Cruzar la calle en algunas ciudades de California se ha convertido recientemente en una experiencia insólita. Lejos de las señales sonoras habituales que ayudan a las personas con discapacidad visual, varios semáforos comenzaron a emitir mensajes irónicos con las voces clonadas de Elon Musk y Mark Zuckerberg. El fenómeno, reportado por usuarios en redes sociales como TikTok e Instagram, pronto se volvió viral y atrajo la atención de las autoridades locales y medios nacionales.
El estado de California confirmó que semáforos peatonales en ciudades como Palo Alto, Menlo Park y Redwood City fueron intervenidos por hackers que utilizaron inteligencia artificial para clonar las voces de los conocidos CEO de Tesla y Meta. Los mensajes, lejos de ser instructivos, eran sarcásticos, provocadores y a veces desconcertantes.
Frases que hicieron reír (y preocupar)
En uno de los clips más compartidos, una voz que imitaba a Musk decía:
“Hoy, soy Musk. ¿Quieres ser mi amigo? Te regalo un Cybertruck. ¡Te lo juro!”
Mientras que una voz con el tono de Zuckerberg afirmaba:
“Gracias por ayudarnos a hacer del mundo un lugar menos seguro para la comunidad LGBTQI+.”
Otro mensaje que llamó especialmente la atención fue uno donde la voz de Musk decía con un dejo de soledad:
“Supongo que dicen que el dinero no compra la felicidad… Dios sabe que lo he intentado. Pero puede comprar un Cybertruck, y eso es genial, ¿verdad?… Carajo, estoy tan solo.”
Y una supuesta voz de Zuckerberg sentenciaba:
“Es normal sentirse incómodo o incluso violado a medida que introducimos la IA en cada faceta de tu experiencia. Pero no hay nada que puedan hacer para detenerlo.”
Estas frases, reproducidas junto con la instrucción habitual de cruce, convirtieron la travesía por la calle en una mezcla entre comedia negra y experimento social.
Tecnología accesible, pero vulnerable
Los semáforos intervenidos no eran simples luces de tránsito. Estaban equipados con sistemas de voz diseñados para facilitar el cruce de personas con discapacidad visual, una tecnología que se ha implementado ampliamente en Estados Unidos para fomentar la accesibilidad.
Sin embargo, esta misma tecnología los convirtió en un blanco fácil para los ataques. Según reportes, los hackers no reemplazaron completamente las instrucciones de cruce, sino que añadieron las grabaciones manipuladas a las ya existentes. Esto resultó en una mezcla simultánea entre la señal útil y la burla tecnológica, lo cual ha generado inquietud entre especialistas en ciberseguridad.
¿Quién está detrás del hackeo?
Aunque hasta el momento no se ha identificado a los autores del ataque, la investigación sigue su curso. El primer medio en reportar la intervención fue Palo Alto Online, el cual señaló que el incidente habría ocurrido el viernes 11 de abril. Jennifer Yamaguma, subdirectora municipal de Redwood City, aseguró que las autoridades están “trabajando para resolver el problema lo más rápido posible”.
Por su parte, Meghan Horrigan-Taylor, portavoz de la ciudad de Palo Alto, confirmó que al menos 12 intersecciones del centro de la ciudad fueron afectadas. Como medida de precaución, se desactivaron las funciones de voz en los cruces peatonales hasta que se puedan reparar y asegurar.
¿Cómo se logró el ataque?
Aunque los detalles técnicos aún no se han revelado oficialmente, varios expertos sugieren que los hackers podrían haber accedido a los dispositivos mediante una vulnerabilidad en los sistemas conectados a la red, o a través de puertos de mantenimiento sin protección adecuada.
Los dispositivos comprometidos, según información publicada por TechCrunch, habrían sido fabricados por la empresa Polara, especializada en sistemas de cruce accesibles. Hasta el momento, la compañía no ha emitido ninguna declaración oficial respecto al incidente.
El humor como arma (y advertencia)
Este tipo de hackeo revela una nueva cara del ciberactivismo y el cibercrimen: el humor. A diferencia de ataques clásicos cuyo objetivo es el robo de datos o la interrupción de servicios críticos, en este caso se usó la inteligencia artificial para hacer una sátira de las figuras más emblemáticas del sector tecnológico.
Algunos usuarios en redes sociales lo han calificado como “la broma del año” o incluso como una “forma moderna de arte callejero”, pero las implicaciones van mucho más allá de lo gracioso. El incidente expone las fallas de seguridad en infraestructuras urbanas y el riesgo que supone el uso indiscriminado de tecnologías emergentes como la clonación de voz por IA.
Impacto en la opinión pública
Las voces clonadas de Musk y Zuckerberg no solo desataron carcajadas, sino también críticas hacia ambos empresarios. Muchos ven estas imitaciones como una sátira acertada de sus estilos de liderazgo, mientras que otros cuestionan el impacto negativo que tienen sus compañías en la privacidad, la democracia y la salud mental.
Los mensajes difundidos no fueron elegidos al azar: reflejan preocupaciones sociales reales —como la invasión de la inteligencia artificial en la vida diaria— y, en muchos casos, exponen los temores de los ciudadanos sobre la deshumanización digital.
¿Un precedente peligroso?
Aunque los mensajes difundidos en este caso pueden parecer inofensivos, sientan un precedente preocupante. ¿Qué pasaría si estos sistemas fueran manipulados con fines más graves? ¿Y si, en lugar de bromas, se difundieran instrucciones falsas en una emergencia?
Expertos en ciberseguridad advierten que este tipo de brechas debe tomarse en serio. La existencia de tecnologías como la clonación de voz por IA requiere nuevas normativas y mayores niveles de protección en los dispositivos públicos.
El hackeo de semáforos en California con voces de Elon Musk y Mark Zuckerberg ha sido un episodio que mezcla humor, crítica social y alerta tecnológica. Si bien muchos lo ven como una broma inofensiva, también deja en evidencia la vulnerabilidad de los sistemas urbanos y el poder creciente de la inteligencia artificial para alterar la realidad cotidiana.
A medida que avanza la investigación, queda claro que el incidente servirá como llamada de atención para gobiernos, empresas tecnológicas y ciudadanos, quienes deberán replantear el uso, el alcance y la seguridad de las herramientas digitales en la vida pública.