La energía de fusión, el proceso que alimenta las estrellas, ha sido durante décadas el santo grial de la ciencia energética. En un avance histórico, el proyecto ITER (Reactor Termonuclear Experimental Internacional) ha completado todos los componentes principales de su sistema de imanes superconductores, un paso crucial hacia la producción de energía limpia, segura y prácticamente ilimitada. Este logro, alcanzado en el sur de Francia, marca un punto de inflexión para el experimento de fusión más grande y avanzado del mundo. En este artículo, exploramos en profundidad el proyecto ITER, su impacto global y su promesa de transformar el futuro energético.
¿Qué es el Proyecto ITER?
El ITER, cuyo nombre significa «el camino» en latín, es una colaboración científica sin precedentes que reúne a 35 países, incluyendo la Unión Europea, Estados Unidos, China, Rusia, Japón, India y Corea del Sur. Su misión es demostrar que la fusión nuclear, el proceso que genera la energía del Sol, puede ser replicado en la Tierra para producir electricidad de manera sostenible y libre de carbono.
Ubicado en Cadarache, Francia, ITER es el mayor reactor de fusión jamás construido, superando en seis veces el volumen de plasma del JT-60SA, el tokamak más grande en operación hoy. A diferencia de los reactores de fisión nuclear, que dividen átomos y generan residuos radiactivos, la fusión combina núcleos ligeros, como los isótopos de hidrógeno (deuterio y tritio), liberando enormes cantidades de energía sin subproductos radiactivos de larga duración.
Objetivo principal: Lograr una ganancia energética neta, produciendo 500 megavatios de energía de fusión con solo 50 megavatios de entrada, un retorno diez veces mayor.
El Corazón del ITER: El Tokamak y su Sistema Magnético
El núcleo del reactor ITER es un tokamak, una cámara con forma de rosquilla diseñada para contener y controlar plasma a temperaturas extremas de 150 millones de grados Celsius, diez veces más caliente que el núcleo del Sol. Este plasma, un gas cargado eléctricamente, es donde ocurre la fusión nuclear.
El Papel de los Imanes Superconductores
El sistema magnético del ITER es el componente más crítico para lograr la fusión. Compuesto por 10,000 toneladas de imanes superconductores y 100,000 kilómetros de hilos superconductores, este sistema crea un campo magnético poderoso que confina el plasma, evitando que toque las paredes del tokamak. Los imanes operan a temperaturas cercanas al cero absoluto (-269°C) para mantener su superconductividad, un desafío técnico monumental.
El sistema incluye cuatro tipos de imanes:
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Solenoide Central: El imán más potente, capaz de generar un campo magnético de 13 teslas, suficiente para levantar un portaaviones. Construido en Estados Unidos, consta de seis módulos masivos y más de 9,000 componentes.
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Imanes de Campo Toroidal: 18 bobinas gigantes, fabricadas por Europa y Japón, que generan un campo de 11.8 teslas y almacenan 41 gigajulios de energía magnética.
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Imanes de Campo Poloidal: Seis bobinas, construidas por Rusia, Europa y China, que controlan la forma y estabilidad del plasma.
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Bobinas de Corrección: 18 bobinas más pequeñas, fabricadas por China, que ajustan el campo magnético para una contención precisa.
Cómo Funciona la Fusión en el ITER
El proceso de fusión en el ITER sigue una secuencia cuidadosamente diseñada:
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Inyección de Combustible: Se introducen pequeñas cantidades de deuterio y tritio, extraídos del agua de mar y el litio, respectivamente.
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Ionización: Una corriente eléctrica convierte el gas en plasma, un estado de materia donde los electrones se separan de los núcleos.
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Contención Magnética: Los imanes superconductores forman una «jaula invisible» que mantiene el plasma suspendido, evitando que toque las paredes del tokamak.
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Calentamiento Extremo: Sistemas auxiliares, como haces de partículas y microondas, elevan la temperatura del plasma a 150 millones de grados Celsius.
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Ignición por Fusión: Los núcleos de deuterio y tritio se fusionan, liberando neutrones de alta energía que transfieren calor a las paredes del tokamak.
Este calor puede ser capturado para generar vapor y, en futuras plantas comerciales, producir electricidad mediante turbinas, similar a las centrales convencionales.
El Solenoide Central: Un Gigante Tecnológico
El Solenoide Central, completado recientemente por Estados Unidos, es el corazón del sistema magnético del ITER. Con una altura de 18 metros, un ancho de 4.3 metros y un peso de 1,000 toneladas, este imán genera corrientes eléctricas pulsadas que inician y sostienen el plasma dentro del tokamak.
Fabricado con niobio-estaño, un material superconductor, el solenoide opera a temperaturas extremadamente bajas, lo que requiere un sistema de refrigeración con helio líquido. Su estructura de soporte, un «exoesqueleto» de más de 9,000 componentes, está diseñada para soportar fuerzas mecánicas equivalentes a dos veces el empuje de un transbordador espacial.
