El hombre que arroja botellas llenas de arroz al mar desde Corea del Sur para salvar vidas en Corea del Norte
En un mundo lleno de innumerables esfuerzos humanitarios, pocos son tan únicos y persistentes como la misión emprendida por Park Jung-oh, un desertor norcoreano que ahora vive en Corea del Sur. Durante casi una década, Park ha estado arrojando al mar botellas llenas de arroz, unidades USB y billetes de un dólar, con la esperanza de que lleguen a las costas de Corea del Norte y brinden algún alivio a sus ciudadanos. Este artículo profundiza en la extraordinaria misión de Park, sus motivaciones, los desafíos que enfrenta y las implicaciones más amplias de su trabajo.
La génesis de una misión inusual
El viaje de Park Jung-oh comenzó hace 26 años cuando desertó de Corea del Norte junto con su familia. Su padre, un ex espía norcoreano, decidió huir al Sur, lo que llevó al régimen a lanzar una campaña de difamación contra ellos. Los recuerdos de Park sobre Corea del Norte están llenos de imágenes de hambruna y sufrimiento, que impactaron profundamente su visión del mundo y encendieron su pasión por ayudar a quienes dejó atrás.
En 2015, impulsados por el deseo de aliviar el sufrimiento de los norcoreanos, Park y su esposa fundaron Keun Saem, una organización dedicada al envío de suministros a Corea del Norte. Su método era poco convencional pero efectivo: colocaban arroz, unidades USB y billetes de un dólar
en botellas de plástico y los arrojaban al mar, con la esperanza de que las mareas los llevaran a las costas de Corea del Norte.

Las Botellas: Contenidos y Simbolismo
Las botellas que Park arroja al mar contienen algo más que arroz. Cada botella es un paquete cuidadosamente elaborado de esperanza y resistencia. Por lo general, incluyen alrededor de 1,5 kilogramos de arroz, una unidad USB cargada con medios surcoreanos y, a veces, incluso un billete de un dólar. Durante la pandemia, Park también añadió analgésicos y mascarillas a los frascos, atendiendo las necesidades médicas urgentes en Corea del Norte.
Las unidades USB son particularmente importantes. Contienen canciones de K-pop, dramas coreanos, vídeos que comparan las dos Coreas y copias de la Biblia. Estos materiales están destinados a brindar entretenimiento, educación y una visión de la vida fuera del régimen opresivo de Corea del Norte. Park espera que este contenido inspire a los norcoreanos a cuestionar la narrativa de su gobierno y buscar una vida mejor.
La ciencia detrás de la misión
Lanzar botellas al mar puede parecer una tarea caprichosa, pero se basa en una planificación meticulosa y una comprensión científica. Park y su equipo estudiaron exhaustivamente las mareas y consultaron con el Instituto Coreano de Ciencia y Tecnología Oceánicas y con los pescadores locales para determinar los mejores momentos para lanzar sus botellas. El objetivo es maximizar las posibilidades de que las botellas lleguen a Corea del Norte de forma rápida y eficiente.
En los días en que las mareas son favorables, las botellas tardan unas cuatro horas en viajar desde la costa de Corea del Sur hasta Corea del Norte. La dedicación de Park a este aspecto de su misión es un testimonio de su compromiso y la seriedad con la que aborda este esfuerzo humanitario.

Retos y controversias
La misión de Park no ha estado exenta de desafíos. En 2020, el gobierno de Corea del Sur, encabezado por el liberal Moon Jae-in, aprobó una ley que prohíbe el envío de materiales de propaganda contra Corea del Norte a través de la frontera. Esta ley aparentemente tenía como objetivo mantener la estabilidad y la seguridad, pero los críticos acusaron al gobierno de apaciguar al régimen norcoreano. La ley contemplaba penas de prisión para quienes la violaran, poniendo en riesgo la misión de Park.
A pesar de este obstáculo legal, Park continuó trabajando con él, aunque de forma más encubierta. Él y su esposa enviaron botellas en secreto durante la pandemia, impulsados por la urgente necesidad de suministros médicos en Corea del Norte. La resiliencia de Park frente a los desafíos legales y logísticos subraya su inquebrantable dedicación a su causa.

Impacto en las vidas de Corea del Norte
El impacto de las botellas de Park en la vida de los norcoreanos es difícil de cuantificar, pero existen numerosas anécdotas que sugieren que marcan una diferencia significativa. Park recibió comentarios de norcoreanos que encontraron las botellas y se beneficiaron de su contenido. Una mujer, que inicialmente sospechó del arroz, lo probó en su perro antes de consumirlo ella misma y finalmente venderlo para obtener ganancias. Otra familia de nueve personas atribuyó a las botellas de Park el mérito de haberles ayudado a sobrevivir y, finalmente, desertar a Corea del Sur.
Estas historias resaltan el potencial de la misión de Park no sólo para brindar alivio inmediato sino también para inspirar esperanza y alentar la deserción. El arroz sostiene, las unidades USB informan y los billetes de un dólar proporcionan un medio de intercambio financiero, todo lo cual contribuye a un impacto pequeño pero significativo en las vidas de los norcoreanos.
El panorama humanitario y las perspectivas futuras
La misión de Park es parte de un panorama más amplio de esfuerzos humanitarios dirigidos a Corea del Norte. Organizaciones de todo el mundo están trabajando para proporcionar alimentos, suministros médicos e información a los norcoreanos, que a menudo enfrentan
riesgos y desafíos posibles. El enfoque único de Park, que aprovecha el poder de las mareas y simples botellas de plástico, destaca por su ingenio y persistencia.
De cara al futuro, Park sigue comprometido con su misión. A pesar de las dificultades para conseguir donaciones y los desafíos legales, continúa arrojando botellas al mar, impulsado por sus recuerdos de la hambruna y su deseo de ayudar a quienes aún están atrapados en Corea del Norte. Su trabajo ha atraído la atención internacional, con medios de comunicación como la BBC y Reuters cubriendo su historia, generando mayor conciencia sobre la difícil situación de los norcoreanos y los esfuerzos creativos para ayudarlos.
La misión de una década de Park Jung-oh de arrojar al mar botellas llenas de arroz, unidades USB y billetes de un dólar es un testimonio notable del poder de la acción y la resiliencia individuales. Su trabajo no sólo proporciona ayuda tangible a los norcoreanos sino que también simboliza una lucha más amplia por la libertad y la dignidad humana. Mientras Park continúa con sus esfuerzos, sirve como un faro de esperanza y un recordatorio del espíritu humano perdurable frente a la opresión.
