En los últimos años, hemos sido testigos de una creciente preocupación por los estándares de belleza y la lucha contra el envejecimiento, temas que se abordan de manera profunda y satírica en The Substance, una nueva película protagonizada por Demi Moore. Esta obra cinematográfica, dirigida por Coralie Fargeat, presenta una crítica aguda sobre la presión que enfrentan las mujeres para mantener una apariencia juvenil, un fenómeno que la industria del entretenimiento perpetúa.
El argumento de The Substance
La trama gira en torno a Elisabeth Sparkle, una actriz envejecida interpretada por Demi Moore, cuya carrera se encuentra en decadencia a sus 50 años. Elisabeth, quien ahora presenta un popular programa de fitness, recibe la noticia devastadora de su jefe Harvey (Dennis Quaid), quien le dice, mientras disfrutan de un almuerzo, que su tiempo en la industria ha terminado simplemente por su edad. Este diálogo resalta la cruel realidad a la que muchas mujeres se enfrentan: la creencia de que después de cierta edad, su relevancia, tanto profesional como social, se desvanece.
La historia toma un giro intrigante cuando Elisabeth tiene acceso a una droga del mercado negro, conocida como The Substance, que le permite rejuvenecer creando una copia más joven de sí misma. Esta copia, llamada Sue y interpretada por Margaret Qualley, comparte su tiempo con el cuerpo original de Elisabeth. Sin embargo, lo que comienza como una segunda oportunidad para recuperar su juventud, pronto se convierte en una pesadilla cuando Sue decide que quiere más tiempo del que le corresponde, lo que desencadena una serie de eventos cada vez más oscuros y violentos.
La crítica a los estándares de belleza y el envejecimiento
La película explora cómo los estándares de belleza imposibles impactan psicológicamente a las mujeres y las presionan a luchar contra el envejecimiento de formas poco saludables. En una entrevista, la directora Coralie Fargeat mencionó que la historia de The Substance surgió cuando ella misma cumplió 40 años, un momento en el que comenzó a reflexionar sobre cómo el envejecimiento afecta la percepción de las mujeres en la sociedad. Fargeat comentó que, aunque no había experimentado estas presiones de manera directa en su carrera, sí tenía pensamientos persistentes sobre la posibilidad de ser «borrada» del espacio público debido a su edad.
Este sentimiento de invisibilidad y autojuicio se refleja en la película a través de la interpretación de Demi Moore, quien, a pesar de su belleza indiscutible, se enfrenta a la dura realidad de que, para la sociedad y la industria, la juventud es el mayor activo. La obra no solo aborda la lucha interna de Elisabeth con su propio cuerpo, sino que también critica la forma en que la sociedad valora a las mujeres principalmente por su apariencia física.
El uso de la mirada masculina en la cinematografía
Uno de los aspectos visuales más destacados de The Substance es cómo Fargeat emplea la cinematografía para representar la mirada masculina y su efecto en la percepción de las mujeres. En la primera mitad de la película, la cámara se enfoca en Elisabeth en su baño, observándola mientras evalúa su cuerpo con una mirada crítica, sin adornos ni artificios. Este enfoque contrasta con la representación de Sue, cuya juventud y sexualidad son explotadas por el mundo exterior. Sue es vista como un objeto, una representación de cómo la sociedad reduce a las mujeres jóvenes a simples partes de un cuerpo idealizado y sexualizado.
Fargeat explicó que quiso destacar la dualidad entre cómo las mujeres se ven a sí mismas y cómo son percibidas por los demás. Al mostrar estas dos perspectivas, la directora invita a la audiencia a reflexionar sobre la presión constante que sienten las mujeres para cumplir con un ideal de belleza que es, en muchos casos, inalcanzable.
Los personajes masculinos en The Substance
A lo largo de la película, los personajes masculinos desempeñan un papel crucial en la narrativa, actuando como catalizadores de las inseguridades de Elisabeth y Sue. Harvey, interpretado por Dennis Quaid, encarna el arquetipo del hombre de poder en la industria del entretenimiento, un individuo que decide quién es relevante y quién no en función de criterios superficiales. Su desprecio por Elisabeth al cumplir 50 años es un reflejo de una cultura que valora la juventud sobre el talento y la experiencia.
Fargeat también señaló que, aunque algunos hombres pueden tener problemas de imagen corporal, la presión que enfrentan las mujeres es mucho más intensa y sistémica. Esta desigualdad en cómo se perciben los cuerpos masculinos y femeninos es un tema recurrente en la película y se explora a través de la interacción entre los personajes femeninos y masculinos.
El impacto de The Substance en el cine de género
The Substance es una obra clave dentro del cine de género, un ámbito históricamente dominado por directores masculinos. Fargeat, sin embargo, ve este género como un espacio fértil para explorar las ansiedades y fantasías de las mujeres. La directora comentó que, al crecer, siempre estuvo fascinada por los universos creativos que descubrían los directores de género y que ahora le emociona poder aportar su propia voz femenina a este campo.
El género de terror y el cine de ciencia ficción ofrecen un marco perfecto para discutir temas como el envejecimiento, los estándares de belleza y la lucha por el control del propio cuerpo. The Substance se une a una serie de películas que han abordado estos temas de manera innovadora, como X de Ti West, donde Mia Goth interpreta tanto a una joven aspirante a estrella como a una antagonista anciana que lucha contra la invisibilidad, o incluso la serie American Horror Story, donde Jessica Lange lidia con el miedo a ser olvidada debido a su edad.
Una reflexión sobre el cuerpo y el envejecimiento
The Substance es más que una simple película de terror: es una profunda reflexión sobre la obsesión de la sociedad con la juventud y los cuerpos perfectos. A través de su narrativa provocativa y visualmente impactante, Fargeat invita a la audiencia a cuestionar los estándares de belleza y a reconocer las peligrosas consecuencias de intentar cumplir con ellos. En última instancia, la película ofrece una crítica aguda a una industria que, al igual que en la vida real, valora más la apariencia que la experiencia y el talento.