La salud mental es un tema que, a pesar de su importancia, sigue siendo un tabú en muchas sociedades. En el ámbito teatral, la obra Mi Madre se Comió mi Corazón, escrita y dirigida por K’intu Galiano y protagonizada por Vania Accinelli, emerge como una propuesta valiente que aborda esta problemática desde una perspectiva íntima y profundamente humana. Estrenada en el Teatro La Plaza de Lima, Perú, esta pieza autoficcional no solo explora los desafíos de la salud mental, sino que también indaga en los complejos vínculos familiares, el dolor heredado y el camino hacia la sanación.
Una Mirada Íntima a la Salud Mental
Mi Madre se Comió mi Corazón es mucho más que una obra de teatro; es un testimonio personal que conecta con el público a través de la vulnerabilidad. La protagonista, interpretada por Vania Accinelli, se enfrenta a los prejuicios asociados con el diagnóstico de bipolaridad, mientras reflexiona sobre su relación con su madre y su rol como hija, madre y mujer. La obra utiliza un escenario minimalista, con elementos como una silla y una tela, para centrar toda la atención en la narrativa emocional de la protagonista.
El texto, originalmente escrito como una nota en el celular de Galiano, refleja una honestidad cruda. Según el dramaturgo, la salud mental es “la piedra angular de nuestra salud como individuos y como sociedad”. Esta declaración resuena en cada escena, donde el público acompaña a la protagonista en un viaje introspectivo que desentraña las heridas emocionales y busca romper los ciclos de dolor intergeneracional.
El Poder del Teatro para Romper Tabúes
El teatro siempre ha sido un espacio para amplificar emociones y dar voz a temas silenciados. En este caso, Mi Madre se Comió mi Corazón convierte lo íntimo en colectivo, transformando el dolor personal en una experiencia compartida. La obra no solo aborda la salud mental, sino que también desafía los estigmas que la rodean, mostrando que una persona es mucho más que su diagnóstico. Como señala Galiano, la pieza busca destacar los “aspectos luminosos, brillantes e interesantes” de la protagonista, más allá de sus luchas internas.
El enfoque de la obra es innovador al devolver la responsabilidad al individuo. Galiano subraya que, aunque los tratamientos psicológicos y psiquiátricos son importantes, el verdadero cambio comienza cuando la persona asume un rol activo en su proceso de sanación. Este mensaje resuena en un contexto donde la salud mental sigue siendo un tema poco comprendido, especialmente en países como Perú, donde el acceso a servicios especializados es limitado.
Vania Accinelli: Una Actuación que Conmueve
La interpretación de Vania Accinelli es uno de los pilares de la obra. Su capacidad para encarnar múltiples roles —hija, madre, nieta— crea una experiencia teatral rica y multifacética. Accinelli, quien es pareja de Galiano y madre de su hija, aporta una capa adicional de autenticidad al proyecto, ya que la obra está inspirada en vivencias personales. En una entrevista con El Comercio, la actriz confesó que encuentra puntos en común con el personaje, lo que le permite conectar profundamente con la narrativa.
La versatilidad de Accinelli permite que el público se sumerja en la complejidad de las relaciones familiares. A través de su actuación, la obra explora cómo el dolor puede transmitirse de generación en generación, pero también cómo es posible sanar y construir vínculos más saludables. Este enfoque resuena especialmente con aquellos que han experimentado dinámicas familiares marcadas por la incomprensión o el conflicto.
El Contexto Cultural de la Obra
La obra forma parte de la temporada de otoño del Teatro La Plaza, un espacio reconocido por su compromiso con propuestas artísticas que desafían las normas sociales. Mi Madre se Comió mi Corazón es la segunda obra de esta temporada, que cerrará con Proyecto Ugaz, dirigida por Diego Gargurevich. El hecho de que el teatro se atreva a abordar temas tan sensibles como la salud mental y los vínculos maternos demuestra su relevancia como herramienta de transformación social.
En un contexto más amplio, la obra se suma a un movimiento global que busca normalizar las conversaciones sobre salud mental. En América Latina, donde los estigmas culturales y las barreras económicas dificultan el acceso a la atención psicológica, proyectos como este son esenciales para fomentar la empatía y la comprensión. La obra también rinde homenaje a la actriz peruana Sofía Rocha, fallecida en 2019, lo que agrega un componente emotivo que conecta con la comunidad teatral local.
La Salud Mental en el Escenario Global
El tema de la salud mental no es exclusivo de Mi Madre se Comió mi Corazón. En otros países, el teatro también ha servido como plataforma para explorar esta problemática. Por ejemplo, en México, la obra Silencio de Los Colochos Teatro, basada en Otelo de Shakespeare, aborda la violencia de género y los celos patológicos, mostrando cómo las emociones extremas pueden impactar la salud mental. Esta producción, presentada en el Foro Shakespeare, utiliza la música de José José para conectar con el público y reflexionar sobre la educación sentimental en contextos de machismo.
