Introducción
El mundo de la música para televisión está de luto: Alf Clausen, el legendario compositor detrás de las icónicas melodías de Los Simpson, falleció el pasado jueves 29 de mayo a los 84 años. La noticia fue confirmada por su hija, Kaarin Clausen, quien explicó que su padre luchaba desde hace años contra una rara enfermedad neurodegenerativa llamada parálisis supranuclear progresiva (PSP).
Aunque su nombre tal vez no sea conocido por todos, su música ha sido parte de la vida de millones. Si alguna vez has tarareado alguna canción loca de Los Simpson o te has emocionado con uno de esos episodios musicales tan únicos, es muy probable que haya sido obra de Clausen.
Una carrera digna de Emmy (y más)
Clausen no fue un músico cualquiera. Fue una auténtica leyenda en su campo. A lo largo de su carrera, acumuló 30 nominaciones a los premios Emmy, de las cuales 21 fueron por su trabajo en Los Simpson. Ganó dos de esos premios gracias a temas inolvidables como “We Put the Spring in Springfield” (1997) y “You’re Checkin’ In (A Musical Tribute to the Betty Ford Center)” (1998).
Y eso no es todo: también ganó cinco premios Annie, esos que se otorgan a lo mejor de la animación. En pocas palabras, Clausen era una institución en lo suyo, uno de esos talentos que trabajan tras bambalinas pero dejan huella profunda en la cultura popular.

De Dakota del Norte a Springfield
Alf Clausen nació en Minneapolis, Minnesota, pero creció en Jamestown, Dakota del Norte. Su historia suena casi como una película: desde un pequeño pueblo hasta las grandes ligas de Hollywood. Su pasión por la música lo llevó a estudiar en la prestigiosa Berklee College of Music en Boston, donde se convirtió en el primer estudiante en tocar la trompa francesa.
Empezó su carrera en Los Ángeles como compositor freelance, ghostwriter y arreglista. Trabajó en programas como Donny & Marie y The Mary Tyler Moore Hour, pero su gran salto llegó en los años 80, cuando fue contratado para componer la música de la serie de detectives Moonlighting. Sí, esa misma en la que actuaba un joven Bruce Willis. Por ese trabajo, recibió seis nominaciones al Emmy. También compuso música para películas ochenteras icónicas como Ferris Bueller’s Day Off (Todo en un día), Weird Science y The Naked Gun.
Y sí, por si te lo estabas preguntando: también compuso para la serie ALF. Ironic, ¿no?
El corazón sonoro de Los Simpson
Aunque Danny Elfman fue quien compuso la famosa canción de apertura de Los Simpson, fue Alf Clausen quien se encargó de darle alma sonora a Springfield durante casi tres décadas. Se unió al equipo en 1990, en la segunda temporada, y se mantuvo hasta la temporada 28 en 2017. En total, trabajó en más de 560 episodios.
Su trabajo no era nada simple. No se trataba solo de poner musiquita de fondo: Clausen componía canciones originales, creaba cues musicales para cada situación, y reinterpretaba constantemente el tema principal, todo acompañado de una orquesta de 35 músicos. Su enfoque era tan meticuloso y creativo que Los Simpson muchas veces se sentía como un musical animado disfrazado de comedia.
“No es una caricatura, es un drama donde los personajes están dibujados”
Durante una entrevista en 2015 con la Television Academy, Clausen confesó que en un principio no quería trabajar en Los Simpson. Después de varios años en Moonlighting, él soñaba con ser compositor de dramas y películas. Pero entonces llegó una llamada que lo cambió todo: Matt Groening, el creador del show, le dijo: “Nosotros no vemos a Los Simpson como una caricatura, lo vemos como un drama donde los personajes están dibujados”.
Esa frase fue suficiente para convencerlo. Y el resto, como dicen, es historia.
Gracias a esa visión, Clausen pudo experimentar con todos los géneros musicales imaginables: desde el jazz hasta la ópera, pasando por el pop, el country, y la música clásica. Cada personaje tenía su propio estilo, cada chiste podía tener su nota, y cada episodio podía convertirse en una obra musical digna de Broadway… o al menos de un Emmy.
Un tesoro oculto del show
Matt Groening lo definió como “uno de los tesoros no reconocidos del programa”, y no le falta razón. En un show tan popular como Los Simpson, donde los reflectores suelen ir hacia los guionistas o las voces de los personajes, Clausen aportaba una riqueza sonora inigualable. Su música no solo acompañaba los momentos cómicos; los elevaba, los transformaba, los hacía memorables.
¿Quién no recuerda el episodio musical del burdel disfrazado de casa de variedades? ¿O aquel número de rehabilitación con coreografía estilo Broadway? ¿O las veces que Lisa se perdía en sus solos de saxofón, y la música transmitía exactamente su tristeza o esperanza?
Todo eso era Clausen. Sin él, Los Simpson simplemente no habrían sido lo mismo.
Una despedida con notas largas

La enfermedad que lo apartó de la música fue cruel. La parálisis supranuclear progresiva (PSP) es una condición neurológica degenerativa que afecta el equilibrio, el habla y la movilidad. No tiene cura, y progresivamente va limitando las capacidades del paciente. Clausen convivió con ella durante ocho años, desde que fue diagnosticado poco después de cumplir 75.
Aun así, su legado permanece vivo. Sus partituras siguen sonando en las repeticiones de Los Simpson que se emiten por todo el mundo. Sus canciones siguen siendo objeto de culto entre los fans. Y su influencia sigue inspirando a nuevas generaciones de compositores para cine y televisión.
Un adiós, pero no un olvido
En estos tiempos donde todo se mueve rápido, y los nombres detrás de las cámaras muchas veces pasan desapercibidos, es importante detenerse un momento y rendir homenaje a figuras como Alf Clausen. No solo porque fue brillante en lo suyo, sino porque su música ayudó a definir una era de la televisión.
Así que la próxima vez que pongas un capítulo viejo de Los Simpson, presta atención a la música. Escucha esa melodía que acompaña a Bart cuando hace travesuras, o ese tema dramático cuando Marge se siente sola. Detrás de cada nota está Alf Clausen, un verdadero maestro, que con humor, talento y sensibilidad, nos enseñó que la música en televisión puede ser mucho más que un fondo: puede ser el alma del show.