Del tejido a la sinapsis: el MIT convierte células de la piel directamente en neuronas motoras

Un avance del MIT convierte células cutáneas en neuronas motoras funcionales, abriendo nuevas vías para tratar enfermedades neurológicas graves.

La biología celular y la ingeniería genética acaban de dar un paso trascendental. Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han logrado convertir directamente células de la piel en neuronas motoras funcionales, sin necesidad de transformarlas primero en células madre. Este avance, descrito en dos estudios publicados en Cell Systems, tiene el potencial de transformar el tratamiento de enfermedades como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), las lesiones de médula espinal y otras patologías neuromotoras.

A través de un enfoque de reprogramación celular directa, este método logra una eficiencia sin precedentes, acelerando los tiempos de producción y multiplicando la cantidad de neuronas generadas. ¿Qué implica esto para la medicina moderna? ¿Qué obstáculos científicos han superado? Este artículo responde estas preguntas, profundizando en uno de los avances biotecnológicos más prometedores de la última década.

De la piel al sistema nervioso: un desafío histórico

Hasta ahora, convertir una célula especializada en otra requería primero “borrarla” y convertirla en una célula madre pluripotente inducida (iPSC), un proceso complejo que puede tardar semanas y cuya eficiencia es limitada. Las iPSC pueden convertirse en distintos tipos de células, incluyendo neuronas, pero muchos de estos intentos fracasan en alcanzar la madurez celular adecuada.

Del tejido a la sinapsis: el MIT convierte células de la piel directamente en neuronas motoras

Desde el descubrimiento de las iPSC en 2006 por el japonés Shinya Yamanaka, las posibilidades de regenerar tejidos humanos a partir de células adultas cambiaron para siempre. Sin embargo, la reprogramación intermedia siempre ha implicado riesgos, como mutaciones genéticas o transformaciones incompletas.

Con esta nueva técnica, se evita esa fase intermedia: las células de la piel se transforman directamente en neuronas motoras, reduciendo los tiempos y aumentando las tasas de éxito.

Un proceso optimizado: tres genes clave y multiplicación celular

La clave del éxito radica en la combinación de genes utilizada por el equipo liderado por Katie Galloway. En estudios anteriores, el proceso requería seis factores de transcripción y dos proteínas adicionales, administradas mediante múltiples vectores virales. Esto generaba una eficiencia menor al 1 %.

Ahora, gracias a un refinamiento sistemático, el equipo del MIT identificó una combinación de solo tres factores de transcripción —NGN2, ISL1 y LHX3— capaces de inducir directamente la conversión. Además, se añadieron dos genes más, p53DD y una versión mutada de HRAS, que impulsan la proliferación inicial de las células de la piel antes de transformarse. Esto mejora radicalmente la eficiencia del proceso, logrando una producción de neuronas de hasta un 1100 % más en células de ratón.

Este paso previo de «hiperproliferación» es clave: cuanto más activas estén las células, mayor es su receptividad a la transformación genética.

Del tejido a la sinapsis: el MIT convierte células de la piel directamente en neuronas motoras

Un solo virus, múltiples beneficios

La optimización del método también radica en la técnica de entrega genética. Antes, cada gen se introducía mediante un vector viral independiente, lo que dificultaba la sincronización genética.

Hoy, los tres genes esenciales pueden empaquetarse en un solo virus modificado, garantizando su expresión coordinada. Además, se utiliza un segundo virus para introducir los genes que estimulan la proliferación. Este enfoque no solo mejora la eficiencia, sino que también simplifica el procedimiento, facilitando su replicación en otros laboratorios.

Según Galloway, “la reprogramación directa, sin pasar por células madre, elimina los estados intermedios donde muchas células se pierden o mutan. Es una vía más rápida, limpia y prometedora para la medicina regenerativa.”

