El mundo de la fotografía y el activismo ambiental perdió a una de sus figuras más emblemáticas el viernes 23 de mayo de 2025. Sebastião Salgado, el renombrado fotógrafo brasileño, falleció a los 81 años en París, dejando un legado imborrable en el fotoperiodismo y la defensa de la naturaleza. Su lente capturó la esencia de la humanidad y los paisajes más remotos, transformando la fotografía en un poderoso vehículo de denuncia social y amor por el planeta. Este artículo rinde homenaje a su vida, obra y compromiso, explorando cómo su trabajo marcó un hito en la historia contemporánea.
Un Fotógrafo de la Humanidad y la Naturaleza
Sebastião Salgado nació en 1944 en Aimorés, un pequeño pueblo en el estado de Minas Gerais, Brasil. Criado en una finca rodeado de naturaleza, desarrolló desde joven una conexión profunda con el entorno. Su infancia, marcada por largos viajes para visitar a familiares, le enseñó la paciencia, una virtud que más tarde definiría su enfoque fotográfico.
Antes de dedicarse a la fotografía, Salgado estudió Derecho y luego Economía, obteniendo un máster en la Universidad de São Paulo y un doctorado en París. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado en 1970, cuando tomó por primera vez una cámara que su esposa, Lélia Wanick, había comprado. Lo que comenzó como una curiosidad se convirtió en una pasión que lo llevó a abandonar su carrera en la Organización Internacional del Café para dedicarse por completo a la fotografía.
El Arte del Blanco y Negro
El estilo de Salgado es inconfundible: imágenes en blanco y negro cargadas de contraste y emoción. Su decisión de trabajar exclusivamente en monocromo no fue casual. En una entrevista con El País en 2019, explicó que el color podía distraer de los protagonistas de sus obras, mientras que el blanco y negro resaltaba la esencia de las personas y los paisajes.
Salgado transformó el fotoperiodismo en arte. Sus imágenes no solo documentaban, sino que contaban historias profundas sobre la lucha humana, la pobreza, la migración y la relación con la naturaleza. Desde los mineros de Serra Pelada en Brasil hasta los refugiados en África, su lente capturó la dignidad en medio del sufrimiento.
Una Carrera Marcada por la Denuncia Social
A lo largo de más de cinco décadas, Salgado documentó los grandes desafíos de la humanidad. Su trabajo destacó las condiciones de vida de comunidades marginadas, como los garimpeiros (mineros de oro ilegales) en Brasil, cuyas imágenes en Serra Pelada en 1986 dieron la vuelta al mundo. Estas fotografías, tomadas durante 35 días en condiciones extremas, mostraron la lucha desesperada de miles de trabajadores cubiertos de lodo en busca de un futuro mejor.
Salgado también retrató hambrunas y conflictos en África, especialmente en países como Níger y Etiopía. Su primer libro, Otras Américas (1984), documentó la vida de pueblos indígenas, consolidando su reputación como un fotógrafo comprometido. Su capacidad para capturar la humanidad en los momentos más crudos le valió críticas, como la de Susan Sontag, quien lo acusó de estetizar la miseria. Salgado respondió con firmeza: “Fotografío mi mundo”.
La Amazonia: Un Canto a la Naturaleza
Uno de los legados más destacados de Salgado es su proyecto Amazônia, una obra monumental que presentó en 2024 en Barcelona y Madrid. Este trabajo, resultado de siete años y 58 expediciones, incluyó más de 200 fotografías de gran formato y siete películas que retrataron la biodiversidad y la riqueza cultural de la selva amazónica. Salgado la describió como “el paraíso en la tierra” y abogó incansablemente por su protección.
Acompañado por guías locales, Salgado viajó por tierra, aire y agua para capturar la esencia de la Amazonia. Sus imágenes no solo mostraban paisajes, sino también a las comunidades indígenas que la habitan, resaltando su conexión con la naturaleza. Este proyecto fue un llamado a la acción para preservar uno de los ecosistemas más vitales del planeta.
El Instituto Terra: Un Legado de Restauración
Junto a su esposa, Lélia Wanick Salgado, Sebastião fundó el Instituto Terra en Aimorés, una organización dedicada a la reforestación y la educación ambiental. Desde su creación, el instituto ha plantado cerca de tres millones de árboles, restaurando áreas devastadas de la Mata Atlántica.
