Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos han construido estructuras imponentes para demostrar el poder de imperios, gobernantes, religiones y corporaciones. Hoy en día, se están levantando más rascacielos que nunca, pero estas imponentes estructuras podrían pronto tener un nuevo propósito: almacenar energía renovable. En un mundo donde la transición hacia fuentes de energía limpia es esencial, los rascacielos podrían desempeñar un papel crucial en el almacenamiento de energía, un desafío clave para alcanzar la meta global de cero emisiones netas de carbono para 2050.
El Desafío del Almacenamiento de Energía
Uno de los principales obstáculos para una red eléctrica dominada por energías limpias es la intermitencia de algunas fuentes renovables. A veces, las nubes cubren el sol cuando más se necesita la energía solar, o el viento deja de soplar, y las turbinas no pueden generar electricidad. En otras ocasiones, el sol y el viento producen más electricidad de la que se requiere en el momento. Este desbalance entre la generación y el consumo de energía subraya la importancia del almacenamiento, que es crucial para mantener la estabilidad de la red eléctrica.
Para superar este desafío, se necesitará una combinación de tecnologías que aumenten la capacidad de almacenamiento. Entran en juego los rascacielos como baterías, una idea innovadora propuesta por la firma de arquitectura e ingeniería Skidmore, Owings & Merrill (SOM), conocida por diseñar algunos de los edificios más altos del mundo, en colaboración con la empresa de almacenamiento de energía Energy Vault.
¿Cómo Funcionan los Rascacielos Batería?
El concepto de rascacielos como baterías se basa en una tecnología de almacenamiento de energía por gravedad desarrollada por Energy Vault. En esencia, la idea es utilizar la estructura de un rascacielos para elevar bloques gigantes cuando la demanda de energía es baja, almacenando así energía en forma de energía potencial. Cuando la demanda de energía aumenta, estos bloques se dejan caer, liberando la energía almacenada, que se convierte nuevamente en electricidad.
SOM ha creado una serie de prototipos basados en este concepto. Tres de ellos son sistemas independientes que utilizan bloques pesados o agua, con dos construidos en laderas y un tercero que es una torre cilíndrica alta. El cuarto prototipo es un rascacielos destinado a áreas urbanas, que podría incluir espacios residenciales, comerciales y de oficinas. Este tipo de rascacielos podría superar los 300 metros de altura, comenzando así a aprovechar la altura para almacenar cantidades significativas de energía.
Ventajas de la Altura: A Mayor Altura, Mayor Energía
Para almacenar energía utilizando la gravedad, cuanto más alto sea el edificio, mayor será la cantidad de energía potencial que se puede almacenar. Según Bill Baker, socio consultor en SOM y uno de los ingenieros estructurales detrás del Burj Khalifa, el rascacielos más alto del mundo, esta altura adicional permite que los bloques almacenen más energía cuando se elevan, que luego puede ser liberada cuando la electricidad es necesaria. «Si lo almaceno el doble de alto, obtengo el doble de energía», afirmó Baker.
Este enfoque no solo ayudaría a equilibrar la oferta y la demanda de electricidad, sino que también podría contribuir a reducir la huella de carbono de los propios rascacielos. Hoy en día, el sector de la construcción y los edificios es responsable de casi el 40% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Al permitir el uso de energía renovable almacenada, estos rascacielos podrían ayudar a compensar su impacto ambiental.
Desafíos y Viabilidad Económica
Aunque el concepto de rascacielos como baterías es prometedor, también enfrenta desafíos significativos, especialmente en términos de viabilidad económica. Dos expertos en almacenamiento de energía consultados por CNN cuestionaron si la economía de una batería de rascacielos podría funcionar, dado el espacio que se necesitaría para el almacenamiento de energía y los cambios estructurales necesarios para soportar el peso adicional. Sin embargo, tanto Energy Vault como SOM están seguros de que sus soluciones son viables comercialmente.
Energy Vault ya ha completado un proyecto en China, que, según ellos, es el primer sistema comercial de almacenamiento de energía por gravedad no basado en hidroeléctricas del mundo. Este edificio, de 150 metros de altura, tiene una capacidad de almacenamiento de 100 megavatios hora, pero no tiene espacio para inquilinos, ya que está diseñado exclusivamente para almacenar energía.
El Futuro del Almacenamiento de Energía en Rascacielos
Para alcanzar la meta global de cero emisiones netas para 2050, será necesario aumentar considerablemente la capacidad de almacenamiento de energía a escala de red, según la Agencia Internacional de la Energía. Las baterías de iones de litio, populares en vehículos eléctricos, no pueden resolver este problema por sí solas, ya que no pueden almacenar energía durante largos períodos. Aunque el almacenamiento de energía en rascacielos es solo una pieza del rompecabezas, podría ser una solución importante en combinación con otras tecnologías.
La construcción de rascacielos como baterías podría comenzar tan pronto como en 2026, si se superan los obstáculos actuales. Aunque este plazo podría ser optimista, la idea de agregar almacenamiento a un rascacielos importante es sólida en principio, según Thomas Boyes, analista del banco de inversión TD Cowen. Sin embargo, la planificación, los permisos y la financiación de estos desarrollos llevan años, y es probable que las torres de uso mixto con la tecnología de Energy Vault no aparezcan hasta la década de 2030.
El almacenamiento de energía en rascacielos es una idea que podría revolucionar la forma en que gestionamos la energía renovable en un futuro no muy lejano. A medida que el mundo busca soluciones para descarbonizar la economía, este enfoque innovador podría ofrecer una forma viable de almacenar grandes cantidades de energía en áreas urbanas densamente pobladas. Aunque aún queda un largo camino por recorrer, los rascacielos batería podrían ser una parte clave de un futuro más limpio y sostenible.