En una de las estafas más impactantes en la historia del streaming, Carl Erik Rinsch, un guionista y director de Hollywood, ha sido arrestado por defraudar $11 millones a Netflix. El dinero, que debía financiar la producción de una serie de ciencia ficción titulada «White Horse» (posteriormente renombrada «Conquest»), fue utilizado en inversiones riesgosas y gastos personales lujosos. Esta historia, que mezcla ambición, engaño y una caída en desgracia, ha puesto en jaque la confianza de las plataformas de streaming en sus creadores.
Un proyecto prometedor que nunca vio la luz
Netflix confió en Rinsch, conocido por dirigir la película 47 Ronin, y desembolsó inicialmente $44 millones para la producción de White Horse. La serie tenía una premisa intrigante: un científico que crea clones superinteligentes confinados en una ciudad brasileña. Sin embargo, la producción se estancó, y en marzo de 2020, Rinsch solicitó $11 millones adicionales asegurando que eran necesarios para completar la serie.
Los fiscales sostienen que, en lugar de usar estos fondos para la producción, Rinsch transfirió el dinero a una cuenta de corretaje personal y realizó inversiones en valores bursátiles y criptomonedas. Sus primeras apuestas financieras fueron desastrosas: perdió más de la mitad del dinero en menos de dos meses en operaciones de alto riesgo. No obstante, una inversión en criptomonedas resultó ser rentable, y posteriormente transfirió las ganancias a una cuenta bancaria personal.
Lujo, excesos y demandas millonarias
Lejos de retomar la producción, Rinsch gastó aproximadamente $10 millones en artículos de lujo y gastos personales. Su extravagante estilo de vida incluyó:
- $1.8 millones en facturas de tarjetas de crédito.
- $1 millón en honorarios legales para demandar a Netflix por más dinero.
- $3.7 millones en muebles y antigüedades, incluyendo colchones valorados en $638,000.
- $2.4 millones en cinco Rolls-Royces y un Ferrari.
- $652,000 en relojes y ropa.
A pesar de estas exorbitantes compras, Rinsch continuó asegurando a Netflix que la producción de White Horse avanzaba «de manera excelente». Sin embargo, su comportamiento se tornó errático, llegando a afirmar que había descubierto el mecanismo secreto de transmisión del COVID-19 y que podía predecir terremotos y rayos.
La reacción de Netflix y el proceso legal
Netflix, ante la falta de avances y las incoherencias en las comunicaciones con Rinsch, canceló la producción de la serie en 2021. Un año después, un tribunal falló a favor de la plataforma y ordenó al director pagar casi $12 millones en daños y honorarios legales. A pesar de la sentencia, Rinsch no devolvió el dinero y siguió con su ostentoso estilo de vida.
Finalmente, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos anunció su arresto en West Hollywood. Rinsch enfrenta cargos de fraude electrónico, lavado de dinero y transacciones monetarias con fondos obtenidos de manera fraudulenta. Estos delitos podrían llevarlo a cumplir hasta 20 años de prisión.
Impacto en la industria del entretenimiento
El caso White Horse representa una señal de alerta para las plataformas de streaming y los inversores en la industria del entretenimiento. Netflix ha tenido que asumir la pérdida de $55 millones en un proyecto que nunca se materializó, lo que podría traducirse en un mayor control sobre los presupuestos de futuras producciones.
Este escándalo también plantea interrogantes sobre la supervisión de los fondos destinados a la producción de contenidos originales. La confianza entre creadores y plataformas podría verse afectada, derivando en nuevas regulaciones y restricciones para la aprobación de presupuestos.
El ascenso y caída de Carl Erik Rinsch es un claro ejemplo de cómo la ambición desmedida y la falta de control financiero pueden destruir una carrera y un proyecto prometedor. Lo que pudo haber sido una serie innovadora y de éxito terminó convirtiéndose en uno de los fraudes más grandes en la historia del streaming.
Con este caso, Netflix y otras plataformas de entretenimiento tendrán que replantear sus estrategias de financiamiento para evitar que historias como la de White Horse vuelvan a repetirse. Mientras tanto, la comunidad cinematográfica observa con atención el desenlace legal de Rinsch, cuya caída ha dejado una marca imborrable en la industria.