Aplicaciones clínicas: de modelos animales a terapias humanas

Para comprobar la funcionalidad de las neuronas generadas, los investigadores implantaron las células en el cuerpo estriado de ratones, una región del cerebro vinculada al control motor. En colaboración con la Universidad de Boston, observaron que las neuronas no solo sobrevivían, sino que se integraban con el tejido huésped.

Dos semanas después de la implantación, las neuronas mostraban actividad eléctrica y señales de calcio —un indicativo de que podían comunicarse con otras neuronas—, algo esencial para que puedan restaurar funciones motoras en organismos vivos.

El siguiente paso será intentar injertar estas neuronas en la médula espinal, con el objetivo de reparar circuitos dañados en pacientes con lesiones medulares.

Del tejido a la sinapsis: el MIT convierte células de la piel directamente en neuronas motoras

Posibilidades terapéuticas: ELA, parálisis y más

Uno de los usos potenciales más esperados de esta tecnología es el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Actualmente, ya existen ensayos clínicos que utilizan neuronas derivadas de iPSC para tratar esta enfermedad, pero el número de células disponibles es limitado y los costos son altos.

Si este nuevo método puede aplicarse de forma segura a células humanas, se podrían producir millones de neuronas motoras funcionales de forma rápida, económica y personalizada, utilizando células del propio paciente para evitar rechazos inmunológicos.

Además de la ELA, otras enfermedades neuromusculares, como la parálisis cerebral o las secuelas por traumatismos craneoencefálicos, podrían beneficiarse de terapias basadas en reemplazo celular.

Limitaciones actuales y desafíos éticos

Aunque los resultados en ratones son prometedores, la conversión en células humanas aún tiene una eficiencia del 10 % al 30 %, menor que en modelos animales. También se necesitan más estudios para validar la funcionalidad a largo plazo de las neuronas humanas reprogramadas.

Existen, además, desafíos éticos y técnicos: la manipulación genética mediante virus siempre conlleva riesgos, y será necesario demostrar su seguridad antes de avanzar a ensayos clínicos en humanos.

Igualmente, el uso de técnicas virales para introducir genes podría provocar mutaciones no deseadas. Por ello, algunos científicos están explorando formas no virales, como la edición genética por CRISPR, para lograr resultados similares con mayor control.

La revolución de la biotecnología personalizada

Más allá de las neuronas motoras, este descubrimiento abre las puertas a una nueva era de reprogramación celular personalizada. En teoría, cualquier célula somática del cuerpo humano podría transformarse en otra funcional, sin necesidad de retroceder a un estado embrionario.

Esto representa una revolución para la medicina regenerativa, la ingeniería de tejidos, la farmacología personalizada y hasta la investigación sobre el envejecimiento.

En palabras de Galloway: “Estamos al borde de una nueva era donde podríamos regenerar tejidos y órganos a demanda, utilizando las propias células del paciente. La reprogramación directa es una de las llaves que abre esa puerta.”

Financiación y respaldo científico

La investigación fue financiada por el Instituto Nacional de Ciencias Médicas Generales (NIGMS) y el Programa de Becas de Investigación de Posgrado de la Fundación Nacional de Ciencias (NSF), dos de los organismos más prestigiosos de Estados Unidos. Esto garantiza no solo la seriedad del estudio, sino también su continuidad a largo plazo.

Los resultados se publicaron en dos artículos en Cell Systems, una de las revistas más respetadas en el campo de la biología molecular y los sistemas celulares.

Una nueva frontera para la neurociencia y la medicina

La conversión directa de células dérmicas en neuronas motoras marca un hito científico con implicaciones transformadoras para la salud humana. Si bien aún se requieren ensayos clínicos y mejoras en la eficiencia para su aplicación en humanos, el potencial terapéutico es inmenso.

Estamos ante el inicio de una biotecnología regenerativa más rápida, precisa y personalizada. Y aunque el camino hacia su aplicación clínica aún está en desarrollo, este avance del MIT podría redefinir la manera en que tratamos enfermedades neuromotoras y regeneramos tejidos perdidos.

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