La entrada de Elon Musk al Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), antes conocido como el Servicio Digital de Estados Unidos (USDS), marcó un hito en la reestructuración del aparato burocrático estadounidense. Bajo la administración del presidente Donald Trump, esta maniobra se ha convertido en una de las estrategias clave para reformar la Oficina de Administración de Personal (OPM), la agencia responsable de la gestión de los recursos humanos de los empleados federales.
La injerencia de Musk en la OPM
Informes recientes de WIRED y Reuters han revelado que personas vinculadas directamente con Musk han asumido posiciones clave dentro de la OPM. Entre los nombramientos más controvertidos se encuentran el de Amanda Scales, ex empleada de xAI y Uber, ahora jefa de personal de la agencia; Riccardo Biasini, ex ingeniero de Tesla y de The Boring Company, quien actúa como asesor principal; y un joven de 21 años con experiencia en Palantir, quien ahora funge como asesor del director de la OPM.
Estos nombramientos han sido interpretados por analistas como un intento de Musk por imponer una ideología empresarial en la administración gubernamental. Según Don Moynihan, profesor de Políticas Públicas de la Universidad de Michigan, «no es alarmista creer que existe un plan sofisticado de control y lealtad dentro de la burocracia federal».
Nepotismo y recortes en el Gobierno
La llegada de Musk a la OPM no solo ha despertado preocupaciones por la falta de experiencia de algunos de los nuevos altos funcionarios, sino también por la aparente aplicación de un programa agresivo de reducción de personal. La estrategia está alineada con la orden ejecutiva de Trump conocida como Anexo F, que permitiría reclasificar a numerosos empleados federales como designados políticos y, por lo tanto, sujetos a despidos más fáciles.
Uno de los personajes clave en esta estrategia es Scott Kupor, socio de Andreessen Horowitz y candidato de Trump para dirigir la OPM. Su visión de «eficiencia gubernamental» parece estar enfocada en la disminución de la burocracia a través de despidos masivos y automatización con tecnología avanzada.
Riesgos de seguridad y control de información
Uno de los aspectos más preocupantes de esta reestructuración es el control de Musk sobre los sistemas informáticos de la OPM. Según revelaciones de Reuters, en los primeros días de la administración Trump, el nuevo equipo de la OPM bloqueó el acceso de funcionarios de carrera a bases de datos que contienen información sensible de millones de empleados federales, incluyendo números de Seguridad Social, evaluaciones de desempeño y detalles salariales.
Esta falta de transparencia ha generado preocupación entre los funcionarios. «No tenemos visibilidad sobre lo que están haciendo con los sistemas informáticos y los datos», advirtió un funcionario anónimo de la OPM. Además, se han enviado correos electrónicos a empleados gubernamentales animándolos a delatar a colegas que participen en iniciativas de diversidad, equidad e inclusión, lo que algunos expertos han comparado con prácticas propias del estalinismo soviético.
La política vuelve a la burocracia
Históricamente, la OPM ha sido una agencia relativamente apolítica. Sin embargo, la administración actual ha introducido un número sin precedentes de nombramientos políticos dentro de la agencia, lo que indica un intento deliberado de transformar la burocracia federal en una herramienta de control político.
Steven Kelman, profesor emérito de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de Harvard, afirmó que «en el pasado, solo ha habido uno o tal vez dos nombramientos políticos en la OPM. Ahora, parece una presencia muy política en una organización que no debería serlo».
Además, memorandos recientes sugieren que el objetivo de la nueva OPM es facilitar los despidos de empleados gubernamentales a gran escala. Un artículo de opinión publicado en el Wall Street Journal, coescrito por Musk y Vivek Ramaswamy, promueve el uso de la inteligencia artificial para identificar puestos redundantes y agilizar los despidos.
La creciente influencia de Musk en la administración federal, especialmente en la OPM, representa un cambio significativo en la burocracia de EE.UU. Si bien algunos argumentan que la reestructuración busca modernizar el gobierno y hacerlo más eficiente, otros advierten sobre los peligros de una administración fuertemente politizada y centrada en la lealtad al presidente Trump.
El acceso restringido a sistemas críticos, el despido masivo de funcionarios y la creciente influencia de la inteligencia artificial en la toma de decisiones gubernamentales son solo algunas de las razones por las que la comunidad política y académica está en alerta. El futuro de la burocracia estadounidense está en juego, y la visión de Musk podría cambiar radicalmente la manera en que el gobierno opera en los próximos años.