todos los días, él en su Porsche plateado, con la música a todo volumen, y yo en mi Honda Accord. Era el más rudo de los Cobra originales, de la forma más divertida y entretenida”, comentó Zabka.
Zabka también reveló que había retomado contacto con McQueen en los últimos años, y aunque Chad no regresó a la actuación para Cobra Kai, su influencia en la franquicia sigue presente. “Fue como si no hubiera pasado el tiempo”, añadió Zabka, enviando sus condolencias a la familia de su colega y cerrando su mensaje con un emotivo “Descansa en paz, Chadwick, mi querido amigo y hermano de Cobra Kai por siempre”.
Una vida rodeada de fama
Chadwick Steven McQueen nació el 28 de diciembre de 1960 en Los Ángeles, California. Creció rodeado de celebridades, ya que su padre, Steve McQueen, fue una de las grandes estrellas de Hollywood en las décadas de 1960 y 1970. Su madre, Neile Adams, también era actriz, cantante y bailarina, por lo que no es de extrañar que Chad decidiera en un primer momento incursionar en el mundo del entretenimiento.
Su debut en el cine fue en 1978, en la película Skateboard, la primera en retratar el auge del skateboarding en Estados Unidos. Participó en otras cintas como La rebelión de Hadley (1983), Fever Pitch (1985) y Surface to Air (1998), pero fue su rol en Karate Kid el que lo catapultó a la fama.
Una vida marcada por las carreras
A pesar de su éxito en la pantalla, el llamado de las pistas de carreras fue más fuerte para McQueen. Desde muy joven, Chad mostró un interés por el automovilismo, influenciado directamente por su padre. De hecho, Chad ganó su primera competencia importante, el World Mini Grand Prix, a los 12 años. La adrenalina de las carreras y el mundo de los motores terminaron siendo su verdadera vocación.
Un adiós que deja un vacío
Chad McQueen será recordado no solo por su icónica interpretación en Karate Kid, sino también por su dedicación a las carreras, un deporte que, a pesar de los riesgos, describió como “la droga más fuerte del mundo”. Su vida estuvo marcada por el legado de su famoso padre, pero también por su propia habilidad para forjar un camino único y exitoso tanto en el cine como en las pistas.
A medida que el mundo del entretenimiento y el automovilismo lloran su pérdida, queda el consuelo de saber que su legado vivirá tanto en los corazones de los fanáticos de Karate Kid como en aquellos que admiraron su habilidad y pasión en el mundo de las carreras. Descansa en paz, Chad McQueen.