El Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), liderado por el magnate Elon Musk, se encuentra en el centro de una controversia tras la renuncia masiva de más de 20 empleados federales y la revelación de documentos que sugieren la implementación de un sistema automatizado para despidos masivos en el gobierno de EE.UU. Estas acciones han generado un fuerte debate sobre la modernización tecnológica y el impacto en la estabilidad laboral de los trabajadores federales.
Renuncias masivas en protesta por las acciones del DOGE
El pasado martes, más de 20 empleados federales asignados al DOGE anunciaron su renuncia en protesta por lo que consideran medidas perjudiciales para los ciudadanos y la administración pública. Los exfuncionarios, todos ellos especialistas en tecnología y anteriormente parte del Servicio Digital de EE.UU., expresaron su descontento en una carta dirigida a la jefa de gabinete del presidente Donald Trump, Susan Wiles.
En la misiva, los firmantes afirmaron que no estaban dispuestos a utilizar sus conocimientos tecnológicos para poner en riesgo los sistemas gubernamentales, comprometer datos sensibles de los ciudadanos o desmantelar servicios públicos esenciales. Además, denunciaron que el proceso de integración del antiguo Servicio Digital dentro del DOGE trajo consigo riesgos de seguridad, incluyendo entrevistas con supuestos representantes de la Casa Blanca que evaluaban la lealtad política de los empleados.
Como parte de esta transición, un tercio de los empleados del Servicio Digital fue despedido abruptamente mediante un correo electrónico anónimo. Según los renunciantes, esto provocó una pérdida irreparable de conocimientos tecnológicos, lo que incrementa los riesgos en la seguridad de los datos federales y disminuye la eficiencia de los servicios digitales del gobierno.
El uso de la automatización para despidos masivos
A las preocupaciones generadas por la reestructuración del DOGE se suma la revelación de documentos filtrados que indican que la agencia está desarrollando un software automatizado para facilitar el despido masivo de empleados federales. Según una investigación publicada por WIRED, el programa denominado AutoRIF (Reducción Automatizada de Fuerza Laboral) ha sido modificado por operativos del DOGE a partir de un sistema desarrollado hace más de 20 años por el Departamento de Defensa.
Capturas de pantalla de bases de datos internas muestran que AutoRIF está siendo actualizado dentro del sistema GitHub de la Oficina de Administración de Personal (OPM), donde se han registrado modificaciones recientes bajo la supervisión de Riccardo Biasini, exingeniero de Tesla y actual directivo de The Boring Company. Biasini, además, ha sido identificado como el principal contacto para gestionar las renuncias masivas de trabajadores federales, lo que sugiere una estrategia estructurada para reducir la plantilla gubernamental mediante la automatización.
Segunda oleada de despidos: ¿una decisión algorítmica?
La filtración de estos documentos se produce en un momento crítico, ya que DOGE aparentemente se prepara para una segunda ronda de despidos masivos. Según reportes de NBC News, los empleados gubernamentales recibieron un correo electrónico el pasado sábado en el que se les solicitaba describir sus principales logros laborales de la última semana. Esta información sería procesada por un modelo de lenguaje de gran escala, que evaluaría la relevancia de cada empleado y determinaría su posible despido.
Un funcionario de Recursos Humanos del gobierno reveló a WIRED que AutoRIF genera automáticamente listas de empleados susceptibles de ser despedidos. No obstante, la normativa de la OPM estipula que todos los datos deben ser verificados manualmente y que los empleados tienen derecho a revisar sus registros. No está claro si DOGE ha implementado cambios en las directrices para agilizar los despidos, lo que podría generar implicaciones legales y éticas en la toma de decisiones basada en inteligencia artificial.
Despedidos sin justificación: el precedente de la primera fase de recortes
La primera ronda de despidos dentro del DOGE ya generó críticas por su falta de transparencia y equidad. En agencias clave como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los gerentes fueron instruidos para marcar a los empleados considerados “críticos para la misión”, enviando listas a la cadena de mando. Sin embargo, fuentes internas indicaron que estas recomendaciones no fueron consideradas y que los despidos se llevaron a cabo sin justificación previa.
Hasta el momento, los despidos en agencias federales han sido gestionados manualmente, con revisiones de personal realizadas por Recursos Humanos y las listas proporcionadas por los supervisores. Sin embargo, los empleados en periodo de prueba o aquellos recientemente contratados han sido los más vulnerables, ya que no cuentan con las protecciones del servicio civil. Con la llegada de AutoRIF, la preocupación es que la falta de supervisión humana pueda llevar a despidos arbitrarios basados en criterios automatizados y sin un debido proceso.
Reacciones y posibles repercusiones
La implementación de AutoRIF y las acciones del DOGE han provocado una ola de críticas desde distintos sectores. Sindicatos de empleados federales han denunciado la falta de transparencia en el proceso y han advertido sobre las consecuencias de eliminar expertos técnicos que desempeñan funciones clave en la modernización del gobierno. Asimismo, grupos de derechos civiles y expertos en ética tecnológica han señalado que delegar decisiones de empleo en sistemas automatizados podría dar lugar a discriminación y errores sistemáticos.
Por su parte, la administración de Donald Trump ha defendido las reformas implementadas en el DOGE, argumentando que buscan optimizar la eficiencia del gobierno y reducir el gasto público. Sin embargo, la forma en que se están llevando a cabo estos cambios plantea interrogantes sobre la viabilidad de una transformación digital sin garantizar la protección de los derechos laborales.
Elon Musk, con su historial de innovación tecnológica y su enfoque agresivo en la reestructuración empresarial, ha llevado al DOGE a un punto de inflexión. Mientras sus defensores ven en este proyecto una oportunidad para modernizar la burocracia estadounidense, sus detractores advierten sobre los peligros de una gestión automatizada que podría comprometer la estabilidad laboral y la seguridad de los datos gubernamentales.