El 28 de abril de 2025, España y Portugal vivieron uno de los apagones eléctricos más graves de su historia. En cuestión de segundos, 15 gigavatios (60% de la demanda eléctrica) desaparecieron de la red, sumiendo a la península ibérica en la oscuridad y generando un colapso sin precedentes en el transporte, las comunicaciones y los servicios básicos.
Aunque el suministro se restableció en un 99,95% al día siguiente, las causas del apagón siguen siendo un misterio. Las autoridades investigan desde fallos técnicos hasta ciberataques, pasando por fenómenos atmosféricos inusuales. Este artículo analiza las hipótesis, el impacto y las lecciones de un evento que expuso la vulnerabilidad de las redes eléctricas modernas.
Cronología del Apagón
El Momento Crítico
A las 12:33 horas (hora peninsular española), el sistema eléctrico registró una oscilación extrema en los flujos de potencia. En solo 5 segundos, se perdieron 15 GW de generación, provocando un «cero energético» en la península.
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Primera desconexión: Una perturbación inicial fue superada por la red.
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Segunda desconexión: 1,5 segundos después, otra falla desestabilizó el sistema, desconectando a España de la red europea.
Áreas Afectadas
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España peninsular: Todo el territorio, excepto Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla.
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Portugal: Cortes generalizados, aunque el gobierno luso señaló que el origen estuvo en España.
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Sur de Francia: Breves interrupciones en el País Vasco francés.
Las Hipótesis del Apagón
Fallo en Generación Solar
Red Eléctrica de España (REE) identificó dos pérdidas de generación en el suroeste peninsular, posiblemente vinculadas a plantas fotovoltaicas:
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Primera incidencia: Desconexión de un grupo de generación.
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Segunda incidencia: 3,5 segundos después, oscilaciones masivas colapsaron el sistema.
Expertos señalan que las renovables, al carecer de inercia mecánica (como las centrales térmicas), son más sensibles a fluctuaciones bruscas.
Vibración Atmosférica Inducida
El operador portugués REN sugirió que variaciones extremas de temperatura provocaron oscilaciones anómalas en líneas de 400 kV, un fenómeno raro llamado «vibración atmosférica inducida». Sin embargo, no hay pruebas concluyentes de que esto pueda causar un apagón masivo.
Ciberataque o Sabotaje
Aunque REE y el Centro Nacional de Ciberseguridad descartaron inicialmente un ataque, el Tribunal Supremo abrió una investigación por posible sabotaje informático. Algunos expertos argumentan que un colapso total requiere «fallos múltiples simultáneos», algo improbable sin intervención externa.
Falta de Interconexiones y Almacenamiento
España es una «isla energética» con poca conexión a Europa (solo 6% de capacidad, frente al 15% recomendado por la UE). Durante el apagón, dependió de Francia y Marruecos para reactivar la red. La escasez de baterías de respaldo también agravó la crisis.
Impacto y Respuesta
Caos en Transporte y Servicios
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Trenes y metro: Miles de pasajeros quedaron varados; Renfe suspendió servicios hasta el martes.
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Aeropuertos: Cancelaciones masivas en Madrid y Barcelona.
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Hospitales: Funcionaron con generadores, pero se pospusieron cirugías no urgentes.
Reacción Política
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Pedro Sánchez anunció una comisión de investigación liderada por el Ministerio de Transición Ecológica.
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Alberto Núñez Feijóo (PP) criticó la falta de transparencia y pidió declarar emergencia nacional.
Coste Económico
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Pérdidas estimadas: Entre 2.250 y 4.500 millones de euros.
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Aseguradoras: Daños valorados en 100–300 millones.
Lecciones y Futuro de la Red Eléctrica
1. Fortalecer las Interconexiones
Expertos como Gonzalo Escribano (Real Instituto Elcano) destacan que una mayor conexión con Europa hubiera evitado el colapso.
2. Invertir en Almacenamiento
La falta de baterías para gestionar excedentes renovables dejó al sistema sin resiliencia.
3. Revisar Protocolos de Seguridad
REE y los gobiernos ibéricos analizarán si los actuales sistemas de protección son suficientes para eventos extremos.
Conclusión: Un Llamado a la Acción
El apagón masivo de abril de 2025 ha dejado en evidencia la vulnerabilidad del sistema eléctrico ibérico. Más allá de determinar si fue un fallo técnico, un fenómeno atmosférico o un posible sabotaje, el evento ha demostrado la urgente necesidad de reforzar las interconexiones europeas, mejorar los sistemas de almacenamiento energético y actualizar los protocolos de seguridad. Mientras continúan las investigaciones, este incidente sirve como advertencia: en la era de la transición energética, la estabilidad de la red debe ser prioridad absoluta para evitar futuros colapsos con consecuencias aún más graves.