Ir a una galería de arte para contemplar los dibujos de un gran escritor puede parecer inusual. Pero cuando se trata de Víctor Hugo, autor de Los Miserables y Nuestra Señora de París, cualquier creación suya despierta el interés: la posibilidad de vislumbrar su mundo interior resulta tan valiosa como un mito. Como admitió el propio Hugo en carta a su editor en 1862:
“Temo mucho que esas marcas aleatorias de mi pluma, arrojadas más o menos torpemente sobre el papel por un tipo que tiene muchas otras cosas que hacer, dejan de ser dibujos desde el mismo momento en que pretenden serlo”.
Al año siguiente, insistió en su modestia:
“Eso que la gente insiste en llamar mis dibujos no son más que cosas hechas en los márgenes o en las portadas de manuscritos durante horas de ensoñación casi inconsciente con lo que quedaba de tinta en mi pluma”.
Con esa imponente humildad describía Víctor Hugo su arte visual. Sin embargo, sus “garabatos” causan asombro. En esos márgenes—un espacio que, a ojos ajenos, podría parecer trivial—Hugo plasmó castillos imponentes, barcos naufragando, paisajes góticos y manchas abstractas que anticipan corrientes vanguardistas. Si hoy encontráramos sus dibujos sin atribución, serían un gran descubrimiento: técnicamente experimentales y emocionalmente cautivadores. Así lo señala la historiadora de arte Sarah Lea, curadora de la exposición “Cosas Asombrosas: los dibujos de Victor Hugo” en la Royal Academy de Londres:
“Experimentaba con la abstracción, y también era capaz de dibujar detalles increíblemente finos con la pluma. La aparente espontaneidad de algunas obras más abstractas es como la improvisación de un músico de jazz: sabe perder el control para generar un efecto sorprendente”.
Víctor Hugo: un gigante literario con facetas artísticas ocultas
Trayectoria literaria y dimensión política
Víctor Hugo (1802–1885) es universalmente recordado como novelista, poeta y dramaturgo. Autor de 10 novelas, 12 obras de teatro, 20 volúmenes de poesía y cientos de epístolas, Hugo fue, además, una voz política ineludible en la Francia del siglo XIX.
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Defensor de la abolición de la esclavitud, en 1848 marcó el camino.
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Luchó por los derechos de las mujeres y contra la pena de muerte.
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Se exilió en Guernsey (1851–1870) tras oponerse a Napoleón III.
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Mantuvo un romance de 50 años con la actriz Juliette Drouet.
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Smobilizaba su pluma literaria y figurativa: “nací para ser decorador”, llegó a decir.
La pintura como confesión íntima
Víctor Hugo procreó a menudo:
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Carcajadas de sus hijos al encontrar cariñosas caricaturas junto a la cama.
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Dibujos como obsequios a Juliette: horizontes que trascendían la prosa.
A pesar de su gran actividad literaria y política, encontraba tiempo para dibujar, produciendo cerca de 4 000 dibujos. Para Sarah Lea, esto revela:
“Era más que un pasatiempo, era una compulsión: un lugar al que ir cuando la escritura, la política o un dolor personal lo abrumaban”.
Su obra visual permaneció en su círculo íntimo hasta 1888, cuando se exhibió por primera vez, tres años tras su muerte.
Contexto y motivaciones: ¿por qué dibujaba en los márgenes?
Marginalia creativa
Hugo pintaba sobre
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Bordes de manuscritos: entre líneas que versaban sobre epopéyicas batallas.
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Portadas de cuadernos: antes de redactar páginas de prosa o poesía.
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Cartas de tinta escasa: aprovechaba cada gota restante para esbozar fantasías.
El propio autor jocosamente describía su labor:
“He hecho estas cosas en los márgenes o en las portadas de manuscritos durante horas de ensoñación casi inconsciente con lo que quedaba de tinta en mi pluma”.
Refugio emocional
Las tragedias familiares marcaron a Hugo:
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Perdió a su esposa Adèle en 1868.
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Murió en un manicomio su hija Leonor (1869).
