En los últimos cinco años, TikTok ha revolucionado la manera en que se consume contenido digital, consolidándose como la plataforma de más rápido crecimiento, con más de 1.690 millones de usuarios activos mensuales en todo el mundo hasta octubre de 2024. Su formato de videos cortos, altamente personalizados y virales, ha permitido que cualquier tema, incluyendo asuntos relacionados con la salud mental, como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), alcance audiencias masivas.
Sin embargo, un reciente estudio publicado en PLOS ONE ha revelado una preocupante realidad: alrededor de la mitad de los 100 videos más populares en TikTok sobre el TDAH contienen información que diverge significativamente de la literatura científica establecida.
Contenido viral vs. evidencia científica
Investigadores de la Universidad de Columbia Británica analizaron detalladamente estos videos y descubrieron que un 93,9% no citaba fuentes científicas para respaldar sus afirmaciones. Además, ninguno de los creadores evaluados tenía una licencia en psicología o medicina, lo que plantea dudas sobre la fiabilidad y precisión del contenido compartido.
El estudio también resaltó que muchas de las afirmaciones erróneas provenían de experiencias personales que, aunque genuinas, se presentaban como verdades absolutas, llevando a que síntomas comunes fueran interpretados incorrectamente como señales inequívocas del TDAH.
La autora del estudio, Vasileia Karasavva, afirmó que, si bien TikTok puede ser una excelente herramienta para concienciar y reducir el estigma, también puede causar confusión al difundir información anecdótica y descontextualizada.
Impacto en la comprensión del trastorno
Un segundo estudio realizado por los mismos investigadores encuestó a 843 estudiantes universitarios para evaluar cómo interactuaban con el contenido etiquetado con el hashtag #TDAH. Los resultados mostraron que quienes consumían frecuentemente este tipo de videos tendían a sobreestimar la prevalencia y gravedad del trastorno, además de recomendarlo a otras personas, pese a la poca fiabilidad del contenido.
Una discrepancia adicional se observó cuando los investigadores presentaron los cinco videos considerados más confiables y los cinco menos confiables según una evaluación previa de expertos clínicos. Curiosamente, los jóvenes calificaron mejor los videos menos confiables, evidenciando una brecha preocupante entre la percepción juvenil y la evaluación profesional.
Riesgos del autodiagnóstico
El estudio destacó que quienes más interactuaban con los videos eran jóvenes autodiagnosticados. Esto resulta especialmente preocupante ya que este grupo mostró mayor dificultad para discernir la calidad y exactitud de la información, aumentando el riesgo de generar diagnósticos erróneos y autoevaluaciones basadas en información distorsionada.
Aunque el estudio es sólido, cabe señalar que una limitación importante es la representación sesgada por género en la muestra del segundo estudio, donde predominaban las mujeres (669 de 843 participantes), lo cual no refleja la distribución general del TDAH, típicamente con mayor prevalencia masculina.
Una mirada más holística
Otra crítica al estudio radica en cómo definieron la desinformación. Los expertos clasificaron la información incorrecta según el DSM-V, centrándose exclusivamente en síntomas diagnósticos (atención, hiperactividad, impulsividad). Sin embargo, aspectos como la desregulación emocional, problemas de sueño y dificultades sociales, aunque no estrictamente diagnósticos, están fuertemente relacionados con el TDAH según la literatura científica reciente. Incluir estos aspectos hubiera aportado una visión más integral y menos limitada del contenido.
¿Cómo combatir la desinformación?
Para contrarrestar la difusión de información errónea, los expertos recomiendan una mayor presencia de profesionales de la salud mental en TikTok. Su autoridad y conocimiento podrían ofrecer contenido educativo preciso y accesible, ayudando a cerrar las brechas informativas que enfrentan los jóvenes al buscar respuestas sobre salud mental en redes sociales.
La Dra. Amori Mikami, coautora del estudio, enfatiza la importancia de facilitar acceso a información confiable, especialmente para quienes recurren a redes sociales debido a barreras económicas o experiencias negativas previas con profesionales.
La responsabilidad de los usuarios
Frente al auge del contenido viral, también es fundamental fomentar una actitud crítica en los usuarios. Expertos aconsejan verificar la fiabilidad de las fuentes antes de aceptar y compartir información sobre salud mental en redes sociales. En caso de dudas, consultar con profesionales acreditados es la mejor vía para evitar diagnósticos erróneos basados en modas digitales.
TikTok ha demostrado su capacidad para influir significativamente en la percepción del TDAH, tanto de manera positiva como negativa. Aunque la plataforma puede servir para visibilizar el trastorno y reducir estigmas, la prevalencia de información errónea y la facilidad para difundirla representan un riesgo considerable para los jóvenes usuarios.
Por lo tanto, mientras TikTok continúe su meteórico crecimiento, será crucial impulsar un equilibrio entre el consumo entretenido y el educativo. Solo así se garantizará que las redes sociales sean espacios útiles y seguros para tratar temas tan sensibles como el TDAH.