El caso del inodoro de oro robado en el Palacio de Blenheim en 2019 ha llegado a su fin tras casi cinco años de investigaciones y procesos judiciales. La justicia británica ha declarado culpables a dos de los implicados en este insólito crimen, cerrando uno de los robos más extravagantes de la historia reciente.
Un robo de película
Los hechos ocurrieron en la madrugada del 14 de septiembre de 2019, cuando un grupo de ladrones irrumpió en el Palacio de Blenheim, una joya arquitectónica del siglo XVIII y Patrimonio Mundial de la UNESCO. El objetivo del robo: un inodoro de oro macizo de 18 quilates, titulado America, diseñado por el renombrado artista italiano Maurizio Cattelan.
La escultura, completamente funcional y con un valor estimado de 4,8 millones de libras (5,7 millones de euros), había sido instalada como parte de una exposición del propio Cattelan. Anteriormente, la pieza había sido exhibida en el Museo Guggenheim de Nueva York, donde más de 100.000 personas la utilizaron entre 2016 y 2017.
El robo se llevó a cabo con una rapidez impresionante. Los ladrones se infiltraron en el palacio, desmantelaron el inodoro y lo cargaron en un vehículo en cuestión de minutos. El hurto no solo privó al mundo del arte de una de sus piezas más irónicas, sino que también causó daños significativos en la estructura del palacio, generando una inundación por la desconexión del sistema de plomería.
El desarrollo de la investigación
Desde el principio, la policía británica enfrentó un caso complicado. A pesar de contar con imágenes de cámaras de seguridad que captaron a cinco sospechosos en acción, solo dos fueron identificados y llevados ante la justicia.
Uno de los condenados es Michael Jones, un albañil de 39 años, descrito como el «brazo derecho» de James Sheen, el líder del grupo. Sheen, de 40 años, admitió su culpabilidad en abril de 2024 por robo y transferencia de propiedad delictiva. Jones, en tanto, fue declarado culpable de robo en el Tribunal de la Corona de Oxford.
El segundo condenado, Frederick Sines, alias «Fred Doe», de 36 años, residente de Windsor, fue hallado culpable de conspiración para transferir bienes obtenidos de manera ilícita. Su papel en el crimen fue facilitar la venta del oro obtenido tras el desmantelamiento de la escultura.
Por otro lado, el tribunal exculpó a Bora Guccuk, un comerciante de oro de 41 años, quien alegó desconocer la procedencia del metal precioso con el que negoció.
El testimonio de los testigos
Entre los testimonios más impactantes del caso se encuentra el de Eleanor Paice, supervisora de servicios al huésped en el Palacio de Blenheim. La noche del robo, Paice se despertó alarmada por el sonido de cristales rotos y el estruendo de la alarma de incendios. Al salir a evacuar, se encontró con los últimos instantes del audaz hurto. «Solo había sombras y movimientos rápidos. Vi a los ladrones subiendo al coche y luego desapareciendo en la oscuridad», relató.
El robo duró apenas cinco minutos, demostrando un nivel de planificación meticuloso y ejecución rápida. La falta de seguridad reforzada en la exposición de America se convirtió en uno de los puntos más criticados tras el suceso.
El desenlace judicial
El caso del inodoro de oro robado ha capturado la atención del público y los medios de comunicación durante años, dando lugar a innumerables juegos de palabras y teorías sobre el paradero de la obra de arte. Sin embargo, la realidad es más prosaica: según las investigaciones, el inodoro fue desmontado y fundido poco después del robo, eliminando cualquier posibilidad de recuperación.
Con la condena de Jones y Sines, el caso llega a su fin. Las penas que enfrentarán los responsables se darán a conocer en mayo de 2024. Mientras tanto, el Palacio de Blenheim ha reforzado sus medidas de seguridad para evitar incidentes similares en el futuro.
Un caso que pasará a la historia
El robo del inodoro de oro no solo representa una pérdida significativa para el mundo del arte, sino que también ha sido un reflejo de cómo el crimen puede desafiar incluso las instituciones más seguras. El irónico mensaje de Maurizio Cattelan con America, una obra que simbolizaba la opulencia y la desigualdad, adquiere ahora una dimensión aún más profunda.
A pesar del destino final del inodoro de oro, su historia quedará registrada como uno de los robos de arte más audaces y peculiares de la historia moderna. Un crimen que, aunque haya sido resuelto, sigue generando fascinación y desconcierto en todo el mundo.