En los profundos y misteriosos rincones del océano, habita un grupo de organismos que están cambiando nuestra comprensión de la evolución y la vida multicelular. Los ctenóforos, también conocidos como medusas de peine, han sorprendido a la comunidad científica con un descubrimiento que desafía las ideas tradicionales sobre la individualidad y la cooperación entre organismos. Estos animales marinos, considerados entre los más antiguos del planeta, poseen una habilidad extraordinaria: la capacidad de fusionarse completamente con otros ejemplares, integrando sus sistemas nerviosos y digestivos.
Los ctenóforos: una ventana al pasado evolutivo
Los ctenóforos son criaturas gelatinosas que se desplazan por los océanos gracias a unas hileras de cilios que reflejan la luz, creando un efecto visual de destellos bioluminiscentes. Este filo animal, cuyo nombre significa «portadoras de peines» en griego, es considerado uno de los más antiguos del árbol de la vida.
“El antepasado común más reciente de todos los animales vivió probablemente hace 600 o 700 millones de años”, explica Daniel Rokhsar, profesor de Biología Molecular y Celular en la Universidad de California, Berkeley. Debido a su naturaleza de cuerpo blando, los ctenóforos no dejaron un registro fósil directo, pero el estudio de sus parientes vivos permite comprender los primeros pasos de la evolución animal.
La fusión: un fenómeno único en la naturaleza
Recientemente, un equipo de investigadores dirigido por Kei Jokura, del Instituto Oceanográfico Woods Hole, documentó por primera vez el sorprendente proceso de fusión entre ctenóforos de la especie Mnemiopsis leidyi. Este fenómeno permite que dos ejemplares se integren completamente, compartiendo sus sistemas nerviosos y digestivos. En palabras de Jokura, “El fenómeno de la fusión ha planteado muchas cuestiones interesantes, como qué genes intervienen en el proceso y cómo se define el ‘yo’ y el ‘no yo’”.
Los experimentos revelaron que nueve de cada diez parejas de ctenóforos lograban fusionarse con éxito. Este descubrimiento abre interrogantes sobre la naturaleza de la individualidad en los seres vivos y ofrece pistas valiosas sobre los mecanismos de cooperación en los primeros organismos multicelulares.
Implicaciones para la biología evolutiva
La capacidad de fusionarse podría ser un vestigio de las primeras etapas de la vida multicelular, cuando la cooperación entre organismos era esencial para la supervivencia. En este sentido, los ctenóforos representan una oportunidad única para estudiar aspectos fundamentales de la evolución.
Pawel Burkhardt, bílogo evolutivo de la Universidad de Bergen, Noruega, afirma que “los programas de desarrollo de los ctenóforos son potencialmente más flexibles que los de otros animales”. Su capacidad para revertir su desarrollo ante el estrés también sugiere que estos animales han desarrollado estrategias únicas de adaptación a entornos cambiantes.
Presencia en el mar peruano y el impacto del cambio climático
En las costas del Perú, los ctenóforos son una presencia recurrente, especialmente en las aguas frías de la corriente de Humboldt. Su avistamiento se intensifica durante eventos como El Niño, cuando las aguas cálidas favorecen la llegada de especies no habituales. Aunque no representan un peligro para los humanos, su creciente presencia podría ser un indicador de los cambios en los ecosistemas marinos asociados al cambio climático.
Los investigadores sugieren que el aumento de la temperatura del mar está favoreciendo la proliferación de estas criaturas en regiones donde antes eran poco comunes. Este fenómeno destaca la necesidad de monitorear cómo las alteraciones climáticas están afectando la biodiversidad marina.
La ciencia tras la fusión
El estudio de Jokura, publicado en la revista Current Biology, sugiere que los ctenóforos carecen del mecanismo de alorreconocimiento que permite a la mayoría de los animales distinguir entre sus propias células y las de otro organismo. Esta falta de «barreras» inmunológicas podría explicar su capacidad de fusionarse, un proceso que en humanos provocaría el rechazo de tejidos trasplantados.
Mariana Rodríguez-Santiago, coautora del estudio, explica que este descubrimiento plantea preguntas fundamentales sobre la función del sistema nervioso y la naturaleza de la identidad biológica. “Cada tema tiene el potencial de desafiar nuestra comprensión fundamental de la biología”, señala.
Aplicaciones futuras
La investigación sobre la fusión en ctenóforos podría tener implicaciones más allá de la biología evolutiva. Los científicos esperan que este conocimiento pueda ser aplicado en campos como la biotecnología y la medicina regenerativa. La capacidad de fusionar tejidos y sistemas podría inspirar avances en trasplantes de órganos y tratamientos para lesiones del sistema nervioso.
Un universo por descubrir
Los descubrimientos recientes sobre los ctenóforos subrayan la importancia de la investigación marina. Los océanos albergan una biodiversidad inmensa y en gran parte inexplorada, donde aún quedan por descubrir innumerables secretos sobre la vida en la Tierra. Estos hallazgos también resaltan la necesidad de proteger los ecosistemas marinos, que enfrentan amenazas crecientes debido a la actividad humana y el cambio climático.
En el caso de los ctenóforos, su asombrosa capacidad de fusión no solo es un testimonio de la complejidad de la naturaleza, sino también una ventana al pasado evolutivo de nuestro planeta. A medida que la ciencia continúa desentrañando los misterios de estos animales, podríamos estar ante una de las claves para entender los orígenes de la vida multicelular y su adaptación a lo largo de millones de años.