En las alturas de Puno, en la frontera entre Perú y Bolivia, los campesinos han rescatado una antigua técnica agrícola para enfrentar la crisis climática que azota la región: los Waru Waru. Estas estructuras, que se asemejan a enormes geoglifos circulares desde el cielo, son en realidad camellones prehispánicos que crean un microclima favorable para el desarrollo de los cultivos, mitigando el efecto desfavorable de las heladas.
Los Waru Waru, cuyo nombre quechua significa «camellón», son una invención del pasado que ha resurgido como una solución innovadora para los agricultores de las mesetas altoandinas de Puno. Consisten en plataformas rectangulares rodeadas de agua, que alcanzan hasta 100 metros de largo, entre 4 y 10 metros de ancho y una altura de un metro. Estas estructuras, construidas mediante la apertura de surcos en zonas inundables, permiten la siembra de papas nativas, quinua y otros cultivos esenciales para la dieta local.
El arqueólogo Velko Marusic destaca la habilidad de los pobladores prehispánicos para desarrollar esta tecnología, que aprovecha al máximo la capacidad hídrica de la región y los tiempos de inundación, como las lluvias. Aunque los orígenes de los Waru Waru se remontan a hace más de 2,000 años en la región aymara, fueron abandonados durante el Imperio Inca y redescubiertos recientemente como una respuesta efectiva al cambio climático y la variabilidad del clima.
En tiempos de sequía, como la experimentada en 2023, los Waru Waru permiten a los campesinos enfrentar el déficit hídrico y la escasez de alimentos, asegurando una buena producción agrícola y la subsistencia de las comunidades locales. Además, esta técnica ancestral no solo ayuda a combatir las heladas, sino que también fertiliza los suelos, genera microclimas y promueve la diversidad de fauna en la región.
Los Waru Waru representan un ejemplo inspirador de cómo rescatar y adaptar técnicas del pasado puede ofrecer soluciones efectivas frente a los desafíos del presente, demostrando el profundo conocimiento y la sabiduría ancestral de las comunidades campesinas de Puno.
Los Waru Waru emergen como un símbolo de resiliencia y adaptación frente a los desafíos del cambio climático en las alturas de Puno, Perú. Esta antigua técnica agrícola, rescatada por los campesinos de la región, no solo representa una solución práctica para mitigar los efectos adversos de las heladas y la sequía, sino que también refleja la profunda conexión entre el conocimiento ancestral y la sostenibilidad ambiental.
A lo largo de los siglos, los habitantes prehispánicos de las mesetas altoandinas demostraron una notable habilidad para comprender y aprovechar los recursos naturales de su entorno. Los Waru Waru, que se remontan a más de 2,000 años de antigüedad, son un testimonio vivo de esta sabiduría ancestral, que ha sido redescubierta y revitalizada en respuesta a los desafíos climáticos modernos.
La implementación de los Waru Waru en las comunidades de Puno ha permitido a los agricultores enfrentar la variabilidad del clima y asegurar la producción de cultivos vitales para su subsistencia. Esta técnica no solo protege las siembras de papas, quinua y cañihua de las heladas y la sequía, sino que también promueve la biodiversidad, fertiliza los suelos y genera microclimas favorables para el desarrollo de la vida vegetal y animal.
Además de su impacto práctico, los Waru Waru representan un ejemplo inspirador de cómo rescatar y adaptar conocimientos tradicionales puede ofrecer soluciones efectivas y sostenibles en un mundo afectado por el cambio climático. La resiliencia de las comunidades campesinas de Puno y su capacidad para aprovechar los recursos locales de manera inteligente y creativa son lecciones valiosas que merecen ser compartidas y celebradas a nivel global. En un momento de creciente conciencia sobre la importancia de la sostenibilidad y la preservación del medio ambiente, los Waru Waru nos recuerdan la importancia de honrar y aprender de las prácticas tradicionales arraigadas en la tierra y la cultura.