Maggie Smith, una de las actrices más icónicas y respetadas de Gran Bretaña, falleció el 27 de septiembre a los 89 años, dejando atrás un legado que abarca más de seis décadas de carrera. Su muerte ha provocado una oleada de homenajes por parte de colegas, políticos y fanáticos de todo el mundo, reconociendo su talento extraordinario, su agudo ingenio y su versatilidad tanto en la pantalla grande como en el teatro. Desde su aclamada interpretación de la profesora Minerva McGonagall en las películas de Harry Potter hasta su papel de Violet Crawley en Downton Abbey, la carrera de Dame Maggie ha sido tan diversa como impresionante.
Los inicios de una estrella
Nacida el 28 de diciembre de 1934 en Ilford, Essex, Maggie Smith mostró un talento innato para la actuación desde joven. Comenzó su carrera en los escenarios del teatro en la década de 1950 y rápidamente se ganó un lugar entre las mejores actrices de su generación.
Con el tiempo, su éxito en el teatro se trasladó al cine, donde su capacidad para dar vida a personajes complejos y matizados la hizo destacar. A lo largo de su carrera, ganó dos premios Oscar: el primero en 1970 por The Prime of Miss Jean Brodie y el segundo en 1979 por California Suite. A pesar de estos triunfos, Smith continuó demostrando humildad y discreción en su vida personal, lo que siempre la mantuvo alejada de los focos mediáticos.
Un tesoro nacional británico
La contribución de Maggie Smith al mundo del cine y la televisión fue reconocida oficialmente en 1989, cuando fue nombrada Dama de la Orden del Imperio Británico por la Reina Isabel II. Este título fue solo uno de los muchos honores que recibió a lo largo de su carrera. Además de sus dos premios Oscar, fue galardonada con cuatro premios Emmy, cinco premios BAFTA y tres Globos de Oro, consolidando su estatus como una de las intérpretes más destacadas del Reino Unido.
King Charles III se unió a los tributos a Dame Maggie, describiéndola como «un tesoro nacional» cuya «calidez e ingenio brillaban tanto dentro como fuera del escenario». El primer ministro británico también expresó su admiración, afirmando que su legado perdurará por generaciones.
La actriz no solo destacó por sus actuaciones, sino también por su carácter firme y a veces mordaz, lo que le ganó el respeto y la admiración de colegas como Miriam Margolyes, quien la describió como «la mejor de las mejores».
Un ícono intergeneracional
A pesar de haber iniciado su carrera en una época diferente, Dame Maggie Smith supo mantenerse relevante para nuevas generaciones de espectadores. Sus papeles en las franquicias de Harry Potter y Downton Abbey le dieron un lugar destacado en la cultura popular moderna, cautivando tanto a jóvenes como a adultos.
Daniel Radcliffe, quien compartió pantalla con ella en Harry Potter, la recordó con cariño: «Tenía un intelecto feroz, una lengua afilada y podía intimidarte y encantarte al mismo tiempo». Rupert Grint, su compañero en la saga del joven mago, también compartió un emotivo tributo, recordando la suerte que tuvo al haber compartido una escena de baile con ella. Emma Watson, por su parte, expresó que no fue hasta su adultez que comprendió el honor que había sido trabajar con una verdadera leyenda.
Violet Crawley y Minerva McGonagall: personajes inolvidables
Dos de los papeles más memorables de Maggie Smith fueron los de Violet Crawley, la condesa viuda de Downton Abbey, y Minerva McGonagall en Harry Potter. Ambos personajes compartían su agudo ingenio, su presencia imponente y su capacidad para emitir frases mordaces que rápidamente se convirtieron en las favoritas de los fans.
En Downton Abbey, Smith interpretó a la matriarca de la familia Crawley, una figura que, con su mordacidad y sabiduría, robaba escena en cada episodio. Hugh Bonneville, quien interpretó al conde de Grantham, afirmó: «Cualquiera que haya compartido una escena con Maggie puede dar fe de su aguda mirada, su ingenio afilado y su formidable talento».
Por otro lado, como la estricta pero justa profesora McGonagall, Dame Maggie ganó el cariño de una nueva generación de fanáticos. Su personaje en Harry Potter era conocido por su capacidad para mantener la disciplina, pero también por su gran corazón y su feroz lealtad a los estudiantes de Hogwarts. J.K. Rowling, autora de la saga, compartió su tristeza por la pérdida de Smith en su cuenta de X, diciendo: «De alguna manera pensé que viviría para siempre. Descanse en paz, dama Maggie Smith».
Un legado que trasciende el tiempo
La carrera de Maggie Smith fue tan vasta que abarcó desde el teatro shakesperiano hasta las superproducciones de Hollywood. En los años 60, fue nominada por primera vez al Oscar por su interpretación de Desdémona en Otelo, dirigida por Laurence Olivier. Su papel en Una habitación con vistas en 1986 le valió otra nominación al Oscar, y continuó con actuaciones memorables en películas como Té con Mussolini y El exótico Hotel Marigold.
Además de su éxito en la pantalla, Smith también brilló en el teatro, donde fue reconocida por su capacidad para interpretar tanto papeles cómicos como dramáticos. Harriet Walter, quien compartió escenario con ella, destacó su capacidad para hacer reír, pero también para tocar el corazón con interpretaciones profundamente conmovedoras.
Despedida de una leyenda
El fallecimiento de Dame Maggie Smith ha dejado un vacío en el mundo del entretenimiento que será difícil de llenar. Sus hijos, Toby Stephens y Chris Larkin, ambos también actores, emitieron un comunicado en el que agradecían el apoyo y los mensajes recibidos. «Deja atrás dos hijos y cinco nietos que están devastados por la pérdida de su extraordinaria madre y abuela», escribieron, añadiendo su agradecimiento al personal del hospital Chelsea y Westminster por su cuidado durante los últimos días de vida de Smith.
Maggie Smith fue una figura irrepetible. Su talento, su ingenio y su presencia en la pantalla la convirtieron en una de las actrices más queridas y respetadas del mundo. Aunque ya no esté con nosotros, su legado permanecerá vivo en las innumerables actuaciones que regaló al mundo y en el recuerdo de todos aquellos que tuvieron la suerte de verla en acción.