“¡Alerta roja! América Latina lidera la devastadora pérdida de bosques tropicales: descubre los países más golpeados en este 2025”

En 2024, América Latina sufrió la pérdida de 6,7 millones de hectáreas de bosques tropicales, casi el doble que en 2023, y concentró el 71% de la deforestación global. Brasil, Bolivia y Perú encabezan la lista, impulsados por incendios sin precedentes y actividades agropecuarias, en un ciclo que agrava el cambio climático y amenaza la biodiversidad.

En 2024, los bosques tropicales globales sufrieron una devastación sin precedentes: 6,7 millones de hectáreas desaparecieron, casi el doble de lo perdido en 2023. América Latina, epicentro de la selva amazónica y hogar de vastas extensiones de bosque húmedo, concentró el 71 % de esa pérdida. Según el Laboratorio de Análisis y Descubrimiento Global de Tierras de la Universidad de Maryland, seis países latinoamericanos lideran la lista mundial de deforestación. Este fenómeno no solo altera paisajes: acelera el cambio climático, amenaza la biodiversidad y pone en riesgo el sustento de millones de personas.

A continuación, exploramos las causas, los datos por país y las consecuencias de esta emergencia ambiental, así como los desafíos y soluciones que podrían frenar la sangría verde.


Un año atípico: incendios forestales disparan la deforestación

El récord de 2024

  • 6,7 millones de ha de bosque tropical perdidas en 2024, frente a 3,5 millones en 2023.

  • El 71 % de esa destrucción ocurrió en seis países latinoamericanos.

  • La causa principal: incendios, no tala agrícola o ganadera como en décadas pasadas.

“Este nivel de pérdida de bosques no se parece a nada que hayamos visto en más de 20 años.”
—Elizabeth Goldman, Global Forest Watch.

El papel del cambio climático

  • 2024 fue el año más caluroso registrado, potenciado por El Niño.

  • Sequías en Brasil y Bolivia secaron el suelo y facilitaron la propagación de incendios.

  • Los fuegos, en gran medida provocados por humanos, se descontrolaron en condiciones anómalas de calor.


Brasil: el gigante que retrocede

Datos clave

  • 2,8 millones de ha perdidas en 2024 (42 % del total global).

  • Regiones más afectadas: selva amazónica y Pantanal.

  • Mayor pérdida desde 2016.

¿Un retroceso político?

  • En 2023, Brasil redujo la deforestación tras revertir políticas de Bolsonaro.

  • Lula Da Silva volvió a reforzar organismos ambientales y ventas de tierras.

  • Alerta: sin inversión sostenida en prevención y control de incendios, los avances pueden esfumarse.

“Sin una aplicación más firme de la ley y enfoque en uso sostenible del suelo, los logros arduamente conseguidos corren el riesgo de deshacerse.”
—Mariana Oliveira, WRI Brasil.


Bolivia: el ascenso de los incendios

Datos clave

  • 1,8 millones de ha destruidas, el doble que en 2023.

  • Segundo lugar mundial en pérdida forestal tras Brasil.

  • Superó a la República Democrática del Congo, pese a tener menor área selvática.

Responsabilidad institucional

  • Autoridades minimizan riesgos de incendios y promueven agricultura extensiva.

  • La quema para ganadería y cultivos de exportación (soja, caña, maíz) se dispara sin mano dura.

“Contribuyeron a los incendios con políticas que restaron importancia a la prevención.”
—Informe GLAD.


Perú y Colombia: la quema y la violencia

Perú

  • 190.000 ha perdidas (+135 % vs. 2023), quinto lugar global.

  • Causa principal: quema para limpiar tierras agrícolas.

  • Gobierno reconoce: “La quema para despejar tierras para la agricultura” fue la chispa.

Colombia

  • 100.000 ha arrasadas, séptimo lugar global.

  • Diferencia clave: incendios no fueron mayor causa.

  • La suspensión de paz y el auge de minería y coca ilegal impulsan la deforestación.

“Para frenar la pérdida, es indispensable mantener la paz y ofrecer medios de vida sostenibles sin destruir bosques.”
—GLAD.


Nicaragua y México: el frente centroamericano

  • Nicaragua: porcentaje más alto de pérdida de bosque primario (4,7 % de su área).

  • México: séptimo en superficie total quemada o talada.

  • Ambos países exhiben la vulnerabilidad de los bosques tropicales centroamericanos ante incendios y expansión agrícola.


El tamaño de la catástrofe: cenizas del tamaño de Panamá

  • La superficie quemada equivale casi a Panamá completa.

  • A 18 campos de fútbol incendiados por minuto durante 2024.

  • Liberación de 4,1 Gt de CO₂, cuatro veces más que las emisiones de vuelos en 2023.


Consecuencias ambientales y socioeconómicas

Biodiversidad y servicios ecosistémicos

  • Pérdida de hábitats para miles de especies.

  • Disminución de captación de carbono y aumento del calentamiento global.

  • Amenaza a comunidades indígenas y rurales que dependen del bosque.

Impacto en clima y agua

  • Alteración de ciclos hidrológicos: menor lluvia, más sequías.

  • Empeora la calidad del aire y la seguridad hídrica.

  • Ciclones y tormentas más extremas al perderse barreras forestales.


Lecciones de Indonesia: un rayo de esperanza

  • Sudeste asiático redujo la pérdida de bosque primario en 11 % en 2024.

  • A pesar de sequías, Indonesia implementó medidas de control de incendios y reforestación.

  • Ejemplo de que políticas firmes y cooperación internacional pueden revertir tendencias.


Caminos para frenar la deforestación

  1. Prevención comunitaria

    • Invertir en brigadas locales de control de incendios y vigilancia satelital.

  2. Aplicación rigurosa de la ley

    • Sancionar quema ilegal y tala sin licencia.

  3. Uso sostenible del suelo

    • Agroforestería, rotación de cultivos y certificación “deforestación cero” para exportaciones.

  4. Protección de comunidades indígenas

    • Reconocimiento de territorios ancestrales como barreras vivas contra la expansión agrícola.

  5. Cooperación internacional y financiamiento climático

    • Fondos verdes para países en desarrollo y apoyo tecnológico de monitoreo en tiempo real.


Conclusión: la urgencia de actuar

América Latina enfrenta una encrucijada. Sin bosques, no hay agua, clima estable ni biodiversidad. La deforestación masiva de 2024 encendió alarmas globales: estamos ante un ciclo de retroalimentación peligroso que solo empeorará si no se toman medidas. Brasil, Bolivia y otros países latinoamericanos requieren no solo voluntad política, sino inversiones sostenidas y colaboración regional. El ejemplo de Indonesia demuestra que la curva puede revertirse con estrategia y compromiso.

Proteger nuestros bosques no es un lujo ambiental: es una necesidad existencial. La humanidad depende de ellos para sobrevivir y prosperar. Si no actuamos ahora, perderemos para siempre servicios ecosistémicos irremplazables y alimentaremos un cambio climático imposible de frenar.

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