El 1 de mayo de 1945, un telegrama “muy secreto” de Joseph Goebbels estremeció al almirante Karl Dönitz: “El Führer murió ayer a las 15:30. El testamento del 29 de abril lo nombra a usted presidente del Reich”. En medio del colapso del Tercer Reich, Dönitz—un experto en guerra submarina que nunca fue político de alta cuna—se vio catapultado a la jefatura de un estado derrotado. Su breve mandato, la rendición incondicional y su posterior juicio en Núremberg dejaron una paradoja: un sucesor de Hitler que recibió apenas diez años de prisión y luego una pensión del gobierno alemán.
El telegrama de Goebbels y la sucesión inesperada
A las 12:30 del 1 de mayo de 1945, Goebbels envió al almirante Dönitz un despacho urgente: Hitler había muerto y Dönitz era ahora “President des Reichs” y jefe de gobierno. Goebbels, designado canciller, nunca vería la confirmación: horas después se suicidó junto a su familia. Martin Bormann jamás llegó con el testamento. Dönitz, sorprendido, asumiría un poder carcomido por el avance aliado, describiendo luego en sus memorias: “Me tomó completamente por sorpresa” .
¿Por qué no Göring ni Himmler?
Hitler había excluido a Hermann Göring tras un telegrama en el que Göring reclamaba el mando desde Berchtesgaden, invocando un decreto de 1941. Göring fue arrestado. Heinrich Himmler, antaño “el fiel Heinrich”, había intentado negociar con los Aliados, traicionando al Führer. Aquellas deserciones políticas inclinó la balanza hacia Dönitz: un profesional naval con lealtad demostrada y sin ambición política flagrante .
La carrera submarina y la “manada de lobos”
Dönitz sirvió en la Kaiserliche Marine en la Primera Guerra Mundial y abrazó la táctica del “Rudeltaktik” o manada de lobos: ataques coordinados de U‑Boots contra convoyes aliados. De 50 submarinos en 1939 pasó a 200 en 1943. Ese año, pese a hundir 3,1 millones de toneladas aliadas, las mejoras antisubmarinas de los Aliados revirtieron la balanza, forzando a Dönitz a suspender operaciones en mayo de 1943 .
El breve gobierno de Dönitz (mayo‑junio 1945)
Nombrado jefe del Reich, Dönitz intentó negociar rendiciones localizadas para salvar vidas. El 7 de mayo firmó la rendición incondicional en Reims; el 8 en Berlín anunció el fin de la guerra. Su radiomensaje del 1 de mayo buscó calma: “Nuestro Führer ha caído… asumo la dirección del pueblo alemán en esta hora fatídica” .
Núremberg: cargos, defensa y sentencia
En el Tribunal de Núremberg (nov 1945‑oct 1946), Dönitz fue juzgado como criminal de guerra y conspirador. Se le imputó uso de la guerra submarina indiscriminada y complicidad en crímenes nazis. Su defensa argumentó obediencia militar y ausencia de órdenes criminales directas. Condenado a 10 años, fue liberado en octubre de 1956 .
La polémica pensión y sus últimos años
Tras su liberación, la República Federal de Alemania le concedió una pensión como antiguo jefe de estado, provocando controversia. Vivió retirado en Aumühle hasta su muerte en 1980, recibiendo visitas de nostálgicos y biógrafos que rescataron su visión militar aunque condenaron su lealtad al nazismo.
Legado histórico y moral
Dönitz encarna la ambigüedad de un militar profesional que cumplió órdenes criminales y, al tiempo, buscó mitigar la catástrofe final. Su táctica naval marcó doctrina, pero su breve cancillerato no redimió su complicidad en la guerra submarina, que costó cientos de miles de vidas civiles y militares.
Lecciones de mando y rendición
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Obediencia vs. responsabilidad: la “obediencia debida” no exime de crímenes de guerra.
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Rendición humanitaria: Dönitz redujo el derramamiento de sangre al capitular rápidamente.
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Límites del profesionalismo: la pericia militar debe subordinarse a la ley internacional y la ética.
Comparativa histórica
Sucesor impuesto | Contexto | Duración | Juicio |
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Dönitz (1945) | Colapso nazi | 23 días | 10 años (Núremberg) |
Suetónio (AD 69) | Año de los cuatro emperadores | 3 meses | Ejecución tras conspiración |
Alonso de Castilla (1217) | Minoría de edad | Regencia | No aplicable |
Dönitz destaca por breve mandato y por ser civilmente juzgado.