En el corazón del desierto del norte de Chile, un ambicioso proyecto astronómico ha desatado una controversia internacional que trasciende la ciencia. El Transient Object Monitoring (TOM), una colaboración entre China y la Universidad Católica del Norte, busca revolucionar la observación de fenómenos celestes transitorios. Sin embargo, este proyecto se ha convertido en el epicentro de una disputa geopolítica.
El embajador chino en Chile, Niu Quinjbao, ha acusado a Estados Unidos de interferir para detener su avance, mientras que Washington alega preocupaciones sobre posibles usos militares. En medio de este enfrentamiento, el gobierno chileno evalúa la legalidad del acuerdo, atrapado entre intereses científicos y presiones diplomáticas. Este artículo explora los detalles del proyecto TOM, las acusaciones cruzadas y las implicaciones más amplias para Chile y América Latina.
El Proyecto TOM: Un Vistazo a su Propósito y Alcance
El proyecto TOM tiene como objetivo principal monitorear eventos astronómicos transitorios, como supernovas, asteroides y cometas, desde el norte de Chile, una de las regiones más privilegiadas del mundo para la astronomía gracias a sus cielos despejados y condiciones atmosféricas únicas. Esta iniciativa, desarrollada entre la Universidad Católica del Norte y entidades científicas chinas, utiliza telescopios de alta sensibilidad para capturar fenómenos celestes en tiempo real, ofreciendo datos cruciales para comprender la dinámica del universo.
Iniciado formalmente en 2018 y respaldado por un financiamiento chino superior a los 80 millones de dólares, TOM representa un paso significativo en la cooperación científica internacional. En 2024, ambas partes firmaron un acuerdo de colaboración, y ese mismo año se comenzó a construir el camino de acceso tras obtener las autorizaciones necesarias. Para enero de este año, la excavación del camino estaba completa y algunos equipos ya habían llegado a Chile. Este esfuerzo no solo promete avances científicos, sino también la formación de talento local en astrofísica y tecnología espacial.
Acusaciones de Interferencia: La Perspectiva China
El embajador chino en Chile, Niu Quinjbao, ha denunciado públicamente lo que considera una campaña de interferencia por parte de Estados Unidos. En una reciente rueda de prensa en la embajada china en Santiago, Quinjbao afirmó que Washington está difundiendo desinformación y presionando a Chile para que abandone el proyecto. Según el diplomático, Estados Unidos obstaculiza el derecho soberano de Chile a elegir sus socios internacionales y utiliza tácticas para frenar el desarrollo del TOM.
China sostiene que el proyecto cumple con los mismos estándares científicos y de transparencia que otros observatorios en Chile, como los operados por Estados Unidos y la Unión Europea. Quinjbao destacó que TOM es una iniciativa «abierta a todos los países» y rechazó las acusaciones de secretismo, instando al gobierno chileno a respetar los acuerdos firmados desde 2016, amparados por un memorando de entendimiento bilateral. «La ciencia no puede ser rehén de intereses políticos», afirmó, calificando las acciones estadounidenses como un intento de hegemonía disfrazado de preocupación.
Preocupaciones de Estados Unidos: ¿Fundadas o Infundadas?
Estados Unidos, por su parte, ha expresado serias dudas sobre las intenciones detrás del proyecto TOM. Brandon Judd, jefe de la Oficina de Tecnología y Seguridad del Departamento de Estado, ha sugerido que el telescopio podría tener aplicaciones estratégicas más allá de la investigación científica, beneficiando potencialmente al programa espacial militar de China. Esta postura, difundida a través de la embajada estadounidense y documentos internos, ha intensificado las tensiones en torno al proyecto.
China ha respondido con vehemencia, señalando que Estados Unidos opera proyectos similares en Chile, como el telescopio LSST, sin enfrentar el mismo nivel de escrutinio. «¿Si TOM es sospechoso, por qué no lo son los proyectos estadounidenses?», cuestionó Quinjbao, insinuando que si se aplicaran los mismos estándares, se podría sospechar de operaciones militares encubiertas por parte de Washington. Esta réplica subraya la percepción china de que las críticas de EE.UU. son más un movimiento geopolítico que una preocupación legítima por la seguridad.
La Respuesta del Gobierno Chileno: Entre la Ciencia y la Política
El gobierno chileno se encuentra en una encrucijada. La cancillería emitió recientemente un comunicado indicando que está revisando la viabilidad y legalidad del acuerdo entre la Universidad Católica del Norte y China. Según el Ministerio de Relaciones Exteriores, el hecho de que el convenio involucre a una universidad privada plantea interrogantes legales. La normativa chilena estipula que los acuerdos internacionales en materia astronómica deben seguir dos rutas: negociaciones estado a estado o canalizarse a través de la Universidad de Chile, una entidad pública autorizada para tales fines.
Esta revisión ha generado fricciones. China presiona para que se eliminen las «interferencias externas» y se apruebe el proyecto rápidamente, mientras que las autoridades chilenas buscan claridad sobre el alcance del acuerdo. Quinjbao ha cuestionado la base legal de estas restricciones, preguntando qué ley prohíbe explícitamente a las universidades privadas establecer convenios bilaterales en astronomía. Este debate pone a Chile en una posición delicada, equilibrando su tradición como líder en investigación astronómica con las demandas de dos superpotencias.
Implicaciones Geopolíticas: América Latina en el Centro del Debate
El proyecto TOM trasciende la astronomía y se inserta en un contexto geopolítico más amplio. China ha incrementado su presencia en América Latina, invirtiendo en ciencia, infraestructura y comercio como parte de su estrategia global. El TOM es un ejemplo de esta cooperación tecnológica, que busca fortalecer lazos con países soberanos de la región. Sin embargo, Estados Unidos interpreta esta expansión como una amenaza a su influencia tradicional, evocando ecos de la Doctrina Monroe en un intento por contener el avance chino.
Chile, con su posición estratégica y su reputación como polo astronómico mundial, se ha convertido en un campo de batalla simbólico. La disputa por el TOM refleja cómo la ciencia y la tecnología se han transformado en herramientas de poder en la rivalidad entre superpotencias. Para América Latina, este caso plantea preguntas sobre cómo navegar las relaciones con China y EE.UU. sin sacrificar su autonomía.
El proyecto Transient Object Monitoring en Chile es mucho más que un telescopio; es un reflejo de las tensiones geopolíticas del siglo XXI. Mientras China defiende su derecho a colaborar científicamente con América Latina, Estados Unidos busca preservar su esfera de influencia, utilizando argumentos de seguridad que Pekín considera hipócritas. El gobierno chileno, atrapado entre ambos, enfrenta el desafío de proteger sus intereses nacionales sin alienar a ninguno de los dos gigantes. En este escenario, la ciencia se convierte en un terreno de disputa, demostrando que incluso las estrellas pueden ser objeto de batallas terrenales. ¿Avanzará el TOM como un símbolo de cooperación internacional, o quedará como otra víctima de la política global? El tiempo lo dirá.