Indonesia ha tomado la audaz decisión de trasladar su capital de Jakarta a una región menos desarrollada en la isla de Borneo, conocida más por su densa selva y sus orangutanes que por la formulación de leyes. Esta medida surge en un contexto donde Jakarta, una ciudad conocida por ser una de las megaciudades que se hunden más rápidamente en el mundo, enfrenta desafíos insuperables como la congestión, la contaminación y la sobrepoblación. A continuación, exploraremos las razones detrás de esta decisión y lo que implica la creación de la nueva capital, Nusantara.
Razones para trasladar la capital de Indonesia
Jakarta, ubicada en la isla de Java, ha sido la capital de Indonesia desde que el país declaró su independencia de los Países Bajos el 17 de agosto de 1945. Desde entonces, la ciudad ha crecido exponencialmente, albergando a unos 10.5 millones de personas en la ciudad y alrededor de 30 millones en su área metropolitana.
Sin embargo, el crecimiento descontrolado ha venido acompañado de una serie de problemas graves. Según los expertos, partes de Jakarta se volverán inhabitables o se inundarán frecuentemente para 2030 debido al hundimiento progresivo de la ciudad. Este hundimiento se debe principalmente a la extracción excesiva de agua subterránea y al cambio climático, lo que ha hecho que muchas partes de la ciudad se hundan hasta 25 centímetros al año.
Además, Jakarta enfrenta una congestión vehicular extrema, altos niveles de contaminación del aire y densas concentraciones de población que ejercen una presión insostenible sobre la infraestructura y los recursos de la ciudad. En 2022, Indonesia aprobó una ley que delineaba la financiación y la gobernanza de la reubicación. La comisión encargada de planificar la nueva ciudad argumentó que era «imperativo» trasladar la capital desde Jakarta debido a las significativas tensiones que la ciudad y la isla de Java experimentaban por estos factores.
¿Qué se espera de la nueva capital, Nusantara?
Nusantara, que se traduce como «archipiélago» en javanés, representa no solo un cambio geográfico sino también un ambicioso esfuerzo para transformar la economía del país y catapultarlo hacia el estatus de país desarrollado. El presidente de Indonesia, Joko Widodo, conocido como Jokowi, ha descrito la nueva capital como parte de la «gran estrategia de Indonesia,» la Visión Indonesia Dorada 2045, que busca convertir a Indonesia en una nación desarrollada para 2045, el centenario de su independencia.
La planificación de Nusantara se centra en principios de sostenibilidad, con el objetivo de evitar los mismos problemas que afligen a Jakarta. Se espera que Nusantara crezca de manera gradual en las próximas dos décadas, con fases de construcción que incluirán infraestructura comercial y de viviendas, oficinas gubernamentales y sistemas de transporte masivo. Uno de los conceptos clave para la nueva ciudad es la idea de una «ciudad esponja,» que implica la capacidad de la región para absorber la precipitación en el suelo, evitando así inundaciones. Este diseño tiene como objetivo manejar de manera más efectiva las lluvias y minimizar el riesgo de inundaciones, un problema que ha plagado a Jakarta durante años.
Además de la sostenibilidad, Nusantara tiene otras metas ambiciosas. Para 2035, la ciudad aspira a tener una tasa de pobreza del cero por ciento. En 2022, casi uno de cada diez indonesios vivía en la pobreza, según el Banco Mundial. Para 2045, se espera que la ciudad logre emisiones netas cero, alineándose con los objetivos globales de reducción de carbono.
Críticas y desafíos del proyecto de reubicación
A pesar de los grandes planes y las promesas, la construcción de Nusantara no ha estado exenta de críticas y desafíos. Algunos defensores del medio ambiente han criticado el proyecto, argumentando que no es inherentemente amigable con el medio ambiente despejar la jungla para dar paso a una nueva metrópoli. La construcción implica la deforestación y la perturbación de ecosistemas locales, lo que contradice los objetivos de sostenibilidad que se han establecido.
El costo del proyecto es otro punto de controversia. Con un precio estimado de 45 mil millones de dólares estadounidenses, algunos críticos lo han calificado como un «elefante blanco» y un desperdicio de los limitados recursos del país. Además, ha habido retrasos y contratiempos en la construcción, lo que llevó a una celebración algo moderada del Día de la Independencia en Nusantara.
Aunque el presidente Jokowi organizó lo que se suponía sería la gran presentación de la ciudad, las ceremonias se dividieron entre Jakarta y Nusantara debido a preocupaciones sobre la preparación de la futura capital. Algunos diplomáticos fueron desinvitados de las festividades de Nusantara y se les pidió que fueran a Jakarta en su lugar.
Nusantara en el contexto global
Nusantara se une a un pequeño grupo de capitales fundadas en el último siglo. En 1960, Brasil inauguró Brasilia como su capital, construida no en una jungla, sino en una sabana desolada, y que presenta arquitectura moderna. De manera similar, Egipto ha comenzado la construcción de una nueva capital para reemplazar a El Cairo, enfrentando problemas de densidad urbana, contaminación y tráfico caótico.
Estas iniciativas reflejan un intento de estos países de rediseñar sus paisajes urbanos y mejorar las condiciones de vida para sus ciudadanos. Sin embargo, la experiencia muestra que estos proyectos de reubicación de capitales no están exentos de dificultades y requieren un equilibrio cuidadoso entre desarrollo, sostenibilidad y preservación del medio ambiente.
La decisión de Indonesia de trasladar su capital a Nusantara es un movimiento audaz que refleja una visión para el futuro del país. Aunque la transición de Jakarta a Nusantara está llena de desafíos y críticas, también representa una oportunidad única para que Indonesia aborde algunos de sus problemas más apremiantes y establezca un precedente para otros países que enfrentan desafíos urbanos similares. Solo el tiempo dirá si Nusantara cumplirá con sus ambiciosas promesas y se convertirá en un modelo para el desarrollo sostenible en el siglo XXI.