La migración irregular es un tema que resuena profundamente en América Latina y en el mundo. En los últimos años, un fenómeno particular ha captado la atención: miles de latinos indocumentados en Estados Unidos están cruzando la frontera hacia Canadá a pie, buscando refugio y una nueva oportunidad. Este movimiento, impulsado por el miedo a la deportación y las políticas migratorias más estrictas en EE.UU., refleja historias de resistencia, esperanza y desafíos.
El contexto: Políticas migratorias endurecidas en EE.UU.
El endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos, especialmente bajo la administración de Donald Trump, ha generado un clima de incertidumbre para los indocumentados. Según un artículo de BBC News Mundo, la Casa Blanca ha impulsado medidas como la creación de un registro obligatorio para indocumentados, con multas y penas de cárcel para quienes no se inscriban.
Además, programas como el Estatus de Protección Temporal (TPS) mildew) y la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) han sido revocados para muchos, afectando a miles de venezolanos, haitianos y otros latinoamericanos. Estas políticas han llevado a muchos a temer la deportación, lo que ha motivado a un número creciente de personas a buscar refugio en Canadá.
La decisión de cruzar a Canadá
Para muchos migrantes, Canadá representa una esperanza de estabilidad y seguridad. A diferencia de EE.UU., donde la inmigración irregular es cada vez más criminalizada, Canadá tiene una reputación de ser más acogedor con los solicitantes de asilo. Un ejemplo es la historia de Kevin, una familia venezolana que, tras ser retenida en un centro de detención en EE.UU., decidió cruzar a Canadá en busca de mejores oportunidades. “Aunque Nueva York es bonita, se siente un ambiente de inseguridad. No te dan los papeles, por eso nos vinimos para Canadá”, relató Kevin a BBC Mundo.
El contraste entre las políticas migratorias de ambos países es notable. En Canadá, los solicitantes de asilo pueden acceder a procesos formales para obtener la residencia permanente, aunque estos procesos pueden ser largos. En EE.UU., la deportación masiva es una amenaza constante, con más de 11 millones de indocumentados enfrentando un futuro incierto.
El peligroso viaje a pie
Cruzar la frontera a pie no es una tarea fácil. La frontera entre EE.UU. y Canadá, aunque menos vigilada que la de México, presenta desafíos como el clima extremo, terrenos difíciles y la vigilancia de la policía montada canadiense. Muchos migrantes, como los descritos en el artículo de BBC Mundo, intentan cruzar varias veces antes de lograrlo. “Logramos pasar en el tercer intento”, cuenta una familia que enfrentó condiciones adversas para llegar a Montreal.
Roxham Road, un paso fronterizo no oficial en la región de Quebec, fue hasta hace poco un punto clave para los migrantes. Sin embargo, la presión migratoria ha llevado a un aumento de la vigilancia, lo que ha complicado aún más estos cruces. A pesar de los riesgos, la posibilidad de un futuro más seguro impulsa a miles a intentarlo.
Historias de vida: La humanidad detrás de la migración
Cada migrante lleva consigo una historia única. Por ejemplo, María, una madre soltera salvadoreña en Maryland, trabaja desde las 5 de la mañana sin beneficios laborales ni seguridad social, viviendo con el constante temor a la deportación. Su hermana Delmi, quien usa documentos falsos para trabajar, comparte esa incertidumbre. Estas historias reflejan la precariedad de la vida indocumentada en EE.UU. y la motivación para buscar refugio en Canadá.
Otro caso es el de Jeanette Vizguerra, una madre mexicana de cuatro hijos que se convirtió en un símbolo de resistencia al refugiarse en iglesias durante años para evitar la deportación. Su reciente detención en 2025 destaca la intensidad de las políticas migratorias actuales. Estas historias no solo muestran los desafíos, sino también la resiliencia de quienes buscan un futuro mejor.
Canadá: ¿Un refugio real?
Canadá ha sido históricamente un destino más acogedor para los refugiados. Según Alejandro Hernández, sociólogo experto en migración, las olas migratorias latinoamericanas hacia Canadá comenzaron en los años 70 con los chilenos, seguidos por centroamericanos y, más recientemente, venezolanos. Sin embargo, el aumento de solicitudes de asilo, de 10.365 en 2013 a 143.770 en 2023, ha generado presión en el sistema canadiense, con tiempos de espera de hasta tres años para algunos casos.