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Solo sobrevivió a un hijo, Napoleón, quien falleció en 1879.
En medio de estos dolores, trazaba garabatos con una mezcla de consuelo y libertad, un oasis donde la tinta generaba universos:
“Para él, la página en blanco era un espacio libre para experimentar, sin pública pretensiones. No aspiraba a compartir sus dibujos más allá de su círculo más íntimo”.
El proceso creativo: tinta, pluma y horas de ensoñación
Tinta china y pluma de ave o metálica
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Hugo utilizaba tinta china desde mediados del siglo XIX.
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Empleaba plumas de ave (estilográficas primitivas) hasta evolucionar a plumas metálicas.
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Cuando la tinta escaseaba, el líquido remanente le bastaba para trazos finos, retorcidos o manchas líquidas.
Técnica de línea y mancha
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Líneas muy finas: delineaban castillos góticos, gárgolas imaginarias y ornamentaciones arquitectónicas.
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Manchas (tache): dejaba caer tinta en puntos estratégicos para crear efectos de sombra, textura o abstracción.
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A veces, golpeaba la pluma contra el papel para producir salpicaduras que evocaban lluvia o ceniza.
Estado de ensoñación
Dibujaba en momentos de:
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Espera: entre líneas de prosa, haciendo garabatos en cuadernos abiertos.
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Meditación: al caminar por el campo o en travesías en barco (recuérdese su exilio en Guernsey).
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Fatiga: después de largas jornadas de debate político o poesía.
Técnicas y estilos: del gótico al vanguardismo anticipado
Dibujo gótico y romántico
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Castillos solitarios: torres puntiagudas, almenas, muros medio derruidos.
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Paisajes melancólicos: árboles retorcidos, cielos tormentosos.
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Sombras densas mediante hachurado y cruces de líneas.
Esta vertiente refleja el espíritu romántico: confrontación de la naturaleza salvaje y el hombre.
Simbolismo y fantasía onírica
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Criaturas híbridas:
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Pez-escarbador con branquias y garras, surcado por remolinos.
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Hidras cuyas cabezas se confunden con remolinos de tinta.
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Paisajes fantásticos:
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Ciudades colgantes sobre acantilados imposibles.
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Ríos que desembocan en gargantas elaboradas.
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Experimentación abstracta: manchas y tache
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Tache: dibujar con gotas, salpicaduras y chorreados.
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Anticipa el automatismo surrealista de los años 1920:
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Breton lo aclamó en 1924:
“Hugo es surrealista cuando no es estúpido.”
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Manchas evocan formas que emergen de la tinta:
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Cabezas espectrales, rostros velados, siluetas de castillos emergentes.
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Son introspecciones del subconsciente, “un preludio del dibujo automático”.
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Temáticas predominantes en los dibujos
Alusiones arquitectónicas
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Castillos y fortalezas:
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Torres góticas con almenas.
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Portones medio derruidos, puentes levadizos.
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Reminiscencias a Piranesi y Goya, como observó Théophile Gautier.
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Ciudades en ruinas:
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Columnas caídas, escaleras rotas, balcones abiertos a la nada.
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Contraste de luces y sombras evocan la fugacidad de las civilizaciones.
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Nautica y barcos
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Buques encallados: mástiles rotos, redes destrozadas, cascarones de madera sumergidos.
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Embarcaciones al vaivén:
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Barcos de vela “a merced de las olas”, con velamen rasgado.
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Carabela solitaria contra un mar tormentoso.
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Paisajes oníricos y monstruos
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Árboles retorcidos en penumbra, cuyas ramas se parecen a manos que emergen del suelo.
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Criaturas marinas y terrestres híbridas:
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Tiburones con tentáculos, caballos con cabeza de león, quimeras que se deslizan por la tinta.
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Formas alegóricas: representaciones de la muerte y la locura, ríos que fluyen como serpientes.
Abstracción y manchas poéticas
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Tache pura:
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Rocas volcánicas abstractas.
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Olas de tinta que recuerdan el cosmos.
