Un terremoto de magnitud 6.2 sacudió la ciudad turca de Estambul al mediodía del miércoles, causando escenas de pánico entre sus más de 16 millones de habitantes. El sismo, cuyo epicentro se localizó en el mar de Mármara, a 6.9 kilómetros de profundidad, fue registrado por la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD), activando una respuesta inmediata por parte de las autoridades locales y nacionales.
Durante 13 intensos segundos, la ciudad más poblada de Turquía experimentó un temblor que si bien no dejó víctimas fatales ni daños estructurales graves, provocó el colapso emocional de muchos ciudadanos, quienes se lanzaron desde balcones y ventanas, y huyeron masivamente a las calles y parques en busca de refugio.
Pánico en las calles y hospitales en alerta
La reacción ciudadana fue de absoluto desconcierto. Muchos vecinos corrieron despavoridos, sin rumbo fijo, otros comenzaron a acampar en plazas públicas por miedo a réplicas. El gobernador de Estambul, Davut Gül, confirmó que 151 personas resultaron heridas tras saltar desde edificios durante el temblor. Afortunadamente, ninguna de estas personas se encuentra en estado crítico.
“Unos 151 ciudadanos están en tratamiento en hospitales tras saltar de lugares altos, pero ninguno está en riesgo de muerte”, señaló Gül a través de la red social X (antes Twitter).
En medio del caos, los centros de salud actuaron con rapidez y profesionalismo, atendiendo principalmente casos de fracturas leves, contusiones y cuadros de ansiedad aguda.
Réplicas persistentes alimentan la preocupación
Hasta la tarde del mismo miércoles, el ministro del Interior, Ali Yerlikaya, reportó más de 50 réplicas, siendo la más fuerte de magnitud 5.9. Siete de ellas superaron el umbral de magnitud 4, lo que mantiene en alerta a la población y a los equipos de rescate.
Yerlikaya explicó que los equipos de emergencia y técnicos realizaron inspecciones de campo en múltiples puntos de la ciudad y sus alrededores, sin encontrar daños relevantes en infraestructuras clave.
Sin daños graves, pero con una advertencia
El ministro de Infraestructura, Abdulkadir Uraloglu, confirmó que no se detectaron daños estructurales significativos en aeropuertos, autopistas, líneas de tren o el metro de Estambul. El único colapso reportado fue el de un edificio abandonado en el distrito de Fatih, el cual no dejó víctimas.
Sin embargo, esta aparente calma no elimina el trasfondo preocupante que muchos expertos han advertido desde hace años: Estambul está peligrosamente cerca de la falla de Anatolia del Norte, una de las más activas del mundo.
Escuelas cerradas y espacios públicos convertidos en refugios
Como medida preventiva, el ministro de Educación, Yusuf Tekin, ordenó el cierre de todas las escuelas en Estambul durante jueves y viernes. Además, anunció que los huertos escolares estarán disponibles como espacios seguros para acoger a las familias que decidan no regresar a sus hogares.
En varios distritos, como Bağcılar y Beyoğlu, se observaron tiendas de campaña improvisadas en parques, donde los residentes pasaron la noche por temor a nuevas réplicas.
La sombra del “gran terremoto” que aún no llega
Para los sismólogos, este evento no es una sorpresa, pero tampoco es el más temido. El reconocido geólogo turco Naci Görür explicó que el epicentro del sismo se situó en la falla de Kumburgaz, una zona crítica por su cercanía a Estambul.
“No son los grandes terremotos que esperamos”, explicó Görür, aludiendo a un posible evento de magnitud superior a 7, que expertos consideran inevitable en los próximos años.
Según estudios realizados por la alcaldía de Estambul, un sismo de magnitud 7.5 podría causar el colapso de al menos 90 000 edificios, afectando a millones de personas. Esta perspectiva ha llevado a Görür y otros expertos a pedir una preparación masiva y urgente, tanto de las autoridades como de la ciudadanía.
El recuerdo aún fresco de los terremotos de 2023
La población turca aún recuerda con dolor los devastadores terremotos de 2023, con epicentros cerca de Gaziantep y Ekinozu, que dejaron más de 50 000 muertos en Turquía y al menos 8 500 en Siria. Aquella tragedia incrementó la conciencia sísmica, pero también el miedo.
Por ello, cada nuevo temblor revive el trauma nacional y refuerza la sensación de vulnerabilidad ante la naturaleza.
Reacción gubernamental y solidaridad nacional
El presidente Recep Tayyip Erdogan se pronunció poco después del sismo, asegurando que el gobierno está “siguiendo de cerca los acontecimientos” y coordinando acciones con todos los organismos pertinentes. También envió un mensaje de solidaridad a los ciudadanos afectados, pidiendo calma y responsabilidad.
La oficina del gobernador exhortó a la población a evitar estructuras dañadas y a confiar únicamente en fuentes oficiales de información. AFAD reportó haber recibido más de 6 000 llamadas en las primeras horas tras el evento, muchas de ellas solicitando orientación.
El desafío de la resiliencia urbana en una megápolis vulnerable
El terremoto de este miércoles ha puesto a prueba nuevamente la capacidad de respuesta de Estambul, una ciudad densamente poblada, con un parque inmobiliario heterogéneo y en muchos casos antiguo. Aunque esta vez se evitó una catástrofe, la advertencia ha sido clara: la preparación es indispensable.
Los expertos insisten en reforzar la normativa de construcción, fomentar simulacros masivos, modernizar infraestructuras críticas y garantizar una red de refugios y rutas de evacuación eficaces.
Una llamada de atención para todo el país
El sismo de magnitud 6.2 en Estambul no dejó víctimas mortales ni daños graves, pero sí una profunda sacudida en la conciencia colectiva de Turquía. La amenaza de un “gran terremoto” sigue latente y, más allá de la calma aparente, es imperativo actuar ahora para evitar lamentar después.
Estambul, como muchas otras megaciudades situadas sobre fallas sísmicas activas, debe ver este episodio como una advertencia seria. La prevención y la preparación ya no son una opción, sino una urgencia nacional.