La conexión entre el cerebro humano y las prácticas espirituales ha sido objeto de estudio durante décadas. La oración y la meditación, dos prácticas que comparten la búsqueda de la paz interior y la conexión trascendental, han mostrado efectos profundos en el cerebro y el bienestar mental. Este artículo explora cómo estas actividades impactan nuestra mente, basándonos en estudios científicos y testimonios personales.
La Oración y el Cerebro: Más Allá de la Fe
El célebre escritor británico C.S. Lewis, famoso por su serie de libros de Narnia, expresó una vez: “Oro porque no puedo evitarlo, oro porque estoy desconsolado, oro porque la necesidad de hacerlo fluye de mí todo el tiempo, despierto o dormido. (Orar) no cambia a Dios. Me cambia a mí”. Esta cita refleja la profunda transformación personal que muchos experimentan a través de la oración.
La Activación del Lóbulo Frontal
El neurocientífico Andrew Newberg, director de investigaciones del Instituto Marcus de Medicina Integral de la Universidad Thomas Jefferson, ha estudiado los efectos de la oración en el cerebro. Utilizando resonancias magnéticas, Newberg ha identificado que una de las áreas del cerebro que se activa durante la oración es el lóbulo frontal. Esta región es crucial para la concentración y la toma de decisiones.
“Una manera común de rezar es cuando una persona repite una oración específica una y otra vez como parte de su práctica. Y cuando uno lleva a cabo una acción así, una de las áreas del cerebro que se activa es el lóbulo frontal”, explica Newberg. Esta activación no es sorprendente, ya que el lóbulo frontal es responsable de la atención y la concentración profunda.
Oración Profunda y la Reducción de Actividad Cerebral
Lo que resulta sorprendente es lo que sucede durante la “oración profunda”, un estado en el que las personas sienten que la oración se apodera de ellas. Newberg ha descubierto que en este estado, la actividad del lóbulo frontal disminuye. “Cuando la persona siente que la oración se está casi apoderando de ella, la actividad del lóbulo frontal de hecho desciende. Esto ocurre cuando el individuo reporta sentir que no son ellos los que están generando la experiencia sino que es una experiencia foránea que les está ocurriendo”, añade Newberg.
Además, la oración profunda también disminuye la actividad en el lóbulo parietal, una región que nos ayuda a percibir nuestro cuerpo y a crear una representación visual de él. Esta reducción de actividad podría explicar los sentimientos de trascendencia y conexión con algo más grande que nosotros mismos, comúnmente reportados por aquellos que practican la oración intensa.
La Meditación: Un Camino Similar
Mindfulness y el Sistema Nervioso
Tessa Watt, experta en prácticas de meditación y mindfulness, explica que tanto la oración como la meditación ayudan a tranquilizar a una persona y activar el sistema nervioso parasimpático. Este sistema regula las funciones de “descanso y digestión” del cuerpo, en contraste con el sistema simpático, que controla las respuestas de “lucha o huida”.
“Esto quiere decir que practicando mindfulness aprendes a calmar la respuesta de lucha o huida, haciéndote más eficiente a la hora de controlar tus emociones”, dice Watt.
Meditación y Creatividad
Newberg también ha encontrado similitudes entre la oración profunda y otras actividades creativas, como la improvisación musical. Estudios de músicos han mostrado que, durante la improvisación, la actividad en los lóbulos frontales también disminuye, permitiendo que la creatividad fluya libremente. Esto sugiere que la creatividad puede ser una práctica profundamente espiritual, independientemente de las creencias religiosas.
“Ha habido estudios muy interesantes de músicos muy bien entrenados que, cuando empiezan a improvisar, frenan la actividad de sus lóbulos frontales, y es casi como si la música les llegara de la misma manera en la que ciertas personas sienten que les llega Dios”, comenta Newberg.
La Relación con Dios y el Apego
Blake Victor Kent, sociólogo del Westmont College de California, explora cómo la relación con un dios puede reflejar las relaciones afectivas tempranas con los cuidadores. Según la teoría del apego en la psicología, las relaciones con nuestros cuidadores en la infancia definen los vínculos que formamos en el futuro. Kent sugiere que las personas con dificultades para confiar en los demás pueden encontrar difícil desarrollar una relación íntima con Dios.
“Si vienes de un ambiente en el que tienes dificultades para confiar en los demás, orar seguro será más difícil para ti”, explica Kent.
Blake, que se autodefine como una persona con apego ansioso, relata cómo sufrió durante su carrera como pastor al sentir que había algo que no estaba haciendo bien cuando oraba. “Para mí, orar se siente vacío, arriesgado, incierto”, dice Blake. Esta inseguridad puede ser modificada a través de la psicoterapia, beneficiando así la salud mental en general.
La Ciencia de la Meditación y sus Beneficios
Cambios Estructurales en el Cerebro
La meditación ha demostrado tener efectos positivos en la estructura y función del cerebro. Un estudio de 2021 resumió la meditación como una práctica que involucra la interacción entre el cerebro, la mente, el cuerpo y el comportamiento. Esta práctica puede ayudar a regular el sistema nervioso autónomo, mejorar la memoria, la concentración, y aumentar la resiliencia.
Monica Vermani, psicóloga clínica y autora de «A Deeper Wellness: Conquering Stress, Mood, Anxiety and Traumas», explica: “El mindfulness es un conjunto de prácticas que hoy en día tienen como objetivo ayudar a la mayoría de nosotros a cultivar la conciencia momento a momento. No solo eres consciente de tu cuerpo; eres consciente de tu entorno y de tu mundo”.
Estrés y Longevidad
El mindfulness influye en dos vías del estrés en el cerebro, alterando la estructura y la actividad cerebral en las regiones que regulan la atención y la emoción. Las personas que practican la reducción del estrés basada en la atención plena son menos propensas a tener pensamientos negativos o reacciones emocionales poco útiles en situaciones estresantes.
La meditación también puede ayudar a regular el sistema nervioso autónomo, responsable de funciones fisiológicas involuntarias como el ritmo cardíaco y la respiración. Deepak Chopra, fundador de la Fundación Chopra, encontró que la meditación puede inducir cambios genéticos que promueven la autorregulación y la homeostasis.
“Hicimos un retiro de meditación de una semana”, relata Chopra. “En esa semana, todos los genes que causan la autorregulación, la homeostasis, en resumen, la curación, se multiplicaron por 17. Todos los genes que causan o complican el cáncer, las enfermedades cardíacas, las enfermedades autoinmunes y el envejecimiento acelerado bajaron”.
Cómo Empezar a Meditar
La meditación es accesible para todos y puede iniciarse de diversas maneras. Robert Waldinger, profesor clínico de psiquiatría en la Facultad de Medicina de Harvard, sugiere comenzar con una aplicación de meditación guiada, una clase introductoria, o simplemente practicando solo.
“Prueba cada día durante una semana y ve si notas algo”, recomienda Waldinger. “Pero incluso después de una vez, muchas personas dicen: ‘Oh, eso fue útil. Quiero volver a hacerlo’”.
Conclusión
La oración y la meditación, aunque distintas en su naturaleza y objetivos, comparten la capacidad de transformar el cerebro y mejorar el bienestar mental. Las investigaciones de Andrew Newberg, Tessa Watt, Blake Victor Kent, y otros expertos demuestran que estas prácticas pueden llevarnos a un estado de paz y conexión profunda, ya sea con un ser superior, con la música, o con nosotros mismos. Al final, lo que realmente importa es la experiencia personal y el camino hacia el bienestar interior.