El universo nunca deja de sorprendernos. Un reciente hallazgo astronómico ha puesto en el foco de atención al sistema estelar K2-360, ubicado a 750 años luz de la Tierra. Este descubrimiento, encabezado por investigadores del Centro de Astrobiología de Tokio y publicado en Scientific Reports, ha revelado la existencia de dos planetas con características extraordinarias: K2-360 b, una supertierra de densidad extrema, y su compañero exterior, K2-360 c.
Entre ambos, K2-360 b se roba el protagonismo, pues no solo es el planeta más denso conocido en su clase, sino también un fascinante laboratorio natural para estudiar la evolución planetaria en condiciones extremas.
K2-360 b: El Planeta de Plomo
K2-360 b se destaca por su densidad incomparable, comparable a la del plomo, y concentra una masa 7,7 veces mayor que la de la Tierra en un volumen apenas 1,6 veces superior. Este planeta completa una órbita alrededor de su estrella cada 21 horas, lo que lo clasifica como un planeta de período ultracorto, un tipo extremadamente raro en la galaxia.
Su densidad extrema sugiere una historia violenta: los investigadores creen que K2-360 b pudo ser originalmente un planeta más grande que perdió sus capas exteriores debido a la intensa radiación de su estrella anfitriona. Este fenómeno lo habría reducido a su núcleo desnudo, formado predominantemente por hierro, el cual constituye el 48% de su masa total.
John Livingston, autor principal del estudio, destaca que «esto lo convierte en el planeta más denso conocido entre los de período ultracorto». Además, las condiciones extremas en su órbita cercana implican que su superficie probablemente esté cubierta de magma, producto del calor abrasador que recibe de su estrella.
Un Sistema Multiplanetario Intrigante
El sistema K2-360 no solo cuenta con K2-360 b. Su compañero, K2-360 c, es un planeta masivo al menos 15 veces más grande que la Tierra que completa su órbita en 9,8 días. Aunque no transita frente a su estrella, lo que dificulta medir su tamaño exacto, su influencia gravitacional permitió a los científicos determinar su masa mínima.
La dinámica entre ambos planetas sugiere un intrincado proceso de formación y evolución. Los modelos computacionales indican que K2-360 c podría haber jugado un papel crucial en la migración de K2-360 b hacia su órbita actual. Este proceso, conocido como migración de alta excentricidad, implicaría interacciones gravitacionales que hicieron que la órbita de K2-360 b se tornara altamente elíptica antes de ser estabilizada cerca de la estrella por fuerzas de marea.
La Composición de K2-360 b: Más Supertierra que Supermercurio
Aunque la densidad extrema de K2-360 b podría sugerir una similitud con Mercurio, su composición lo acerca más a la Tierra. Según el equipo de investigación, los modelos basados en las abundancias químicas de su estrella indican que este planeta tiene una estructura rocosa con un núcleo de hierro rodeado por un manto sólido.
Mahesh Herath, coautor del estudio, señala que «entender planetas como este nos ayuda a reconstruir cómo se forman y evolucionan los planetas terrestres en diferentes condiciones a lo largo de la galaxia».
Implicaciones del Descubrimiento
El hallazgo de K2-360 b tiene implicaciones profundas para la comprensión de la formación y evolución de los sistemas planetarios en entornos extremos. Los planetas de período ultracorto, como este, son raros y plantean preguntas fascinantes sobre cómo llegan a ocupar órbitas tan cercanas a sus estrellas.
Además, la presencia de un compañero masivo como K2-360 c en el mismo sistema añade una capa de complejidad que desafía las teorías actuales sobre la migración planetaria.
Este descubrimiento también refuerza la importancia de utilizar múltiples herramientas y metodologías en la búsqueda y caracterización de exoplanetas. K2-360 b fue inicialmente detectado por la misión K2 de la NASA en 2016. Las observaciones de seguimiento con telescopios terrestres, incluidos los espectrógrafos HARPS y HARPS-N, permitieron confirmar su existencia y analizar su naturaleza.
Un Laboratorio para la Ciencia Planetaria
K2-360 representa un laboratorio natural único para estudiar cómo se forman y evolucionan los planetas terrestres en condiciones extremas. Este sistema, con su intrigante arquitectura y dinámicas orbitales, ofrece pistas sobre los procesos que moldean los mundos en nuestra galaxia.
Como señala Alessandro Trani, del Instituto Niels Bohr, «los modelos dinámicos que estudiamos muestran que estos sistemas planetarios son mucho más complejos de lo que imaginamos inicialmente».
El descubrimiento de K2-360 b no solo amplía el catálogo de exoplanetas conocidos, sino que también redefine nuestra comprensión de los planetas de período ultracorto y sus orígenes. Su densidad extrema, composición rica en hierro y órbita cercana lo convierten en un objeto de estudio fascinante y único.
En última instancia, K2-360 b es un recordatorio de que, a pesar de los avances en la exploración espacial, apenas estamos comenzando a comprender la diversidad y complejidad de los mundos que existen más allá de nuestro sistema solar. Este planeta y su compañero ofrecen una ventana a los procesos evolutivos que han dado forma a la galaxia, inspirando a los astrónomos a seguir mirando hacia las estrellas en busca de respuestas.