El mar Tirreno, testigo de innumerables historias de la Antigua Roma, guarda en sus profundidades los restos de naves que sucumbieron hace más de dos milenios. Estos naufragios, cargados de ánforas y otros objetos valiosos, han sido objeto de recientes exploraciones subacuáticas gracias a los avances tecnológicos. Equipos de investigadores de la Universidad Ca’ Foscari de Venecia y la Fundación Azionemare han lanzado una ambiciosa campaña de exploración, que ha resultado en el análisis detallado de tres barcos romanos hundidos entre los siglos IV y I a.C.
Un Viaje al Pasado: Descubrimiento de los Naufragios
La primera embarcación, datada entre los siglos II y I a.C., yace a 600 metros de profundidad entre las islas Elba y Pianosa, en la región de la Toscana. Este naufragio, localizado en una de las zonas más ricas en historia del Mediterráneo, ha capturado la atención de los arqueólogos por la diversidad y cantidad de su carga. Entre los objetos recuperados se encuentran dos tejas, una ánfora y una jarra, todos en un notable estado de conservación considerando su antigüedad.
El segundo naufragio, descubierto en 2010, se encuentra a más de 400 metros de profundidad entre la isla italiana de Gorgona y el Cabo Corso en la isla francesa de Córcega. Este barco, con un cargamento de cientos de ánforas greco-itálicas fechadas en los siglos IV y III a.C., ha sufrido considerablemente los efectos de la pesca de arrastre, una práctica que ha deteriorado gran parte de los objetos que transportaba. No obstante, los investigadores han logrado recuperar una ánfora intacta, que aporta valiosa información sobre el comercio y la vida cotidiana en la Antigua Roma.
El tercer barco, también localizado entre Gorgona y el Cabo Corso, se encuentra a una profundidad superior a los 600 metros, lo que lo ha protegido del daño causado por la pesca. Este naufragio, en mejor estado de conservación, contiene una carga de ánforas del siglo I a.C., de las cuales se ha recuperado una junto con una jarra. La conservación de estos objetos ha permitido a los arqueólogos realizar un relieve digital de los restos, lo que facilita el estudio del volumen y la capacidad de la embarcación.
El Rol de la Tecnología en la Arqueología Subacuática
La recuperación de estos objetos ha sido posible gracias al uso de robots subacuáticos avanzados, diseñados para operar a grandes profundidades. Estos robots no solo permiten la extracción de artefactos con una precisión milimétrica, sino que también facilitan la creación de mapas detallados del fondo marino, lo que contribuye a la preservación de los sitios arqueológicos. La utilización de esta tecnología representa un avance significativo en el campo de la arqueología subacuática, permitiendo acceder a áreas que antes eran inaccesibles para los humanos.
La campaña de exploración subacuática llevada a cabo por la Universidad Ca’ Foscari y la Fundación Azionemare es un ejemplo destacado de cómo la colaboración entre instituciones académicas y tecnológicas puede arrojar luz sobre aspectos poco conocidos de la historia antigua. Los hallazgos de estas investigaciones no solo enriquecen nuestro conocimiento sobre el comercio y la vida en la Antigua Roma, sino que también subrayan la importancia de proteger estos tesoros sumergidos de las amenazas modernas, como la pesca de arrastre.
El Comercio Romano: Hispania y el Mediterráneo
Los naufragios analizados reflejan la intensa actividad comercial que caracterizaba al Mediterráneo durante la época romana. Las embarcaciones, cargadas de productos provenientes de distintas regiones del imperio, recorrían rutas que conectaban las provincias con Roma, el corazón del imperio. Entre las mercancías más comunes se encontraban el aceite, el vino y el ‘garum’, una salsa de pescado fermentado muy apreciada en la cocina romana. Estos productos, especialmente el aceite y el vino, eran exportados en grandes cantidades desde Hispania, una de las provincias más prósperas del imperio.
El reciente descubrimiento de un yacimiento de vasijas en las aguas de Cabo Corso, de supuesto origen bético, es un testimonio más de la importancia de Hispania en el comercio romano. Las ánforas recuperadas no solo servían como contenedores para estos productos, sino que también ofrecen información valiosa sobre las técnicas de producción y las rutas comerciales de la época. La presencia de estas vasijas en naufragios a lo largo del Mediterráneo subraya la vitalidad y la expansión del comercio romano, que conectaba regiones distantes a través de rutas marítimas bien establecidas.
Amenazas Modernas a Tesoros Antiguos
A pesar del valor histórico de estos naufragios, muchos de ellos se encuentran en peligro debido a la actividad humana moderna. La pesca de arrastre, en particular, representa una amenaza significativa para los sitios arqueológicos subacuáticos. Esta técnica, que consiste en arrastrar redes pesadas por el fondo del mar, puede causar daños irreparables a los restos de naufragios, rompiendo y dispersando objetos que han permanecido intactos durante siglos.
El caso del naufragio descubierto en 2010 es un ejemplo claro de este problema. En solo una década, este sitio ha sufrido una degradación considerable, con un gran número de ánforas y otros objetos rotos o desplazados por las redes de pesca. Esta situación ha llevado a los arqueólogos a intensificar sus esfuerzos para recuperar y preservar los artefactos antes de que se pierdan para siempre.
La Importancia de la Preservación Arqueológica
Los recientes hallazgos en el mar Tirreno no solo enriquecen nuestro conocimiento sobre la Antigua Roma, sino que también subrayan la importancia de la preservación arqueológica. Cada naufragio es una cápsula del tiempo que nos ofrece una ventana a la vida y el comercio de épocas pasadas. Sin embargo, la preservación de estos tesoros sumergidos depende de nuestra capacidad para protegerlos de las amenazas modernas.
La colaboración entre arqueólogos, ingenieros y científicos es esencial para garantizar que estos sitios arqueológicos sean estudiados y preservados adecuadamente. Además, es crucial que las políticas de conservación y las regulaciones sobre la pesca sean reforzadas para proteger estos tesoros subacuáticos de daños irreparables.
En última instancia, los naufragios en el mar Tirreno y en otras partes del Mediterráneo son un recordatorio del rico patrimonio que yace bajo las olas, esperando ser descubierto y protegido para las generaciones futuras.