Más de dos décadas después de observar por primera vez a una misteriosa criatura gelatinosa y bioluminiscente en las profundidades del océano, investigadores del Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterey (MBARI) han revelado la existencia de una nueva especie de babosa marina: Bathydevius caudactylus. Este descubrimiento marca un hito en el estudio de los ecosistemas marinos profundos y abre nuevas puertas para entender los secretos de la llamada «zona de medianoche».
Un hallazgo que comenzó en el año 2000
En febrero del año 2000, durante una inmersión a 2.614 metros de profundidad en la bahía de Monterey, California, con un vehículo operado a distancia (ROV) llamado Tiburón, los científicos del MBARI notaron por primera vez una criatura peculiar. Este «molusco misterioso», como fue apodado inicialmente, desconcertó a los investigadores debido a su estructura única: una gran capucha gelatinosa en un extremo, una cola plana con proyecciones similares a dedos en el otro, y órganos internos de colores vibrantes.
A lo largo de más de 20 años, el equipo recopiló más de 150 avistamientos de esta criatura utilizando tecnología submarina avanzada. Finalmente, tras cuidadosos estudios anatómicos y genéticos, confirmaron que el «molusco misterioso» no solo era una nueva especie, sino también el primer nudibranquio conocido en habitar la columna de agua profunda.
La zona de medianoche: un hábitat extremo
Bathydevius caudactylus habita la zona batipelágica, también conocida como la «zona de medianoche». Este entorno abarca profundidades de entre 1.000 y 4.000 metros debajo de la superficie y es caracterizado por temperaturas gélidas, una oscuridad perpetua y una presión aplastante. Es en este desalentador ecosistema donde esta babosa marina ha desarrollado adaptaciones excepcionales para sobrevivir.
Características únicas de Bathydevius caudactylus
Bioluminiscencia como defensa
Una de las habilidades más impresionantes de esta babosa marina es su capacidad para emitir bioluminiscencia, un mecanismo que utiliza para disuadir y distraer a los depredadores. En una ocasión observada por los investigadores, Bathydevius caudactylus iluminó su cuerpo y luego desprendió una proyección similar a un dedo de su cola, que continuó brillando como señuelo mientras la babosa escapaba.
Steven Haddock, científico principal del MBARI, destacó el impacto de esta habilidad: “Cuando la filmamos brillando por primera vez, todo el equipo en la sala de control exclamó ‘¡Ooooh!’ al unísono. Fue una visión cautivadora”.
Un método de alimentación único
Mientras que la mayoría de las babosas marinas se alimentan utilizando una lengua áspera para raspar su comida del fondo marino, Bathydevius caudactylus emplea una estrategia completamente diferente. Su gran capucha gelatinosa actúa como una trampa para capturar pequeños crustáceos, similar al funcionamiento de una planta atrapamoscas Venus. Este método de alimentación es poco común en nudibranquios, pero se ha observado en otras especies de aguas profundas como medusas y anémonas.
Cuerpo transparente y movilidad
El cuerpo de esta babosa marina es translúcido, lo que le permite camuflarse en el agua abierta. Se desplaza flexionando su cuerpo hacia arriba y hacia abajo, nadando con movimientos gráciles o dejándose llevar por las corrientes marinas. Además, si se ve amenazada, puede cerrar rápidamente su capucha, impulsándose para escapar con movimientos similares al de una medusa.
El misterio del desove
Al igual que otros nudibranquios, Bathydevius caudactylus es hermafrodita, lo que significa que posee órganos sexuales masculinos y femeninos. Durante las investigaciones, los científicos observaron que estos animales descienden al fondo marino para liberar sus huevos, utilizando su pie musculoso para adherirse al sustrato fangoso. Este comportamiento sugiere que, a pesar de su vida pelágica, todavía mantienen una conexión con el lecho marino para completar su ciclo reproductivo.
Implicaciones del descubrimiento
El hallazgo de Bathydevius caudactylus no solo amplía nuestro conocimiento sobre la biodiversidad marina, sino que también resalta la importancia de explorar y comprender los hábitats más grandes y menos accesibles del planeta.
Bruce Robison, científico principal del MBARI, afirmó: “Nuestro descubrimiento es una nueva pieza del rompecabezas que puede ayudar a comprender mejor el hábitat más grande de la Tierra”. Este tipo de investigaciones también proporciona valiosa información sobre cómo los organismos marinos se adaptan a condiciones extremas, lo que podría tener aplicaciones en campos como la biotecnología y la conservación ambiental.
Un futuro prometedor para la exploración marina
El descubrimiento de Bathydevius caudactylus es solo un ejemplo del potencial que tiene la tecnología avanzada para desentrañar los misterios de los océanos. Las cámaras de alta resolución y los vehículos operados a distancia del MBARI han permitido capturar imágenes en color y observar comportamientos naturales que antes eran imposibles de documentar.
Además, este hallazgo sugiere que aún queda mucho por descubrir en las profundidades marinas. Aunque actualmente se ha registrado a esta especie desde Oregón hasta el sur de California, los investigadores sospechan que podría tener una distribución más amplia, posiblemente extendiéndose hasta la Fosa de las Marianas en el Pacífico occidental.
El descubrimiento de Bathydevius caudactylus es un recordatorio del vasto desconocido que representa el océano profundo. Este «molusco misterioso», con su bioluminiscencia deslumbrante, sus adaptaciones únicas y su papel en el ecosistema de la zona de medianoche, no solo fascina a los científicos, sino que también inspira a futuras generaciones de investigadores a explorar los secretos del océano.
El estudio de esta especie no solo nos brinda una mejor comprensión de la vida en condiciones extremas, sino que también nos acerca un paso más a comprender la increíble diversidad de nuestro planeta. A medida que la tecnología avanza, quién sabe qué otros enigmas esperan ser resueltos en las profundidades del océano.