En julio de 2017, un estudio pionero arrojó una luz oscura sobre la realidad social del cambio climático. El Climate Accountability Institute, con sede en Estados Unidos, principal autoridad científica mundial sobre el papel de las empresas energéticas en la crisis del calentamiento global, y el Carbon Disclosure Project, una organización con sede en Reino Unido que estudia el impacto medioambiental de las multinacionales, revelaron que cien empresas eran responsables del 71% de las emisiones de gases de efecto invernadero imputables al hombre desde 1988, y que más de la mitad de las emisiones industriales mundiales son atribuibles únicamente a veinticinco empresas.
Estas cien empresas son todas productoras de petróleo, gas o carbón. Los tres combustibles son fósiles y, por tanto, no renovables; al quemarse, liberan energía y gases de efecto invernadero debido a su alto contenido en carbono: tanto el petróleo como el gas natural son hidrocarburos, es decir, están compuestos exclusivamente de carbono e hidrógeno.
Aunque tradicionalmente las emisiones se miden a nivel nacional o individual, en 2013, el Climate Accountability Institute creó una nueva base de datos que calcula y desglosa el volumen de gases de efecto invernadero que liberan cada año los mayores productores de carbón, petróleo y gas: se trata de multinacionales de combustibles fósiles que los investigadores han bautizado como carbon majors.
«Estamos ante una nueva y poderosa perspectiva afirma entusiasmado Pedro Faria, director técnico del Carbon Disclosure Project. Los datos sobre las carbon majors ofrecen una visión de la responsabilidad climática de los productores de hidrocarburos, las empresas que llevan décadas obteniendo increíbles beneficios de la extracción y producción de combustibles emisores de gases de efecto invernadero».
«Uno de los objetivos de nuestros análisis es desplazar el centro del debate de la responsabilidad individual hacia las estructuras de poder señala Richard Heede, director del Climate Accountability Institute. El hecho de que los consumidores emitan CO2 al quemar combustibles no exime a las empresas de combustibles fósiles de su responsabilidad por perpetuar conscientemente la era del carbono». Y continúa: «Estos hidrocarburos se producen y se comercializan a sabiendas de que agravarán la crisis climática».
1988 no es una fecha elegida al azar por los expertos en calentamiento global: fue el año en que, con la creación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), se reconoció oficialmente el origen humano del cambio climático. Entre 1988 y la actualidad, las empresas energéticas han arrojado más gases de efecto invernadero a nuestros cielos que entre 1750 en los inicios de la Revolución Industrial y 1988. Si el ritmo de extracción de combustibles fósiles persiste en los próximos treinta años como lo ha hecho en los treinta anteriores, la temperatura media mundial aumentaría hasta 4 ºC a finales del siglo XXI, lo que consumiría, literalmente, el planeta.
Desde que arrojaron la primera piedra desestabilizadora al calmo estanque del clima, el Climate Accountability Institute y el Carbon Disclosure Project han actualizado periódicamente los datos sobre la industria de los combustibles fósiles. ¿Quiénes son, hoy, en este momento de emergencia climática, las empresas pirómanas? Si entre los mayores regurgitadores de CO2 se encuentran famosos mastodontes como Shell, Total, ExxonMobil, Chevron y BP, las tres mayores multinacionales «climaticidas» del mundo son poco o nada conocidas para el gran público.
En conclusión, las carbon majors representan una amenaza existencial para nuestro planeta. A pesar de los llamados urgentes a la acción climática, estas empresas continúan impulsando la extracción y quema de combustibles fósiles, perpetuando así la crisis climática y sus devastadoras consecuencias sociales y ambientales. Es imperativo que tanto los gobiernos como la sociedad civil tomen medidas significativas para enfrentar este desafío, antes de que sea demasiado tarde para revertir sus impactos catastróficos.