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Espejos de tinta:
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Formaciones simétricas, parecidas a Rorschach, que permiten múltiples interpretaciones.
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Precursoras de la pintura automática, usadas por Max Ernst y Salvador Dalí.
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Recepción en vida y post mortem: de Delacroix a Van Gogh
Reconocimiento entre contemporáneos
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Eugène Delacroix (1828–1863), máximo exponente del romanticismo pictórico, admiró a Hugo. Tras ver dibujos suyos dijo:
“Si Víctor Hugo fuera pintor en lugar de escritor, habría sido uno de los más grandes del siglo”.
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Théophile Gautier, poeta y crítico en el Salón de París de 1859:
“En sus dibujos a tinta china se ve una imaginación magnífica que fluye como misterio en el cielo”. Lo consideró un paisajista supremo en prosa.
Redescubrimiento póstumo
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Primera exposición: París, 1888, tres años tras la muerte de Hugo (1885).
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Siglo XX:
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Principios: admiración de movimientos vanguardistas.
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1924: André Breton lo glorificó en el “Primer Manifiesto Surrealista”.
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Max Ernst coleccionó grabados de Hugo y los exhibió junto a sus propios collages.
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Van Gogh como epítome del legado
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En agosto de 1890, Vincent van Gogh escribió a su hermano Theo:
“Hoy vi un volumen de dibujos de Víctor Hugo y quedé deslumbrado. Me recordaron a las estampas góticas mezcladas con fantasías de un sueño febril”.
Van Gogh y Hugo jamás se conocieron, pero compartían la creencia en la afinidad creativa entre escritura y dibujo. Para ambos, el boceto era un espacio de experimentación libre, sin las ataduras del público.
Exposiciones y preservación: retos de exhibir obras frágiles
Fragilidad de la tinta en papel
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Tinta china y pluma antigua: la calidad del papel del siglo XIX es frágil, propenso a amarillear y romperse.
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Sensibilidad a la luz: los trazos se desvanecen con la exposición prolongada a rayos UV.
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Humedad y pliegues: las obras dibujadas en márgenes suelen tener dobleces, rasgaduras y manchas accidentales.
Conferencia “Cosas Asombrosas” (Royal Academy, Londres, 2024)
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70 dibujos expuestos durante tres meses en la Royal Academy.
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Se emplearon vitrinas con vidrio filtrante UV y control climático (45 % de humedad, 19 °C).
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Rotación constante: cada semana se reemplazaba un 15 % de las piezas para preservar la tinta.
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Descripciones interactivas: pantallas táctiles donde los visitantes ampliaban los detalles con lupa digital.
Proyectos de conservación
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Escaneos de alta resolución a 6 000 dpi, permitiendo archivar cada trazo.
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Restauración mínima: sólo se reforzaron bordes con papel japonés.
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Reproducciones digitales: impresiones facsimilares para exposiciones itinerantes, preservando los originales en galerías oscuras.
Influencia en el arte posterior: de surrealistas a contemporáneos
Surrealismo y vanguardias
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André Breton (1924) incluyó a Hugo en su manifiesto, citando su capacidad de “poesía visual”.
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Max Ernst (1891–1976):
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Coleccionó grabados de Hugo.
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Su método de “frottage” (frotar con lápiz sobre superficies para texturas) se inspira en las manchas de Hugo.
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Salvador Dalí (1904–1989):
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Mencionó a Hugo como precursor de la “imagen psiquedélica”.
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Arte contemporáneo
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Antony Gormley (n. 1950): estatuas de cuerpo humano en posición contemplativa, evocan la soledad de los personajes de Hugo.
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Tacita Dean (n. 1965): videoartista británica, incorpora imágenes de tinta que recuerdan los “tache” hugonianos en sus loop films.
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Raymond Pettibon (n. 1957): historietista y artista gráfico, confiesa beber tinta de la misma caligrafía caótica que Hugo, presentando secuencias de balas, bahías y ruinas psicodélicas.