El Instituto Terra no solo refleja el compromiso de Salgado con el medio ambiente, sino también su creencia en el poder transformador de la acción colectiva. “Sembró esperanza donde había devastación”, señaló el instituto en un emotivo comunicado tras su fallecimiento. Lélia, su compañera inseparable, fue clave en la selección de imágenes y la gestión de proyectos, convirtiéndose en el pilar detrás de muchas de sus obras.
Reconocimientos y Premios
La carrera de Salgado estuvo llena de reconocimientos. En 1998, recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, y en 2024, fue galardonado con el premio de honor de los Sony World Photography Awards. También obtuvo el Premio Rey de España de Periodismo en 1988 y varios premios World Press Photo. Fue nombrado miembro honorario de la Academia de las Artes y las Ciencias en 1992 y de la Academia Francesa de Bellas Artes en 2016.
Su obra fue expuesta en museos de todo el mundo, desde París hasta Nueva York, y publicada en revistas como Life y Time. Además, su vida y trabajo fueron retratados en el documental La sal de la tierra (2014), codirigido por Wim Wenders y su hijo, Juliano Ribeiro Salgado, que fue nominado al Oscar.
Un Momento Decisivo: El Atentado a Reagan
Un evento que marcó la carrera de Salgado fue su cobertura del intento de asesinato del presidente Ronald Reagan en 1981. Como fotógrafo de prensa, capturó 76 imágenes en 60 segundos, imágenes que dieron la vuelta al mundo y le proporcionaron los recursos para financiar su primer proyecto personal en África. Este momento no solo consolidó su carrera, sino que también reafirmó su compromiso con el fotoperiodismo.
Un Hombre de Compromiso y Resiliencia
Salgado enfrentó numerosos desafíos personales, incluida una malaria que contrajo en 2010 mientras trabajaba en su proyecto Genesis en Indonesia. Las complicaciones de esta enfermedad derivaron en una leucemia que finalmente le costó la vida. A pesar de sus problemas de salud, nunca dejó de trabajar. Estaba previsto que asistiera a la inauguración de unas vidrieras diseñadas por su hijo en Reims, Francia, el día siguiente a su fallecimiento.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, rindió homenaje a Salgado, destacando su “inconformismo con un mundo desigual” y su talento para retratar la realidad de los oprimidos. Lula señaló que su obra “siempre servirá de advertencia a la conciencia de toda la humanidad”.
El Impacto Global de su Obra
El trabajo de Salgado trascendió fronteras. Sus proyectos, como Workers, Exodus y Genesis, abordaron temas universales: el trabajo manual, las migraciones forzadas y la conservación de la naturaleza. Su agencia, Amazonas Images, fundada con Lélia, se dedicó exclusivamente a gestionar su obra, asegurando que sus mensajes llegaran a audiencias globales.
En México, su exposición Amazônia en el Museo Nacional de Antropología e Historia en 2025 fue un recordatorio de su compromiso con la preservación de la naturaleza. La Secretaría de Cultura de México lamentó su pérdida, destacando su capacidad para invitar a la reflexión sobre los desafíos ambientales y sociales.
Un Legado que Perdura
La muerte de Sebastião Salgado dejó un vacío en el mundo del arte y el activismo. Sin embargo, su legado perdura en cada imagen, en cada árbol plantado por el Instituto Terra y en las historias de las comunidades que retrató. Su familia, incluyendo a Lélia y sus hijos Juliano y Rodrigo, continúa su misión de preservar su obra y su mensaje.
Salgado no solo fue un fotógrafo; fue un narrador de la condición humana, un defensor de los marginados y un guardián del planeta. Como dijo el Instituto Terra, “su lente reveló el mundo y sus contradicciones; su vida, el poder de la acción transformadora”.
Un Adiós al Maestro
Sebastião Salgado nos enseñó a ver el mundo con otros ojos. A través de su cámara, capturó la belleza y el dolor, la esperanza y la desesperación, recordándonos la fragilidad y la fuerza de la humanidad. Su partida es una pérdida inmensa, pero su obra seguirá inspirando a generaciones futuras. Como él mismo diría, su mundo está en cada fotografía, y ese mundo ahora es nuestro para proteger.