A sus 62 años, Ralph Fiennes ha protagonizado una de las metamorfosis más impactantes de su carrera con The Return, una relectura contemporánea del mítico regreso de Odiseo, dirigida por Uberto Pasolini. Este drama elimina los elementos fantásticos del poema épico de Homero y se sumerge en una narrativa cruda, íntima y profundamente humana.
Para encarnar al guerrero griego, Fiennes no solo moldeó su cuerpo con una rutina física extenuante y una dieta espartana, sino que también se sumergió en el abismo emocional de un hombre consumido por la guerra y el tiempo. El resultado es una interpretación visceral que ha dejado sin palabras a sus seguidores y a la crítica especializada.
Una preparación física digna de un héroe griego
Ralph Fiennes comenzó su transformación bajo la supervisión del entrenador personal Dan Avasilcai. Durante dos meses y medio, el actor siguió un riguroso régimen basado en el entrenamiento de resistencia, la definición muscular y la nutrición de precisión.
“Todo fue muy preciso, Dan y yo trabajamos codo a codo”, confesó Fiennes en entrevista. Su dieta se compuso de proteínas magras, carbohidratos complejos y vegetales, con la eliminación total de alcohol, pan y azúcares simples. El objetivo no era conseguir un cuerpo musculoso, sino uno que reflejara desgaste, sobrevivencia y años de privaciones físicas.
“El director no quería un físico de gimnasio moderno, sino un cuerpo que pareciera trabajado por el tiempo y el sufrimiento”, explicó Fiennes, dejando claro que el realismo fue la consigna desde el primer día.
La evolución de un actor: de Voldemort a Odiseo
Muchos aún lo recuerdan por su interpretación del temido Lord Voldemort en la saga de Harry Potter, pero The Return marca una nueva etapa en la carrera de Fiennes. Aquí, su físico delgado pero marcado, su mirada endurecida y su vulnerabilidad emocional lo convierten en un Odiseo moderno: roto por dentro y por fuera, pero aún con la esperanza de recuperar algo de su antiguo mundo.
La respuesta en redes no se hizo esperar. Comentarios como “Bro, te ves fenomenal” o “No esperaba ver a Ralph Fiennes sin camisa esta mañana, pero me alegra haberlo hecho”, inundan plataformas como X (antes Twitter) e Instagram. El impacto de su transformación ha resonado tanto en el público joven como en el veterano.
¿De qué trata The Return? Una mirada humana al mito
The Return narra el regreso de Odiseo a Ítaca tras veinte años de ausencia, diez de ellos en la guerra de Troya y otros tantos vagando por el mar. Pero a diferencia de versiones anteriores, aquí no hay cíclopes, sirenas ni dioses. En su lugar, encontramos un hombre desgastado, que vuelve a un hogar irreconocible y a una esposa, Penélope (interpretada por Juliette Binoche), atrapada entre pretendientes y el colapso de su reino.
Esta es la tercera colaboración entre Fiennes y Binoche, luego de Cumbres borrascosas (1992) y El paciente inglés (1996), y su química sigue intacta. El elenco lo completan Charlie Plummer, Marwan Kenzari, Claudio Santamaria y Ángela Molina.
Rodada en locaciones naturales como Corfú y el norte de Roma, la película contó con un presupuesto modesto de 20 millones de dólares. A pesar de esto, su enfoque íntimo y realista promete hacerla destacar en festivales internacionales.
Un Odiseo sin dioses ni gloria
“El guion elimina todos los elementos sobrenaturales del mito original”, explicó Fiennes en entrevista con IndieWire. “No hay Atenea que lo rejuvenezca, ni monstruos que vencer. Lo que mostramos es la verdad emocional y física de un hombre destruido por el tiempo”.
Este enfoque radical no solo humaniza al personaje, sino que lo convierte en un símbolo del trauma postbélico. El guion de Edward Bond y John Collee incorpora testimonios reales de veteranos de guerra, como la frase clave del protagonista: “Una ciudad que no podía ser conquistada, solo destruida”, extraída de un testimonio sobre la guerra de Vietnam.
El trauma como protagonista: más allá de la guerra
Para Fiennes, este Odiseo no es un héroe clásico, sino un hombre que carga con sus propios crímenes y errores. “Ha hecho cosas terribles. Lleva todo eso consigo. No está buscando redención heroica, está intentando reclamar algo de su humanidad perdida”, explicó.
La interpretación del actor se basa en una profunda comprensión del sufrimiento humano. “Aunque no hayas estado en guerras, puedes imaginar el peso del pasado. Esa fue la clave para conectar con el personaje”, confesó.
Un vestuario minimalista que dice mucho
Fiennes pasa la mayor parte de la película vestido apenas con una tela roja y un taparrabos. Esto no solo refuerza la estética austera del film, sino que simboliza el despojo del personaje: su poder, su identidad y su orgullo han sido desmantelados por completo.
“La idea era mostrar que llega sin nada. Desnudo, herido, emocionalmente eviscerado”, comenta el actor. En una escena impactante, se le entrega una manta, la única posesión que lo cubre al llegar a su tierra natal.
El legado de Fiennes: más allá de la edad y el físico
Con The Return, Ralph Fiennes demuestra que aún tiene mucho que ofrecer al cine contemporáneo. Su transformación física es impresionante, pero es su entrega emocional la que marca un antes y un después en su carrera.
El actor británico ha sabido envejecer con elegancia y profundidad artística. Lejos de encasillarse, ha apostado por personajes complejos y narrativas desafiantes. Con esta nueva interpretación, redefine lo que significa ser un héroe en el siglo XXI: no se trata de fuerza, sino de resistencia, dolor y humanidad.
Una odisea contemporánea que desafía al mito
The Return no solo es una versión moderna de La Odisea, es una reflexión sobre el desgaste del alma humana, sobre lo que se pierde en la guerra y lo difícil que es volver a ser uno mismo tras una larga ausencia.
Ralph Fiennes, con su transformación física y emocional, se convierte en el canal perfecto para transmitir esa idea. Sin necesidad de monstruos ni dioses, The Return nos recuerda que las batallas más duras se libran por dentro.