El ensamblaje final del solenoide en el sitio de Cadarache marca un hito clave, ya que permite avanzar hacia la integración de todos los sistemas del tokamak.
Una Colaboración Global Sin Precedentes
El proyecto ITER es un testimonio del poder de la cooperación internacional. Cada miembro ha contribuido con componentes críticos, demostrando que la ciencia puede unir a naciones con intereses diversos.
Aportes de los Países Miembros
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Estados Unidos: Solenoide Central, estructuras de soporte y el 8% de los superconductores de campo toroidal.
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Europa: Cuatro imanes de campo poloidal, diez imanes de campo toroidal y componentes clave del tokamak.
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Rusia: Imán de campo poloidal superior, 40% de los superconductores de campo poloidal y 20% de los superconductores de campo toroidal.
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China: Imán de campo poloidal de 10 metros, alimentadores de imanes y 18 bobinas de corrección.
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Japón: 43 kilómetros de superconductor para el Solenoide Central y ocho imanes de campo toroidal.
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Corea: Herramientas de ensamblaje, cuatro sectores del recipiente de vacío y 20% de los superconductores de campo toroidal.
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India: Criostato de 3,850 toneladas, criolíneas y sistemas de calentamiento de plasma.
Pietro Barabaschi, Director General de ITER, destacó: “Lo que hace único a ITER no es solo su complejidad técnica, sino el marco de cooperación internacional que lo ha sostenido a través de cambios políticos. Este logro demuestra que podemos superar diferencias nacionales para enfrentar desafíos como el cambio climático”.
Desafíos y Retrasos del Proyecto ITER
A pesar de sus avances, ITER ha enfrentado numerosos obstáculos. Iniciado formalmente en 2006, el proyecto originalmente planeaba alcanzar el primer plasma en 2016 con un presupuesto de 5,000 millones de euros. Sin embargo, la complejidad técnica, defectos de fabricación y la pandemia de COVID-19 han elevado los costos a más de 22,000 millones de euros y retrasado las operaciones completas hasta 2039, según el cronograma más reciente.
En 2022, la Autoridad de Seguridad Nuclear de Francia (ASN) detuvo temporalmente la construcción debido a preocupaciones sobre la protección contra neutrones de alta energía. Los ingenieros están abordando estos problemas mediante reparaciones en los sectores del tokamak y ajustes en los protocolos de seguridad.
A pesar de estos desafíos, el proyecto ha avanzado significativamente. En abril de 2022, ITER estaba cerca del 85% de completion hacia el primer plasma, y la finalización del sistema magnético refuerza la confianza en su viabilidad.
El Impacto Futuro de ITER
El ITER no está diseñado para generar electricidad directamente, sino para demostrar la viabilidad científica y técnica de la fusión a gran escala. Sus objetivos incluyen:
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Probar el plasma ardiente: Un estado donde la energía de las reacciones de fusión mantiene la temperatura del plasma sin calefacción externa.
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Desarrollar tecnologías clave: Superconductores, sistemas de mantenimiento remoto y módulos de cría de tritio para la autosuficiencia de combustible.
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Pavimentar el camino para plantas comerciales: Los conocimientos de ITER informarán el diseño de futuros reactores, como DEMO, que podrían alimentar ciudades sin emisiones.
El impacto potencial de la fusión es inmenso. Según los científicos de ITER, una cantidad de combustible del tamaño de una piña podría generar tanta energía como 10,000 toneladas de carbón, sin emisiones de carbono ni residuos radiactivos significativos.
Competencia y el Futuro de la Fusión
Mientras ITER avanza, la carrera por la fusión comercial se intensifica. Empresas privadas, como Commonwealth Fusion Systems (EE.UU.) y Tokamak Energy (Reino Unido), están desarrollando reactores más pequeños y modulares, prometiendo resultados en plazos más cortos. Por ejemplo, el proyecto SPARC de MIT y CFS utiliza imanes superconductores de alta temperatura para lograr campos magnéticos más fuertes en dispositivos compactos.
Sin embargo, ITER sigue siendo el estándar de oro debido a su escala y enfoque integral. “Sabemos que la fusión es posible”, dijo Barabaschi. “La pregunta es si podemos hacerla rentable. Soy escéptico de que lo logremos en una o dos décadas, pero ITER está sentando las bases”.
Un Futuro Energético Más Limpio
El proyecto ITER representa la culminación de décadas de investigación y colaboración global. La finalización de su sistema de imanes superconductores es un hito que nos acerca a un futuro donde la energía de fusión podría alimentar el mundo sin dañar el planeta. Aunque los desafíos persisten, el compromiso de 35 naciones demuestra que la humanidad puede unirse para abordar problemas existenciales como el cambio climático.
Con cada avance, ITER nos recuerda que el camino hacia la energía limpia es difícil, pero posible. La era de la fusión práctica está más cerca que nunca, y el mundo está observando con esperanza.