Un caso de estudio sobre el cambio climático
El cambio climático continúa teniendo un impacto devastador en diversas especies alrededor del mundo. En Estados Unidos, una de las víctimas más recientes de este fenómeno es el cactus de cayo Largo (Pilosocereus millspaughii), una especie única y autóctona de los Cayos de Florida. Esta planta, que alguna vez floreció en un entorno de manglares y suelos ricos en materia orgánica, ha sucumbido a las crecientes amenazas de las mareas altas, la intrusión de agua salada y las tormentas intensas, convirtiéndose en la primera especie en Estados Unidos en extinguirse debido a la subida del nivel del mar.
La historia del cactus de Cayo Largo
El cactus de cayo Largo fue descubierto por primera vez en 1992 en el Parque Estatal de Arrecifes de Coral John Pennekamp, donde alrededor de 150 individuos prosperaban en un pequeño afloramiento de piedra caliza rodeado de manglares. Sin embargo, en 2011, los investigadores comenzaron a notar signos alarmantes de deterioro en la población, un fenómeno que se agravó rápidamente en los años siguientes.
Las causas de la extinción
El principal factor que llevó a la extinción del cactus de cayo Largo en su hábitat natural fue la subida del nivel del mar, un efecto directo del cambio climático. Según un estudio publicado en el Journal of the Botanical Research Institute of Texas, las mareas excepcionalmente altas y las tormentas severas causaron la intrusión de agua salada en el suelo, erosionando la capa de materia orgánica necesaria para la supervivencia de estas plantas.
Jennifer Possley, directora de conservación regional en el Fairchild Tropical Botanic Garden y autora principal del estudio, señaló que el sitio original donde crecía el cactus tenía una capa distintiva de suelo y materia orgánica que permitía el crecimiento de esta y otras plantas. Sin embargo, el embate de las tormentas y las mareas altas erosionaron este material hasta que ya no quedó mucho.
Impacto de las mareas y tormentas
Las tormentas y las mareas altas no solo erosionaron el suelo, sino que también aumentaron la salinidad del entorno, creando un ambiente extremadamente estresante para las plantas. James Lange, coautor del estudio y botánico investigador en el Fairchild Tropical Botanic Garden, explicó que las plantas pueden tolerar el agua salada durante unos pocos días, pero cuando esta exposición se extiende por semanas o más, «sus estructuras no están preparadas para lidiar con ello porque ya no reciben agua dulce».
Además de los efectos directos del agua salada, los cactus de cayo Largo también enfrentaron el ataque de herbívoros. En 2015, los investigadores notaron que la mitad de la población de cactus había muerto, aparentemente debido a un ataque inusual de animales que, ante la escasez de agua dulce, se vieron obligados a consumir plantas suculentas como los cactus para obtener humedad.
Esfuerzos de conservación y rescate
Para 2021, solo quedaban unos pocos cactus en cayo Largo. Conscientes de que la población no sobreviviría, los investigadores decidieron retirar los ejemplares restantes del entorno natural para salvarlos. Los últimos cactus salvajes fueron removidos en 2023 y trasladados a invernaderos, donde se espera que puedan sobrevivir en condiciones controladas.
A pesar de estos esfuerzos de conservación, encontrar un hábitat adecuado para reintroducir el cactus de Cayo Largo en la naturaleza ha sido extremadamente difícil. Las condiciones cambiantes y la continua subida del nivel del mar hacen que los lugares que alguna vez fueron adecuados ahora sean inhóspitos para estas plantas.
Un indicio de lo que está por venir
La extinción del cactus de Cayo Largo es un indicio alarmante de lo que podría suceder con otras especies costeras de bajo perfil si no se toman medidas significativas para combatir el cambio climático. Según George Gann, coautor del estudio y director ejecutivo del Institute for Regional Conservation, «este es solo un ejemplo de lo que está sucediendo a docenas de especies, y la gente necesita entender que si no hacemos algo, esta pérdida solo va a acelerarse».
El aumento del nivel del mar proyectado para el final del siglo XXI, que podría alcanzar hasta siete pies en los Cayos de Florida, representa una amenaza existencial no solo para las plantas, sino también para la fauna local, que depende de estas plantas para obtener agua y alimento. La pérdida de biodiversidad en la región es una preocupación creciente, con más de una cuarta parte de las especies de plantas nativas en el sur de Florida amenazadas con la extinción regional.
El caso del cactus de Cayo Largo subraya la urgencia de abordar el cambio climático y proteger los hábitats naturales que aún quedan. La historia de esta planta es un recordatorio de que la biodiversidad y los ecosistemas están en un estado precario, y que la acción inmediata es crucial para evitar más extinciones. La comunidad científica y los conservacionistas continúan trabajando para salvar lo que queda, pero sin un esfuerzo global para mitigar el cambio climático, el futuro de muchas especies seguirá siendo incierto.