Un descubrimiento reciente ha sacudido los cimientos de la cosmología moderna: la energía oscura, esa misteriosa fuerza que impulsa la expansión del universo, podría no ser constante como se creía. Observaciones del Dark Energy Spectroscopic Instrument (DESI) sugieren que esta fuerza estaría debilitándose con el tiempo, lo que obligaría a replantear teorías fundamentales, incluida la célebre relatividad general de Albert Einstein. Este artículo explora los nuevos hallazgos, su impacto en la ciencia y lo que podría significar para el futuro del universo.
¿Qué es la energía oscura?
La energía oscura es uno de los mayores enigmas del cosmos. Descubierta en 1998, fue identificada por astrónomos que observaron que la expansión del universo no solo continuaba, sino que lo hacía de forma acelerada, contrariamente a lo que se esperaba tras el Big Bang. Dado que no se comprendía la causa de esta aceleración, los científicos la denominaron “energía oscura”, una etiqueta que revela más desconocimiento que certeza.
Según la NASA, el universo está compuesto en un 70% por esta energía oscura, un 25% por materia oscura y apenas un 5% por materia convencional. Se han propuesto múltiples hipótesis sobre su naturaleza. Algunos científicos creen que se trata de una energía del vacío, omnipresente en el espacio. Otros sugieren que podría ser una “quinta esencia”, una forma de energía dinámica que varía en tiempo y espacio. Incluso hay quienes piensan que podría ser una irregularidad en la estructura misma del universo, como las hipotéticas cuerdas cósmicas.
El papel del DESI: cartografiando el universo
El Dark Energy Spectroscopic Instrument (DESI), ubicado en el Observatorio Nacional de Kitt Peak, Arizona, ha sido clave en estos avances. Este instrumento avanzado puede observar simultáneamente hasta 5,000 galaxias o cuásares en intervalos de 20 minutos, permitiendo a los científicos medir con precisión su distancia y edad. Así, se puede crear un mapa tridimensional del universo que abarca más de 11 mil millones de años.
En 2023, DESI había recopilado datos de seis millones de galaxias. Un año después, esa cifra se elevó a casi 15 millones, y se espera alcanzar los 50 millones para 2026. Gracias a esta información, los investigadores están detectando patrones que indican cómo ha evolucionado la expansión del universo.
¿Está cambiando la energía oscura?
Los resultados más recientes han sorprendido a la comunidad científica: al combinar los datos de DESI con otras observaciones —como la radiación cósmica de fondo, supernovas y distorsiones gravitacionales— se detectaron indicios de que la energía oscura podría estar debilitándose con el tiempo.
Arnaud de Mattia, físico involucrado en el proyecto, explicó que hace unos 7 mil millones de años, la expansión del universo parecía acelerarse a un ritmo mayor que el actual. Esto contradice el modelo cosmológico estándar, que considera a la energía oscura como una constante.
Bhuvnesh Jain, cosmólogo de la Universidad de Pensilvania, fue directo: “Ha pasado de ser un hallazgo realmente sorprendente a un momento en que debemos reconsiderar nuestra concepción de la cosmología”.
Implicaciones: ¿un nuevo paradigma cosmológico?
Si estos resultados se confirman, se trataría de un cambio de paradigma. La teoría de la relatividad de Einstein, una de las bases de la física moderna, incluye la constante cosmológica como un valor fijo que representa la energía oscura. Su variabilidad desafiaría esta suposición.
Alexie Leauthaud-Harnett, portavoz de DESI, declaró: “Lo que estamos viendo es muy intrigante. Es emocionante pensar que podríamos estar al borde de un descubrimiento importante sobre la energía oscura y la naturaleza fundamental de nuestro universo”.
Aunque el hallazgo aún no cumple con el nivel estadístico necesario para ser considerado una prueba definitiva, cada vez más científicos le prestan atención. La profesora Catherine Heymans, Astrónoma Real de Escocia, señaló que “la energía oscura parece ser aún más extraña de lo que pensábamos”.
¿Y si la energía oscura se debilita realmente?
Uno de los escenarios más debatidos es el conocido como Big Crunch. Si la energía oscura se debilita con el tiempo, podría llegar un punto en que la gravedad supere la expansión del universo, provocando que este comience a contraerse hasta colapsar sobre sí mismo. Aunque esta posibilidad está lejos de confirmarse, representa una visión completamente distinta del destino del cosmos.
Mustapha Ishak-Boushaki, cosmólogo de la Universidad de Texas, reflexiona sobre esta posibilidad: “Ahora existe la posibilidad de que todo llegue a su fin. ¿Lo consideraríamos bueno o malo? No lo sé”.
Más allá de DESI: el futuro de la investigación
El proyecto DESI continúa recolectando datos hasta 2026. Pero no es el único. La Agencia Espacial Europea (ESA) lanzó en 2023 la misión Euclid, un telescopio espacial diseñado para investigar con aún mayor precisión la naturaleza de la energía oscura y la materia oscura. Esta misión complementará el trabajo de DESI, abarcando regiones del universo aún más lejanas y obteniendo imágenes detalladas nunca antes vistas.
El profesor Seshadri Nadathur, de la Universidad de Portsmouth, subraya que los resultados recientes son más sólidos que los de años anteriores, y que se han realizado pruebas adicionales para descartar errores sistemáticos.
El universo podría ser más complejo de lo que imaginamos
La posible variabilidad de la energía oscura representa uno de los mayores desafíos a la cosmología moderna. Aunque aún no se puede confirmar como un descubrimiento definitivo, los datos acumulados por DESI han abierto una puerta fascinante al entendimiento del universo.
Como dijo Andrei Cuceu, investigador del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley: “Nuestro trabajo es que el universo nos diga cómo funciona, y quizás lo que nos está diciendo es que es más complejo de lo que pensábamos”.
En definitiva, podríamos estar a las puertas de una revolución científica que transforme por completo nuestra visión del cosmos. La energía oscura, ese enigmático motor del universo, podría no ser tan constante como imaginamos. Y si cambia, quizás también debamos cambiar nosotros nuestra forma de entender la realidad misma.