Un equipo internacional de geocientíficos ha identificado una capa de magma hasta ahora desconocida bajo el Parque Nacional Yellowstone. Este hallazgo, publicado en Geophysical Research Letters, revela un reservorio intermedio de roca fundida que funciona como una válvula de liberación de presión para el supervolcán. Comprender su estructura y dinámica mejora drásticamente nuestra evaluación del riesgo eruptivo y aportará pistas clave para la vigilancia volcánica.
Contexto: Yellowstone, un supervolcán vigilado
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Yellowstone se asienta sobre un punto caliente mantélico, alimentando un sistema volcánico activo de 100 × 70 km.
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Ha tenido tres megaerupciones hace 2.1, 1.3 y 0.64 millones de años.
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Su caldera y la extensa actividad de géiseres y fuentes termales evidencian un reservorio magmático persistente.
Vigilar su evolución es crucial: una erupción mayor tendría impactos climáticos y sociales globales.
El descubrimiento: una “tapa” de magma intermedia
Técnica de imagen sísmica
Usando tomografía sísmica 3D y redes de sismómetros distribuidos entre 2015–2022, los científicos mapearon la velocidad de ondas P y S.
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Las zonas de magma muestran bajas velocidades sísmicas.
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Detectaron, además del reservorio profundo (> 15 km) y la cámara somera (2–5 km), una zona intermedia de 5–15 km con 10–20 % de fusión parciales.
Función de la capa intermedia
Apodada “magma lens” (lente de magma), actúa como:
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Válvula de alivio: absorbe pulsos de magma ascendente, modulando presión.
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Reservorio buffer: tempera la inyección hacia la cámara somera, reduciendo posibilidad de erupción explosiva repentina.
“Es como un amortiguador natural que libera gradualmente la presión del sistema”, explica Nick Valencia (CNN) .
Implicaciones para el riesgo eruptivo
Aspecto | Sin “magma lens” | Con “magma lens” |
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Acumulación de presión | Rápida | Disipada parcialmente |
Frecuencia de sismicidad | Alta repentina | Distribuida en pulsos menores |
Posibilidad de megaerupción | Elevada ante remobilización | Moderada por amortiguación |
La capa media atenúa la transferencia de magma caliente, disminuyendo la probabilidad de un evento catastrófico en el corto plazo.
Comparación con otros sistemas volcánicos
Reservorios intermedios se han identificado en:
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Campi Flegrei (Italia)
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Caldera Taupo (Nueva Zealandia)
En Yellowstone, la lente es particularmente extensa, reflejo de su enorme sistema magmático.
Vigilia sísmica y monitoreo futuro
Este descubrimiento impulsa a:
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Refinar modelos de alerta temprana incorporando la lente intermedia.
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Instalar más sismómetros y estaciones GPS para seguir deformación y flujo de fluidos.
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Estudios geoquímicos de gases termales para detectar aportes de la lente.
La USGS y el Instituto de Geofísica de la Universidad de Utah coordinarán la vigilancia.
Conclusión:
El descubrimiento de esta “lente de magma” intermedia bajo Yellowstone no es un hallazgo menor ni un simple ajuste a los modelos existentes: representa un cambio de paradigma en nuestra forma de entender la dinámica interna de uno de los sistemas volcánicos más poderosos y complejos del planeta.
Durante décadas, los científicos habían identificado dos grandes reservorios magmáticos: uno profundo, a más de 15 km de profundidad, que funciona como la fuente principal de roca fundida; y otro somero, a 2–5 km, responsable de alimentar la extensa red de fuentes termales, géiseres y deformaciones superficiales que hacen de Yellowstone un laboratorio geológico único. La adición de un tercer elemento —esta cámara intermedia a 5–15 km— convierte al sistema en un engranaje de tres niveles, en el que la presión y el calor se transmiten de manera escalonada, y no de golpe.
Este “amortiguador” natural desempeña un doble papel. Por un lado, absorbe y atenúa los pulsos de magma ascendente, liberando tensión de forma gradual y reduciendo la probabilidad de una erupción explosiva súbita. Por otro, funciona como un depósito buffer que almacena magma temporalmente, modulando la tasa de inyección hacia la cámara somera. En términos prácticos, la lente intermedia extiende el tiempo de reacción del sistema volcánico, ofreciendo a los científicos una mayor ventana para detectar cambios críticos y emitir alertas.