Análisis de piezas clave: 7 dibujos que marcan hitos
A continuación, siete obras representativas que ilustran la evolución y maestría de Hugo como artista gráfico:
“Castillo en ruinas” (ca. 1845)
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Técnica: pluma fina y hachurado intenso.
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Descripción: torre semidestruida, almenas fracturadas, una puerta interior abierta a la nada.
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Análisis: muestra la melancolía romántica, la fugacidad de los imperios y el contraste de luz y sombra.
“Barco en tempestad” (ca. 1850)
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Técnica: líneas dinámicas, olas con puntillismo de tinta.
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Descripción: un navío de tres palos, velamen rasgado, lucha contra olas que emergen como tentáculos.
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Análisis: reflejo de su pasión por los viajes y metáfora de la lucha humana frente al destino.
“Caricatura para sus hijos” (ca. 1855)
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Técnica: trazos ligeros y expresivos, líneas simplificadas.
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Descripción: monigotes jugando, animales danzando alrededor de un castillo de juguete.
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Análisis: muestra la ternura de Hugo hacia sus hijos, un guiño humorístico antes de adentrarse en tragedias personales.
“Criptas góticas” (ca. 1860)
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Técnica: tinta negra profunda, diagonales marcadas.
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Descripción: bóvedas retorcidas, pilares inclinados, puertas con arcadas apuntadas.
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Análisis: la influencia de Piranesi, anticipación de la estética del horror gótico en Edgar Allan Poe.
“Manchas del subconsciente” (ca. 1865)
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Técnica: gotas de tinta sobre papel, formas simétricas.
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Descripción: manchas que sugieren rostros fantasmales y contornos de bestias.
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Análisis: precursor del dibujo automático; canaliza el inconsciente, como si las formas emergieran solas.
“Ciudades en el aire” (ca. 1870)
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Técnica: trazos finos en altura, perspectiva forzada.
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Descripción: estructuras flotantes sostenidas por nubes, puentes levadizos suspendidos en vacíos.
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Análisis: fantasía utópica; reflejo de su interés en la urbanización y la imaginación romántica.
“Mar Abstruso” (ca. 1875)
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Técnica: líneas fluidas, ténues sombreados, espacios en blanco deliberados.
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Descripción: olas de tinta que se retuercen, creando un remolino casi hipnótico.
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Análisis: síntesis de abstracción y poder simbólico del mar como fuerza primigenia.
Conclusión: el legado inesperado de Hugo como artista gráfico
Una dimensión olvidada resurge
Víctor Hugo no sólo legó clásicos literarios; también dejó un corpus gráfico de miles de dibujos, mayormente ignorados hasta fines del siglo XIX. La visibilidad de estas obras en exposiciones como “Cosas Asombrosas” rescata un legado artístico que ampliaba la noción de su genio.
El valor de lo marginal
Dibujar en márgenes fue, para Hugo, un acto de libertad: un espacio sin censura ni expectativa pública. Esa espontaneidad, vista hoy en imponentes castillos, caprichosas manchas y criaturas fantásticas, demuestra que un artista no requiere de lienzos formales para desafiar la realidad y sembrar asombro.
Relectura de un romántico vanguardista
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Delacroix y Goya en su clasicismo romántico.
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Piranesi en la arquitectura gótica.
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Surrealismo y dadaísmo gracias a sus manchas, anticipando el dibujo automático de Breton y Ernst.
Víctor Hugo emergió como un predecesor vanguardista: sus dibujos se adaptan a múltiples corrientes—romaticismo, simbolismo y abstracción—sin encajar en un solo “ismo”. Forman la tradición de artistas irreverentes, más interesados en el impacto visual que en la clasificación académica.
Reflexión final
Por más modestos que él los llamara, los “marcados aleatorios de tinta” en las esquinas de sus manuscritos confirman que Víctor Hugo era, ante todo, un creador compulsivo, cuya imaginación se extendía más allá de la prosa. Nos legó un universo gráfico que, a día de hoy, sigue asombrando, inspirando y recordándonos que un escritor puede ser también un pintor mayor.