Uruguay, cuna de uno de los rodeos más grandes del mundo —con 10 vacas por cada tres personas—, vive su escándalo financiero más grave: la desaparición de cientos de millones de dólares en un fondo de inversión que prometía rentabilidad gracias al “negocio más seguro de la historia”: engordar vacas. Conexión Ganadera, fundada en 1999, ofrecía a inversores locales y argentinos ganancias de hasta 20 % anual en dólares arrendando ganado a productores rurales.
Pero en 2025 dejó de pagar a sus 4.300 clientes, que tenían depositados casi 400 millones de dólares, de los cuales apenas 150 millones estaban respaldados por activos reales. Poco después, su copropietario Gustavo Basso murió en un presunto suicidio al estrellar su Tesla a 211 km/h. Hoy, la justicia uruguaya investiga lavado de activos, vacas que jamás existieron y traslados fraudulentos de ganado “virtual”. Este reportaje reconstruye el ascenso y caída de la estafa, sus mecanismos financieros y las lecciones para un sistema que creía tener trazabilidad bovina total.
El auge de Conexión Ganadera: “Engordamos tus ahorros”
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Orígenes (1999): lanzamiento del primer fondo ganadero uruguayo.
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Promesa de rentabilidad: 20 % anual en dólares, luego 7–11 %.
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Mecanismo básico: inversor aporta capital → empresa compra vacas y las coloca en campos arrendados → venta tras engorde → reparto de utilidades.
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Confianza construida: pagos puntuales durante más de dos décadas, reputación avalada por figuras públicas y empresarios.
El modelo que parecía infalible
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Ventaja competitiva de Uruguay: sistema nacional de trazabilidad bovina con identificadores analógicos y digitales en cada oreja.
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El “Nobel” del ganado: declaraciones juradas y registro oficial en el Ministerio de Ganadería aseguraban que cada vaca arrendada existía y tenía ubicación precisa.
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El encanto de los promotores: Pablo Carrasco como rostro público, conferencista radial; Gustavo Basso como “hombre de campo” y captador de fondos.
El estallido de la crisis (principios de 2025)
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Suspensión de pagos: aviso a 4.300 inversores de la imposibilidad de honrar compromisos.
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Reconversión en Ponzi: declaración de auditor contratado: “sin haber empezado como un esquema Ponzi, terminó como tal”.
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Colapso sectorial: tras quiebras previas de dos fondos similares (US$100 millones), la caída de Conexión Ganadera precipitó el escándalo.
La muerte de Gustavo Basso: ¿suicidio o fuga?
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Accidente fatal: Basso choca su Tesla a 211 km/h y muere.
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Investigación forense: datos de la caja negra confirman “acción voluntaria”.
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Ausencia de liderazgo: Carrasco declara desconocer irregularidades, culpa a Basso de los desvíos.
El testimonio de las víctimas
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Caso Martín Fablet (62): periodista y empresario pierde US$270 000; describe a Basso como “encantador de serpientes”.
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Dudas internas: discrepancias entre tasas ofrecidas y las posibles rentabilidades reales de un ciclo ganadero.
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Reuniones con contadores y productores: explicaciones insatisfactorias y promesas de regularizar costos.
La falla del sistema de trazabilidad
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Revisión judicial: identificación de chips y collares guardados en cajas, vacas “registradas” pero inexistentes.
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Manipulación de registros: uso de declaraciones juradas que falsificaban balances de cabezas de ganado.
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Intervención del Ministerio de Ganadería: detectó inconsistencias en los padrones oficiales.
Estructura financiera y desvío de fondos
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Destino del dinero: inversiones en frigoríficos, compra de tierras, vehículos de lujo, cuentas en paraísos fiscales (Andorra).
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Red de empresas satélite: al menos 30 sociedades pantalla, contratos apócrifos y prestanombres.
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Balance real: solo el 25 % de inversores tiene vacas; 75 % carece de un solo animal.
Investigación y repercusiones legales
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Causas en curso: imputaciones por estafa, apropiación indebida, lavado de activos.
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Comparación con otros casos: Grupo Larrarte y otros fondos ganaderos defaulteados.
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Posible recupero de activos: venta de propiedades, acciones judiciales en Uruguay y en el exterior.
El impacto económico y social
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Golpe al sector agropecuario: desconfianza en fondos ganaderos, crisis de financiación rural.
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Daño al “granero del mundo”: reflexión sobre la necesidad de regular inversiones basadas en activos reales.
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Lecciones para inversores: riesgos de esquemas de altísima rentabilidad y falta de supervisión de fondos semiindustriales.
Reflexiones finales: ¿cómo evitar otro “escándalo bovino”?
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Reforzar la regulación: incorporar fondos de inversión agropecuarios bajo supervisión del Banco Central.
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Mejorar la trazabilidad: auditorías externas periódicas, digitalización segura e inmutable de registros.
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Educación financiera: alertar a pequeños ahorristas sobre señales de alertas de esquemas Ponzi.
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Fortalecer la justicia: colaboración internacional para rastrear activos en el extranjero.
Conclusión:
La estafa de Conexión Ganadera es la advertencia más cruda de que incluso en un país líder mundial en ganadería, la confianza puede volverse la herramienta perfecta del engaño. Tras 24 años de aparentes éxitos, cientos de millones de dólares se evaporaron, un empresario se quitó la vida y miles de inversores quedaron al borde de la ruina. Esta crisis sacude los cimientos de la agroindustria uruguaya y plantea la urgencia de reforzar la supervisión financiera y la trazabilidad real de cada vaca. Solo así podrá evitarse que futuras promesas de “rentabilidad segura” se transformen en la peor pesadilla del pequeño país ganadero.