En el mundo de las criptomonedas, las historias de fortunas ganadas y perdidas abundan, pero pocas son tan sorprendentes y persistentes como la de James Howells. Este ingeniero informático galés de Newport ha dedicado más de una década de su vida a la recuperación de un disco duro que, según sus estimaciones, contiene unos 8,000 bitcoins. En la actualidad, esa cifra equivale a más de 750 millones de dólares. A pesar de los reiterados rechazos por parte del ayuntamiento de su ciudad, Howells no se rinde y sigue ideando estrategias para rescatar su fortuna perdida.
Un error millonario
El fatídico error ocurrió en 2013, cuando Howells, sin darse cuenta, desechó un disco duro en el que había almacenado las claves privadas de sus bitcoins. En aquel entonces, la criptomoneda apenas comenzaba a ganar popularidad, y el valor de su inversión era de unos siete millones de dólares. Sin embargo, a medida que el bitcoin se ha revalorizado con los años, también ha aumentado la desesperación de Howells por recuperar el disco duro.
Desde entonces, su lucha por acceder al vertedero de Newport, donde cree que está enterrado el dispositivo, ha sido constante. Se ha enfrentado a barreras legales, medioambientales y administrativas que han frustrado sus intentos una y otra vez.
Los planes de rescate
A lo largo de los años, Howells ha propuesto diversas estrategias para recuperar su disco duro. En 2017, solicitó permiso al ayuntamiento de Newport para excavar en el basural, pero su petición fue rechazada por razones de seguridad y preocupaciones medioambientales. Cuatro años después, en 2021, ofreció al ayuntamiento el 25% de su fortuna en bitcoins si le permitían llevar a cabo la búsqueda, pero nuevamente fue rechazado.
En 2022, llevó su plan a un nivel más sofisticado al proponer un proyecto de 11 millones de dólares. Este incluía el uso de tecnología avanzada, como perros robóticos de Boston Dynamics, para explorar el vertedero sin comprometer la estabilidad del terreno. Sin embargo, Newport desestimó la propuesta debido a los riesgos medioambientales y la posibilidad de atraer a cazadores de tesoros al sitio.
Ante la negativa de las autoridades, Howells adoptó un enfoque legal. En 2023, demandó al ayuntamiento de Newport por 495,314,800 libras esterlinas (más de 600 millones de dólares), argumentando que le impedían recuperar su propiedad. Ofreció como incentivo donar el 10% del valor de sus bitcoins al ayuntamiento, lo que podría haber significado cientos de millones en el futuro. Sin embargo, en enero de 2024, la Corte Suprema falló en su contra, confirmando que el disco duro ahora pertenecía a Newport y que Howells no tenía derecho a reclamarlo.
Un último intento: comprar el vertedero
Con la vía legal cerrada, Howells ha ideado un nuevo plan: comprar el vertedero de Newport. Esta posibilidad surgió después de que el ayuntamiento anunciara su intención de cerrar el basural para convertirlo en una granja solar. Howells ha manifestado su interés en adquirir el terreno tal como está, respaldado por inversores privados dispuestos a financiar la operación.
Este giro inesperado en la historia ha puesto nuevamente sobre la mesa la posibilidad de que Howells finalmente logre su objetivo. Sin embargo, persisten los desafíos legales y ecológicos, ya que las autoridades locales han dejado claro que una excavación en el sitio podría tener un impacto negativo en el medio ambiente y en la comunidad.
¿Podría recuperar su fortuna?
La historia de James Howells es un reflejo de la volatilidad y la imprevisibilidad del mundo de las criptomonedas. Su determinación inquebrantable lo ha llevado a desafiar a las autoridades, a buscar soluciones tecnológicas innovadoras y a enfrentarse a enormes obstáculos burocráticos. Pero, más allá de su empeño, no hay garantías de que el disco duro siga intacto o de que sus bitcoins sean recuperables.
Si llegara a encontrar el dispositivo, habría otro gran desafío: el estado del disco duro. Después de más de una década bajo toneladas de basura y expuesto a las inclemencias del clima, la posibilidad de que los datos sean recuperables es incierta. Aun así, Howells ha declarado que trabajaría con expertos en recuperación de datos para intentar rescatar su información.
El caso de James Howells es un ejemplo de cómo un simple error puede traducirse en una lucha de años por una fortuna digital. Su persistencia es admirable, pero también plantea preguntas sobre la seguridad y la fragilidad de las criptomonedas. En un mundo donde la tecnología avanza rápidamente, la historia de Howells nos recuerda que, en el universo digital, un pequeño descuido puede tener consecuencias millonarias.
A medida que el vertedero de Newport se acerca a su cierre definitivo, la última jugada de Howells podría definir su destino. Si logra adquirir el terreno y llevar a cabo su búsqueda, podría escribir el capítulo final de una de las historias más fascinantes del mundo de las criptomonedas. Solo el tiempo dirá si su perseverancia da frutos o si su fortuna permanecerá enterrada para siempre.