El acceso a internet de banda ancha se ha convertido en una necesidad esencial en el mundo moderno. Sin embargo, para millones de personas y empresas, especialmente en zonas rurales y remotas, esta conectividad se encuentra fuera de alcance debido a un fenómeno conocido como el “problema de la última milla”. Este término hace referencia a la dificultad de conectar al usuario final con la red troncal de internet debido a los costos, la geografía o la limitada densidad de usuarios en ciertas áreas. Ahora, una innovadora tecnología podría cambiar este panorama: la óptica de espacio libre (FSO, por sus siglas en inglés).
El desafío de la última milla: costoso y complejo
El tramo final de una red de banda ancha, que puede abarcar desde unos pocos cientos de metros hasta varios kilómetros, representa un desafío técnico y económico. En áreas urbanas, la densidad de usuarios hace que las inversiones en infraestructura, como cables de fibra óptica, sean más rentables. En cambio, en zonas rurales o de difícil acceso, estas inversiones se complican por el terreno accidentado, los altos costos y el escaso retorno financiero.
La solución tradicional, basada en el tendido de cables de fibra óptica, puede costar entre 250.000 y un millón de dólares para una sola conexión dedicada. Además, el proceso requiere permisos y puede extenderse durante meses. Esto hace que muchas comunidades queden desconectadas, perpetuando la brecha digital.
FSO: una promesa desde los años 60
La tecnología FSO, que utiliza láseres para transmitir datos a través del aire, fue introducida por la NASA en la década de 1960. A diferencia de las conexiones físicas, los sistemas FSO no requieren cables, lo que los convierte en una alternativa atractiva para superar los desafíos de la última milla. Sin embargo, durante décadas, esta tecnología enfrentó problemas que limitaron su adopción: condiciones climáticas adversas, turbulencias en el aire y la necesidad de una línea de visión directa y estable entre el emisor y el receptor.
Attochron: una nueva esperanza para la conectividad
La empresa estadounidense Attochron, fundada en 2002, ha dedicado más de dos décadas al desarrollo de una versión avanzada de la tecnología FSO. Tras superar numerosos obstáculos financieros y técnicos, la compañía afirma estar lista para llevar su producto al mercado. Su dispositivo insignia, el ALTIS-7, combina un transmisor y un receptor que, a simple vista, se asemejan a una cámara de seguridad.
El ALTIS-7 utiliza innovaciones clave que abordan las limitaciones históricas de la tecnología FSO. En lugar de un haz de luz continuo, emplea pulsos extremadamente cortos, lo que mejora la estabilidad frente a las perturbaciones del aire. Además, utiliza un espectro amplio de luz en lugar de uno estrecho, aumentando su capacidad para sortear obstáculos como la niebla, la lluvia o incluso los cambios mínimos de temperatura y humedad.
Rendimiento probado
Attochron ha realizado pruebas exitosas de su tecnología en colaboración con Lumen, una importante empresa de telecomunicaciones, y un minorista de la lista Fortune 200. Durante un ensayo de tres meses, la conexión láser alcanzó una distancia de 2,5 kilómetros y una velocidad de transferencia de datos de 1,25 gigabits por segundo (Gbps). Según la empresa, la velocidad máxima que puede lograr su sistema supera los 10 Gbps, comparable con las conexiones más rápidas por fibra óptica disponibles para empresas.
Costos y ventajas competitivas
Un paquete típico de hardware de Attochron tiene un costo estimado de 30.000 dólares, considerablemente más bajo que las alternativas basadas en fibra óptica. Además, el tiempo de instalación de un sistema FSO es significativamente menor, ya que puede completarse en cuestión de horas, en lugar de meses.
Otro beneficio crucial es que, a diferencia de las tecnologías que emplean espectro radioeléctrico, los sistemas FSO no requieren licencias ni están sujetos a regulaciones estrictas. Esto facilita su implementación en diversos entornos, desde zonas rurales hasta áreas con alta saturación del espectro, como aeropuertos o grandes ciudades.
Aplicaciones más allá de la última milla
Aunque el enfoque principal de Attochron es resolver el problema de la última milla para empresas y comunidades desconectadas, la tecnología tiene potencial en otros sectores. Por ejemplo, podría ser utilizada en aplicaciones militares donde la seguridad de los datos es crucial, ya que las señales láser son más difíciles de interceptar. También puede ser útil en situaciones donde la infraestructura de comunicación tradicional no es viable, como en desastres naturales o proyectos temporales.
Desafíos y críticas
A pesar de sus avances, la tecnología de Attochron enfrenta escepticismo por parte de algunos expertos. Según James Osborn, profesor de física en la Universidad de Durham, el uso de pulsos láser extremadamente cortos plantea desafíos técnicos. Aunque reconoce las ventajas en términos de seguridad y flexibilidad, cuestiona si las velocidades alcanzadas serán suficientes para competir con la fibra óptica en el largo plazo.
Por otro lado, Hazem Refai, catedrático de telecomunicaciones en la Universidad de Oklahoma, señala que la tecnología de Attochron representa una mejora significativa respecto a intentos anteriores. Sin embargo, destaca que su éxito dependerá de la capacidad de la empresa para superar las barreras técnicas y convencer al mercado de sus ventajas.
El futuro de la conectividad
Attochron no busca reemplazar a la fibra óptica ni a otras tecnologías de comunicación, sino complementarlas. Su CEO, Tom Chaffee, enfatiza que la FSO es una “tecnología facilitadora” diseñada para cerrar la brecha digital en lugares donde las soluciones tradicionales son inviables.
Con 60 patentes otorgadas y más de 200 en trámite, Attochron está posicionada como un actor clave en el desarrollo de la tecnología FSO. Su éxito podría marcar un punto de inflexión en la historia de las telecomunicaciones, llevando internet de alta velocidad a regiones desatendidas y ampliando las posibilidades de conectividad global.
El problema de la última milla ha sido una barrera persistente para la expansión de la banda ancha, pero tecnologías como la óptica de espacio libre ofrecen soluciones prometedoras. Attochron, con su enfoque innovador y más de 20 años de desarrollo, está liderando el camino hacia una nueva era de conectividad. Si logra superar los desafíos técnicos y ganar aceptación en el mercado, su tecnología podría transformar la manera en que el mundo se conecta, acercándonos un paso más hacia un futuro más interconectado.