La Administración Estatal de Regulación del Mercado de China ha anunciado una investigación formal contra Google por presuntas violaciones a la Ley Antimonopolio del país asiático. La medida, aunque simbólica debido a la escasa presencia de Google en China, representa un nuevo capítulo en la creciente guerra comercial y tecnológica entre China y Estados Unidos.
Google en la mira de Pekín
Desde 2010, Google ha estado bloqueado en China, imposibilitando el acceso a su motor de búsqueda y a otros servicios clave como Gmail, Google Maps y Google Translate, salvo mediante redes privadas virtuales (VPN) de pago. A pesar de ello, la empresa mantiene lazos comerciales con fabricantes chinos de dispositivos móviles y desarrolladores de software que dependen de su sistema operativo Android.
La investigación de las autoridades chinas se centra en tres aspectos clave:
- El dominio de Android: Se analizarán las políticas que impone Google en relación con su sistema operativo móvil, usado ampliamente en teléfonos de fabricantes chinos.
- Prácticas publicitarias: China examinará el modelo de publicidad digital de Google para determinar si afecta injustamente a empresas chinas.
- Control del mercado de aplicaciones: Se investigará cómo Google influye en el ecosistema de aplicaciones y servicios móviles.
Si se demuestra que Google ha incurrido en prácticas anticompetitivas, Pekín podría imponer sanciones económicas y restricciones adicionales que dificulten aún más la relación de la compañía con los fabricantes chinos.
Contexto de la guerra comercial
La decisión de China de investigar a Google llega en un momento de máxima tensión entre ambas potencias. En paralelo, Estados Unidos ha intensificado su presión sobre empresas chinas, en especial sobre el gigante de redes sociales TikTok. El expresidente Donald Trump ordenó la imposición de gravámenes adicionales del 10 % a productos chinos, además de buscar un comprador estadounidense para TikTok, propiedad de ByteDance.
En respuesta, China anunció nuevos aranceles del 10 % al 15 % sobre productos estadounidenses como el petróleo crudo, el gas natural licuado (GNL) y ciertos automóviles. Además, el país asiático incluyó a PVH Group (propietario de Calvin Klein y Tommy Hilfiger) y a la empresa de biotecnología Illumina en su lista de «entidades no confiables», argumentando que han interrumpido transacciones comerciales con empresas chinas de manera injustificada.
Un precedente para futuras represalias
La investigación contra Google podría sentar un precedente para que China tome medidas similares contra otras compañías tecnológicas estadounidenses. El gobierno chino ya había mostrado su disposición a regular con mayor rigor la actividad de empresas extranjeras en su territorio, y este nuevo caso podría significar un endurecimiento de las regulaciones contra gigantes tecnológicos estadounidenses.
Michael Chen, analista del grupo Asia Group, señaló que «el gobierno chino está comenzando a ejercer presión directa sobre compañías estadounidenses como represalia por las acciones de la administración Trump, obligándolas a posicionarse en un bando». Esto pone en peligro la relación comercial de múltiples empresas tecnológicas con China, un mercado crucial para muchas de ellas.
Impacto en el sector tecnológico
El conflicto entre China y Estados Unidos ha tenido repercusiones significativas en el sector tecnológico. Desde la imposición de restricciones a Huawei hasta la prohibición de TikTok y WeChat en suelo estadounidense, la rivalidad entre ambos países ha alcanzado niveles sin precedentes.
Empresas como Apple, Microsoft y Qualcomm también podrían verse afectadas por las represalias chinas. Apple, por ejemplo, depende en gran medida de su cadena de suministro en China, y cualquier sanción podría afectar su producción y ventas en el país asiático.
Por otro lado, China ha avanzado en su estrategia de autosuficiencia tecnológica, promoviendo el desarrollo de su propio ecosistema digital con empresas como Huawei, Alibaba y Tencent. Estas firmas han crecido exponencialmente en los últimos años y han reducido su dependencia de tecnologías estadounidenses.
¿Qué sigue en la disputa tecnológica?
Las tensiones entre China y EE.UU. no muestran señales de disminuir. Con la entrada en vigor de los nuevos aranceles y las represalias comerciales, la relación entre ambos países seguirá marcada por la incertidumbre.
Es probable que China continúe utilizando medidas regulatorias y restricciones a las empresas estadounidenses como parte de su estrategia de respuesta ante las sanciones comerciales de Washington. Por su parte, Estados Unidos podría endurecer aún más su postura contra empresas chinas, restringiendo su acceso a mercados y tecnologías clave.
En este escenario, el papel de Google como un actor central en la economía digital global podría verse afectado. La empresa deberá enfrentar no solo las crecientes regulaciones en China, sino también la presión de las autoridades estadounidenses para reducir su dependencia de los mercados chinos.
La investigación antimonopolio contra Google en China representa una nueva escalada en la batalla comercial y tecnológica entre las dos mayores economías del mundo. Aunque la presencia de Google en el mercado chino es limitada, esta medida simboliza un endurecimiento de la postura de Pekín frente a las empresas estadounidenses. A medida que la disputa se intensifica, las consecuencias podrían extenderse a otros gigantes tecnológicos y redefinir el futuro de las relaciones comerciales entre China y EE.UU.