Un reciente estudio de la Universidad de Kioto ha desafiado nuestra comprensión de la interacción social, revelando que los chimpancés también experimentan el “efecto de audiencia,” una reacción hasta ahora atribuida exclusivamente a los seres humanos. Esta investigación, publicada en la revista iScience, muestra cómo estos primates ajustan su desempeño en tareas según el número de observadores, sugiriendo que esta sensibilidad social podría haberse desarrollado antes de que las sociedades humanas comenzaran a valorarla en términos de reputación.
El concepto de “efecto de audiencia” describe cómo la presencia de espectadores puede afectar el rendimiento de una tarea. En humanos, esta reacción suele explicarse por la gestión de la reputación: cuando alguien se siente observado, tiende a mejorar o a empeorar su desempeño, dependiendo de factores como el tipo de actividad o su confianza personal. Sin embargo, la idea de que un primate no humano como el chimpancé podría experimentar un efecto similar amplía la perspectiva de que este fenómeno es más profundo y antiguo de lo que se pensaba.
Impacto de los observadores en los chimpancés
Según Christen Lin, autor principal del estudio, los chimpancés mostraron variaciones significativas en su rendimiento según el número de humanos presentes, un hallazgo sorprendente. «Uno no esperaría que a un chimpancé le importara si otra especie lo observa realizar una tarea,» comenta Lin, enfatizando la complejidad de este comportamiento.
El equipo de investigación analizó miles de sesiones durante seis años en las que los chimpancés completaban tareas en pantallas táctiles para recibir recompensas. Los resultados indicaron que, en las tareas más difíciles, los chimpancés mejoraban su desempeño en presencia de más observadores. En cambio, cuando realizaban tareas simples, su rendimiento disminuía ante un mayor número de personas. Este comportamiento plantea preguntas sobre si esta sensibilidad ante la presencia de otros podría haber evolucionado antes de que los seres humanos desarrollaran sociedades basadas en la reputación.
El vínculo social entre humanos y chimpancés
Este estudio se realizó en un contexto único, donde los chimpancés interactúan regularmente con humanos y participan en experimentos de aprendizaje casi a diario. Según el coautor Akiho Muramatsu, «vimos la oportunidad no sólo de explorar similitudes en los efectos de audiencia, sino de hacerlo en el contexto de chimpancés con vínculos únicos con los humanos.»
El descubrimiento sugiere que la propensión a reaccionar ante observadores podría ser una característica compartida en nuestro linaje evolutivo. Esto no significa que los chimpancés sientan vergüenza o busquen aprobación, como lo haría un humano, pero sí que el hecho de ser observados modifica su conducta. Como señaló el investigador Shinya Yamamoto, “el grado en que los humanos se preocupan por los testigos y el público puede no ser tan específico de nuestra especie,” destacando que esta característica puede haber estado presente en nuestros ancestros comunes.
El uso de herramientas: un paralelo entre humanos y chimpancés
Además de los hallazgos sobre el “efecto de audiencia,” los científicos también han explorado el uso de herramientas en chimpancés y bonobos. Los chimpancés se destacan por emplear herramientas de manera versátil, algo que los bonobos, aunque genéticamente cercanos, rara vez hacen. En la selva africana, los chimpancés usan palos para “pescar” termitas y piedras para romper nueces, mientras que los bonobos, aunque poseen un ambiente igualmente rico en recursos, apenas utilizan objetos con fines específicos.
Según Kathelijne Koops, de la Universidad de Zúrich, esta disparidad podría ser clave para comprender la evolución humana. En un estudio realizado junto a la Universidad de Cambridge, Koops y su equipo observaron a grupos de chimpancés y bonobos en su entorno natural y documentaron su uso de herramientas, así como su propensión a manipular objetos desde una edad temprana.
Los resultados mostraron que los chimpancés jóvenes tienden a manipular objetos por su cuenta más que los bonobos, lo que sugiere una predisposición innata hacia el uso de herramientas. Esta tendencia a manipular objetos podría haber sido seleccionada a lo largo de la evolución y haber desempeñado un papel fundamental en el desarrollo de la tecnología humana.
La influencia del ambiente y la estructura social
El estudio también destaca que el ambiente y la estructura social no explican las diferencias en el uso de herramientas entre las dos especies. Los bonobos tienen acceso a las mismas o incluso a más oportunidades de manipulación de objetos, como piedras, arbustos y árboles con nueces. Además, los bonobos jóvenes suelen pasar más tiempo con sus madres y tienen más oportunidades de interactuar socialmente que los chimpancés. Sin embargo, los chimpancés son mucho más proclives a manipular objetos y usarlos como herramientas desde una edad temprana.
Koops sugiere que esta predisposición hacia los objetos en los chimpancés podría haber sido crucial en el linaje homínido y haber favorecido la evolución de la tecnología en humanos. «Nuestros hallazgos sugieren que una predisposición innata, o una motivación intrínseca, para manipular objetos fue seleccionada por el linaje homínido y desempeñó un papel clave en la evolución de la tecnología en nuestro propio linaje”, apunta Koops.
Similitudes evolutivas y diferencias clave
La estrecha relación evolutiva entre chimpancés y bonobos con los humanos nos permite observar que los patrones de comportamiento no humanos pueden reflejar aspectos primitivos de nuestro desarrollo social y cognitivo. La tendencia de los chimpancés a modificar su conducta en función de la presencia de observadores y su inclinación por manipular objetos ilustran habilidades sociales y cognitivas que quizás ya estaban presentes en nuestros ancestros comunes.
El hecho de que los chimpancés presten atención a quién los observa y adapten su comportamiento en consecuencia podría indicar que la sensibilidad hacia el entorno social es una característica mucho más antigua de lo que se pensaba, posiblemente anterior a las sociedades humanas complejas basadas en la reputación.
Este estudio no solo profundiza en la comprensión de la psicología de los primates, sino que también abre la puerta a reflexionar sobre cómo nuestros propios comportamientos podrían estar arraigados en patrones evolutivos compartidos con nuestros parientes más cercanos en el árbol de la vida. Nos recuerda que, aunque la evolución nos ha dado capacidades avanzadas y sociedades complejas, en lo esencial, compartimos más similitudes con el reino animal de lo que a menudo