De manera similar, en Colombia, la actriz Rebeca López ha utilizado el teatro para explorar temas de memoria y salud mental. En su obra ¿Quién es tu papi?, López destaca cómo el escenario permite a los actores trascender las limitaciones de la edad o las circunstancias personales, ofreciendo un espacio para sanar a través del arte.
Estosapproved ejemplos demuestran que el teatro, como medio artístico, tiene la capacidad única de humanizar temas complejos. Al presentar historias personales en un entorno colectivo, las obras teatrales invitan al público a reflexionar, empatizar y cuestionar sus propias percepciones.
El Impacto de las Relaciones Familiares
Un aspecto central de Mi Madre se Comió mi Corazón es su exploración de las relaciones maternas. La obra examina cómo los traumas y las dinámicas disfuncionales pueden transmitirse de madre a hija, perpetuando ciclos de dolor. Sin embargo, también ofrece una perspectiva esperanzadora al mostrar que es posible romper estos patrones a través de la introspección y el esfuerzo consciente.
Este tema resuena con historias de la vida real, como la de Sheila Devil, hija del cantante Camilo Sesto, cuya madre, Lourdes Ornelas, habló públicamente sobre las luchas de su hija con la salud mental y las adicciones tras la muerte de su padre. Ornelas destacó la importancia de la empatía y el apoyo familiar, pero también la dificultad de ayudar a alguien que no está listo para aceptar ayuda.
Asimismo, la actriz Britney Spears ha compartido su propia experiencia con la salud mental, luchando contra una tutela que limitaba su autonomía. En una audiencia en 2021, Spears expresó su deseo de recuperar el control de su vida, subrayando cómo las dinámicas familiares pueden agravar los problemas de salud mental.
El Teatro como Terapia Colectiva
El teatro no solo sirve como un medio para contar historias, sino también como una forma de terapia colectiva. En Mi Madre se Comió mi Corazón, el público se convierte en un compañero de viaje, acompañando a la protagonista en su proceso de sanación. Esta conexión emocional crea un espacio seguro para reflexionar sobre las propias experiencias y desafíos personales.
En Perú, iniciativas como el grupo Teatro en Silencio, formado por actores sordos, han demostrado cómo el teatro puede ser una herramienta de empoderamiento y sanación. Su obra No soy invisible utiliza las experiencias de vida de los actores para abordar temas de inclusión y superación, mostrando que el arte trasciende las barreras físicas y emocionales.
La Relevancia del Minimalismo Escénico
Uno de los aspectos más destacados de Mi Madre se Comió mi Corazón es su enfoque minimalista. Con pocos elementos en escena, la obra pone el énfasis en la narrativa y la actuación. Este estilo no solo refuerza la intimidad de la historia, sino que también permite que el público se concentre en las emociones y los mensajes de la obra.
El minimalismo escénico es una tendencia creciente en el teatro contemporáneo, ya que permite a los directores y actores explorar temas profundos sin depender de grandes producciones. Obras como La persona deprimida, también presentada en el Teatro La Plaza, utilizan este enfoque para abordar la salud mental, creando un diálogo directo con el espectador.
Un Homenaje a Sofía Rocha
La obra incluye un emotivo homenaje a Sofía Rocha, una actriz peruana cuya muerte en 2019 dejó un vacío en la escena teatral. Galiano, quien admiraba profundamente a Rocha, decidió incluir este tributo como una forma de honrar su legado. Este gesto no solo añade una capa de significado a la obra, sino que también conecta con la comunidad teatral, recordando la importancia de valorar a los artistas que han marked un precedente.
El Futuro de la Salud Mental en el Teatro
Mi Madre se Comió mi Corazón es un recordatorio de que el arte puede ser un catalizador para el cambio social. Al abordar temas como la salud mental y las relaciones familiares, la obra invita al público a reflexionar sobre su propia vida y a cuestionar los estigmas que aún persisten. En un mundo donde la salud mental sigue siendo una conversación pendiente, proyectos como este son un paso hacia adelante.
El impacto de la obra se extiende más allá de las funciones del 24 y 25 de mayo de 2025 en el Teatro La Plaza. Su mensaje resuena en un contexto global donde la pandemia, las crisis económicas y las dinámicas sociales han puesto de relieve la importancia de cuidar la salud mental. Iniciativas como esta demuestran que el teatro no solo entretiene, sino que también educa, inspira y sana.
Rompiendo el Silencio
Mi Madre se Comió mi Corazón es una obra que trasciende el escenario para convertirse en un testimonio de resiliencia y esperanza. A través de la dirección de K’intu Galiano y la actuación de Vania Accinelli, esta pieza invita al público a mirar de frente los desafíos de la salud mental y a reconocer el poder transformador del arte. En un mundo que necesita más empatía y comprensión, esta obra es un recordatorio de que el silencio puede romperse, y que hablar de salud mental es el primer paso hacia la sanación.