Los trastornos alimentarios son enfermedades complejas que afectan a los adolescentes con una frecuencia cada vez mayor. Estos trastornos se clasifican como la tercera enfermedad crónica más común en mujeres adolescentes, con una incidencia de hasta el 5%, una tasa que ha aumentado dramáticamente en las últimas tres décadas. Los principales subgrupos de estos trastornos incluyen la anorexia nerviosa, caracterizada por una limitación severa de la ingesta de alimentos, y la bulimia nerviosa, que implica episodios de atracones seguidos de comportamientos compensatorios como vómitos, ejercicio excesivo o ayuno.
Clasificación y Características
Anorexia Nerviosa
La anorexia nerviosa se manifiesta en una evitación extrema de los alimentos, restricción severa de la ingesta alimentaria o consumo de cantidades muy pequeñas de ciertos alimentos. Los individuos con anorexia suelen pesarse repetidamente, tienen un miedo intenso a ganar peso y presentan un comportamiento persistente para evitarlo. Incluso cuando están peligrosamente bajos de peso, pueden percibirse a sí mismos como con sobrepeso.
Bulimia Nerviosa
La bulimia nerviosa se caracteriza por episodios regulares de consumo de grandes cantidades de comida, seguidos de una sensación de falta de control. Estos episodios de atracones se siguen de vómitos inducidos, uso excesivo de laxantes o diuréticos, ayuno, ejercicio excesivo, o una combinación de estos comportamientos. Las personas con bulimia pueden tener un peso ligeramente bajo, normal o incluso sobrepeso.
Trastorno de Evitación/Restricción de la Ingesta de Alimentos (ARFID)
El ARFID es más común en la niñez media y se caracteriza por una ingesta insuficiente de calorías para crecer y desarrollarse adecuadamente, pero no debido al miedo a ganar peso. Un ejemplo de ARFID puede ser un niño que, tras una experiencia traumática como atragantamiento o vómito, desarrolla miedo a comer.
Diagnóstico y Consideraciones en Adolescentes
Aunque los trastornos alimentarios ocurren con mayor frecuencia en adolescentes, los informes científicos suelen combinar hallazgos de adolescentes y adultos, o se centran exclusivamente en muestras de adultos. Las características únicas de los adolescentes y el proceso de desarrollo de la adolescencia son consideraciones críticas en la determinación del diagnóstico, tratamiento y resultado de los trastornos alimentarios. Por ello, es esencial considerar a los adolescentes de manera separada y diferenciada de los pacientes adultos con trastornos alimentarios.
Los criterios diagnósticos para trastornos alimentarios, como los descritos en el DSM-IV, pueden no ser totalmente aplicables a los adolescentes. La amplia variabilidad en la tasa, el momento y la magnitud del crecimiento en altura y peso durante la pubertad normal; la ausencia de períodos menstruales en la pubertad temprana; y la falta de conciencia psicológica respecto a conceptos abstractos, como la autoconciencia o la motivación para perder peso, limitan la aplicación de estos criterios formales a los adolescentes. Además, características clínicas como el retraso puberal, el retraso en el crecimiento o la alteración en la adquisición de masa ósea pueden ocurrir en niveles subclínicos de trastornos alimentarios.
Complicaciones Médicas y Señales de Advertencia
Ningún sistema orgánico se ve libre de los efectos de los trastornos alimentarios. Las complicaciones físicas en adolescentes con un trastorno alimentario suelen mejorar con la rehabilitación nutricional y la recuperación del trastorno, pero algunas pueden ser potencialmente irreversibles. Las complicaciones médicas potencialmente irreversibles incluyen el retraso del crecimiento si el trastorno ocurre antes del cierre de las epífisis, el retraso o arresto puberal y la adquisición deficiente de la masa ósea máxima durante la segunda década de la vida, lo que aumenta el riesgo de osteoporosis en la edad adulta. Estos aspectos subrayan la importancia del manejo médico y el monitoreo continuo por parte de médicos que comprendan el crecimiento y desarrollo normal de los adolescentes.
Signos de Advertencia
- Algunas señales de advertencia de que un adolescente puede tener un trastorno alimentario incluyen:
- Saltarse comidas, refrigerios o eliminar grupos de alimentos que solían disfrutar.
- Establecer reglas estrictas alrededor de la alimentación.
- Pérdida de peso significativa o rápida.
- Evitar socializar con amigos o familiares para no comer con ellos.
- Pasar mucho tiempo contando calorías o planificando comidas.
- Ejercicio excesivo.
- Eliminar alimentos densos en calorías.
- Tomar medicamentos para suprimir el apetito.
- Comprar o usar laxantes sin prescripción.
- Pesarse varias veces al día.
- Comer en secreto.
Síntomas Físicos
Los síntomas físicos que podrían indicar un trastorno alimentario incluyen:
- Letargo o cansancio.
- Disminución de la capacidad de concentración.
- Alteraciones en los ciclos menstruales.
- Sentir frío con frecuencia, incluso en ambientes cálidos.
- Mareos o desmayos.
- Enfermarse después de comer.
Enfoque del Tratamiento
El primer paso en el tratamiento de los trastornos alimentarios en adolescentes es una evaluación médica exhaustiva para identificar las posibles causas de la alimentación desordenada o para determinar si hay otros problemas subyacentes. Es fundamental descartar otras causas médicas de pérdida de peso y evaluar cualquier problema médico causado por la alimentación desordenada, como niveles anormales de electrolitos o irregularidades cardíacas. Una vez que el paciente está médicamente estable, se le refiere a un programa ambulatorio especializado.
Los trastornos alimentarios en adolescentes representan una preocupación de salud significativa que requiere atención médica y psicológica especializada. La identificación temprana y el tratamiento adecuado son esenciales para minimizar las complicaciones a largo plazo y promover una recuperación completa. Los profesionales de la salud deben estar bien informados sobre las características únicas de los trastornos alimentarios en adolescentes para proporcionar un manejo efectivo y apoyar a los jóvenes en su camino hacia una vida saludable y equilibrada.