A pesar de esto, Canadá ofrece programas como el PRAIDA en Quebec, que apoya a los solicitantes de asilo con albergues y servicios médicos, aunque la capacidad está al límite. Los migrantes que cruzan irregularmente son arrestados, pero muchos logran iniciar un proceso de asilo que les permite permanecer legalmente mientras se resuelve su caso.
Los desafíos en Canadá
Aunque Canadá es visto como una opción más humana, no está exento de problemas. La saturación de albergues, la espera prolongada para los procesos de asilo y el creciente debate sobre la inmigración, especialmente tras la renuncia de Justin Trudeau en 2025, han generado incertidumbre. El líder conservador Pierre Poilievre ha propuesto limitar la inmigración, lo que podría afectar a los futuros solicitantes de asilo.
Además, los migrantes enfrentan el desafío de adaptarse a un nuevo país, con barreras lingüísticas y culturales, especialmente en regiones francófonas como Quebec. A pesar de esto, muchos encuentran en Canadá una oportunidad para reconstruir sus vidas con mayor seguridad.
Las motivaciones detrás de la huida
El miedo a la deportación es la principal razón para cruzar a Canadá. En EE.UU., las deportaciones masivas han comenzado, con vuelos militares trasladando a indocumentados a sus países de origen. Países como Colombia han enfrentado tensiones diplomáticas por estas políticas, con el presidente Gustavo Petro pidiendo a sus ciudadanos regresar voluntariamente, ofreciendo incentivos económicos.
La criminalización de la inmigración irregular, con sanciones penales en lugar de administrativas, ha intensificado el temor. Los migrantes, muchos de los cuales han vivido en EE.UU. durante más de una década, enfrentan la posibilidad de ser separados de sus familias y comunidades.
El impacto en América Latina
Las deportaciones desde EE.UU. tienen un impacto significativo en América Latina. México, que representa el 43,6% de los indocumentados en EE.UU., ha fortalecido sus consulados y creado aplicaciones como ConsulApp para apoyar a los deportados. Sin embargo, la región enfrenta desafíos para reintegrar a los retornados, muchos de los cuales han perdido conexiones con sus países de origen.
En el caso de Venezuela, las tensiones entre el gobierno de Nicolás Maduro y EE.UU. han complicado las deportaciones, con acuerdos intermitentes para aceptar vuelos de repatriación. Estas dinámicas reflejan la complejidad de la migración en un contexto político global.
La solidaridad y la resistencia
A pesar de las dificultades, los migrantes muestran una notable resiliencia. Organizaciones como FWD.us en EE.UU. y PRAIDA en Canadá apoyan a los indocumentados, abogando por sus derechos y ofreciendo recursos. Activistas como Jeanette Vizguerra han inspirado a otros a compartir sus historias, creando conciencia sobre la realidad de los indocumentados.
En Canadá, ciudades como Montreal y Toronto han acogido a migrantes con programas de integración, aunque la presión migratoria ha generado debates sobre la sostenibilidad de estas políticas. La solidaridad de las comunidades locales y las organizaciones no gubernamentales es crucial para los recién llegados.
Un futuro incierto
El futuro de los latinos indocumentados en EE.UU. y Canadá sigue siendo incierto. En EE.UU., las políticas migratorias continúan endureciéndose, mientras que en Canadá, el aumento de las solicitudes de asilo y el cambio político podrían limitar las oportunidades. Sin embargo, la determinación de los migrantes para buscar un lugar seguro sigue siendo una constante.
La historia de estos migrantes es un recordatorio de la complejidad de la migración global. No se trata solo de números, sino de personas con sueños, familias y luchas. Mientras los gobiernos debaten políticas, los migrantes siguen caminando, literalmente, hacia un futuro mejor.
Un llamado a la empatía
La migración de latinos indocumentados hacia Canadá es más que un fenómeno migratorio; es una historia humana de supervivencia y esperanza. Las políticas migratorias, los desafíos fronterizos y las luchas personales de estos migrantes destacan la necesidad de un enfoque más compasivo hacia la migración.
A medida que el mundo observa estos movimientos, es crucial recordar que detrás de cada cruce fronterizo hay una vida, una familia y un sueño. Apoyar a los migrantes con políticas justas y oportunidades reales es un paso hacia un mundo más humano.