La menopausia puede transformar radicalmente la vida sexual y el deseo de las mujeres. Sin embargo, hablar del placer en esta etapa sigue siendo un tabú. ¿Cómo enfrentar estos cambios con conocimiento y sin vergüenza?
La menopausia: una nueva etapa, no el final
La menopausia, lejos de ser simplemente el fin de la menstruación, es un proceso fisiológico que transforma múltiples aspectos de la vida de las mujeres. Uno de los más significativos —y menos discutidos— es la sexualidad. La transición menopáusica, que puede durar años, afecta el cuerpo, la mente y la intimidad de maneras profundas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la edad promedio de inicio de la menopausia está entre los 45 y 55 años, aunque algunas mujeres pueden entrar en esta fase antes, especialmente si han tenido procedimientos quirúrgicos como una histerectomía, o tratamientos médicos como la quimioterapia.
La perimenopausia, que puede iniciarse hasta una década antes de la menopausia en sí, ya marca los primeros signos: alteraciones hormonales que inciden en el deseo sexual, la lubricación vaginal, la sensibilidad y, en muchos casos, la autoestima.
Los cambios hormonales que afectan la vida sexual
Durante la menopausia y la perimenopausia, los niveles de estrógeno y testosterona disminuyen progresivamente. Estas hormonas son clave para la salud sexual femenina. Su reducción tiene consecuencias directas:
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Sequedad vaginal: afecta a más del 50% de las mujeres menopáusicas, generando dolor durante la penetración.
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Pérdida de elasticidad vaginal: los tejidos se vuelven más delgados, frágiles y menos lubricados.
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Disminución del deseo sexual: la caída hormonal puede reducir la libido.
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Cambios en el clítoris: puede volverse menos sensible o más retraído.
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Problemas de sueño y fatiga: síntomas comunes de la menopausia que impactan el interés sexual.
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Cambios emocionales: como irritabilidad, ansiedad y tristeza, que alteran el estado anímico y la disposición hacia el sexo.
La doctora Aziza Sesay, médica general en Reino Unido, afirma que «la sequedad vaginal, que puede provocar relaciones sexuales dolorosas, es consecuencia directa de una disminución de los niveles de estrógeno». Este síntoma, según Sesay, es todavía ignorado o minimizado por muchas mujeres debido a tabúes culturales que consideran el dolor sexual como algo normal o inevitable.
Testimonios que rompen el silencio
Suzan, 45 años, Canadá
«El sexo se volvió demasiado doloroso. Todavía tengo deseo sexual, pero el dolor me desanima», comenta Suzan, quien vive en Vancouver y está atravesando la perimenopausia. Tardó meses en hablar con su médico por vergüenza y desconocimiento. Su historia no es única.
Rosie, 45 años, Alemania
Rosie tuvo una menopausia precoz forzada tras una histerectomía debido a un cáncer de ovario. «Solía disfrutar mucho del sexo y de repente desapareció. No podía sentir ninguna estimulación física», relata. La frustración y la sensación de pérdida fueron intensas, aunque posteriormente logró encontrar tratamientos que ayudaron.
El impacto psicológico y emocional
La vida sexual no se trata solo de genitalidad. La conexión emocional, la autoestima y la percepción del cuerpo también juegan un rol fundamental. Muchas mujeres en menopausia experimentan cambios físicos (como aumento de peso, pérdida de masa muscular, aparición de arrugas) que pueden disminuir su seguridad en sí mismas.
Nazanin Maali, psicóloga y terapeuta sexual en California, destaca que «la mayoría de las veces las mujeres que atraviesan la menopausia acuden a mí por falta de deseo y dolor durante las relaciones sexuales». Añade que muchas enfrentan una desconexión emocional con su cuerpo y la pérdida del placer.
Estrategias para mantener una vida sexual plena
Aunque la menopausia trae desafíos, también ofrece una oportunidad para reinventar el placer. Estas son algunas de las recomendaciones de especialistas en ginecología, psicología y terapia sexual:
1. Educación y comunicación
Hablar abiertamente con la pareja y con profesionales de salud es el primer paso. Reconocer que los cambios son naturales y no un fallo personal permite actuar sin culpa.
2. Lubricantes y humectantes vaginales
El uso de lubricantes a base de agua o siliconas, así como humectantes vaginales de uso regular, puede aliviar la sequedad y hacer más placentera la experiencia sexual.
3. Terapia hormonal
En ciertos casos, bajo prescripción médica, la terapia de reemplazo hormonal (TRH) puede ser útil para contrarrestar síntomas físicos como la sequedad y la pérdida de libido. También existen tratamientos tópicos con estrógenos que se aplican directamente en la vagina.
4. Exploración del cuerpo
La masturbación y la autoexploración pueden ayudar a reconectarse con el placer y redescubrir nuevas zonas erógenas, especialmente cuando los patrones sexuales previos ya no generan las mismas respuestas.
5. Terapia sexual
Una terapeuta especializada puede ofrecer herramientas para trabajar la ansiedad, el dolor y los bloqueos emocionales relacionados con el sexo en la menopausia. El acompañamiento psicológico es clave.
6. Ejercicio físico y estilo de vida saludable
La actividad física regular, una dieta equilibrada y el sueño reparador contribuyen al bienestar general y mejoran el estado de ánimo, la circulación y la respuesta sexual.
7. Prácticas alternativas
Técnicas como el yoga, el mindfulness y la meditación sexual (como el tantra) pueden ayudar a reestablecer el vínculo entre cuerpo, deseo y placer.
El desafío del tabú
A pesar de los avances, muchas mujeres siguen viviendo la menopausia —y su impacto sexual— en silencio. Esto se debe a una mezcla de desinformación, vergüenza cultural y falta de formación médica adecuada.
Un estudio publicado en The Journal of Sexual Medicine reveló que solo el 14% de las mujeres que experimentan disfunción sexual durante la menopausia buscan ayuda profesional. Y muchas veces, cuando lo hacen, no obtienen respuestas claras o son derivadas erróneamente.
Una conversación necesaria
Hablar abiertamente sobre menopausia y sexualidad no solo ayuda a mejorar la calidad de vida de millones de mujeres, sino que también educa a sus parejas, familiares y comunidades.
Cada mujer vivirá esta etapa de manera distinta. Para algunas, el deseo sexual se transforma pero no desaparece; para otras, se reactiva con nuevas formas de exploración. La clave está en comprender que el placer sigue siendo posible, válido y necesario.
Conclusión: redefinir el placer después de los 45
La menopausia no es el final de la sexualidad femenina, sino una transformación. Con información, apoyo médico adecuado y una visión más abierta del placer, las mujeres pueden disfrutar de una vida sexual plena durante esta etapa de sus vidas.
El verdadero cambio comienza al romper los silencios y cuestionar los estigmas. La sexualidad no tiene fecha de vencimiento: se reinventa, evoluciona y, muchas veces, florece de formas inesperadas.