En los laboratorios de Helsinki, José Barrientos, especialista en producción, ajusta minuciosamente cascos con auriculares integrados, marcos similares a gafas y tecnología avanzada. Este artefacto, equipado con múltiples cámaras, sensores de movimiento ocular y sistemas electrónicos, no es un simple visor: es un simulador de operaciones militares de alto riesgo. Barrientos trabaja en Varjo, una de las empresas emergentes finlandesas que están redefiniendo el entrenamiento militar a través de la realidad mixta.
Este avance forma parte de una creciente ola de innovación tecnológica en defensa que está posicionando a Finlandia como uno de los epicentros europeos más dinámicos en este sector. En un país de apenas cinco millones de habitantes, el impulso es proporcional a los desafíos geopolíticos y a una mentalidad profundamente arraigada en la seguridad nacional.
Un ecosistema en expansión
Según un estudio financiado por Tesi, una firma estatal de capital de riesgo, Finlandia alberga actualmente 368 empresas de tecnología de defensa. Alrededor del 40% de ellas son startups de rápido crecimiento, muchas de las cuales están expandiéndose a tasas del 30% al 40%, especialmente si desarrollan tecnología de uso dual, es decir, adaptable tanto al sector militar como civil.
El crecimiento no ha pasado desapercibido. Helsinki figura ya entre las cinco principales ciudades europeas en inversión para defensa, seguridad y resiliencia, de acuerdo con un informe publicado por Dealroom en colaboración con el Fondo de Innovación de la OTAN.
Varjo: realidad mixta al servicio de la OTAN
Varjo, con sede en Finlandia, ha desarrollado cascos avanzados que combinan entornos del mundo real con contenido generado digitalmente. Esta «realidad mixta», como la denomina su director ejecutivo Timo Toikkanen, permite simular escenarios bélicos con un realismo y eficiencia sin precedentes.
Los cascos ya son utilizados por 80 programas de simulación militar de la OTAN en Europa y Estados Unidos. «Puedes hacer el 99% del entrenamiento dentro del casco», explica Toikkanen, destacando que estas herramientas han transformado los costosos entrenamientos en hangares en experiencias portátiles y asequibles.
El conflicto en Ucrania y la entrada de Finlandia a la OTAN actuaron como catalizadores. Desde marzo de 2022, Varjo ha recaudado más de 54 millones de dólares en inversión adicional. Lo que antes generaba cautela entre los inversionistas —la vinculación con la industria militar— ahora se percibe como un activo valioso.
La geografía como impulso estratégico
Con una frontera de 1.340 kilómetros con Rusia, Finlandia ha vivido de cerca las tensiones geopolíticas. La memoria colectiva de la Guerra de Invierno y la invasión soviética durante la Segunda Guerra Mundial siguen presentes, lo que refuerza un sentido de urgencia nacional.
«Cuanto más cerca estás de una amenaza, más real se siente», afirma Nicholas Nelson, inversor y profesor invitado de la Universidad de Oxford. Para él, esa percepción ha motivado a jóvenes talentos finlandeses a volcarse en la tecnología de defensa en vez de otras industrias como fintech o energías renovables.
El espíritu de defensa en el ADN nacional
Este sentimiento no es abstracto. La Constitución finlandesa establece el deber de todos los ciudadanos de defender su país, y el servicio militar es obligatorio para los hombres. Este deber cívico ha permeado el mundo empresarial. Janne Hietala, CEO de Kelluu —una empresa que usa aeronaves no tripuladas para vigilancia ambiental—, decidió redirigir su tecnología al sector de la seguridad en respuesta a la situación geopolítica.
«Sentimos que debíamos hacer algo también por la seguridad nacional», comenta. Kelluu ahora trabaja con gobiernos y centros de investigación para tareas de monitoreo.
Más allá de Varjo: otras promesas finlandesas
Además de Varjo, el ecosistema finlandés ha visto surgir otras startups innovadoras en defensa:
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Iceye: Desarrolla imágenes satelitales de alta resolución y servicios de datos.
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Re-orbit: Provee software para gestión de satélites.
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Distance Technologies: Con el respaldo de Google, trabaja en tecnología inmersiva sin necesidad de cascos. Su colaboración con Patria permitirá probar sus soluciones en vehículos blindados.
Estas compañías han surgido en un entorno tecnológico fértil, alimentado por antiguos talentos de Nokia. Muchos ex empleados del gigante de telecomunicaciones se han reciclado como fundadores o inversores, canalizando su experiencia hacia startups emergentes.
Apoyo estatal y visión de futuro
El crecimiento del sector cuenta también con respaldo institucional. Business Finland lanzó en 2023 un programa de defensa y resiliencia digital con un presupuesto de 120 millones de euros para financiar investigación y desarrollo en empresas emergentes. «Nuestro gobierno comprende la urgencia», afirma Kirsi Kokko, directora del programa.
Helsinki también ha creado un entorno propicio para la innovación gracias a su jerarquía laboral plana, bajo nivel de criminalidad y cultura de colaboración, factores que compensan el clima frío y los días cortos del invierno.
Retos en el horizonte
No obstante, el camino no está libre de obstáculos. Hietala señala que existe un «choque cultural» entre las startups —acostumbradas a iterar rápidamente— y las grandes empresas de defensa o gobiernos, cuyas adquisiciones suelen requerir años de pruebas y desarrollo de prototipos.
Además, Finlandia compite con el resto del mundo por talento en software especializado, esencial para escalar tecnologías complejas como las que se requieren en defensa. A pesar de esto, los logros obtenidos y el prestigio creciente del país son señales esperanzadoras para atraer a los profesionales adecuados.
Una nación pequeña con ambiciones grandes
Finlandia está demostrando que el tamaño no limita la ambición ni la innovación. La combinación de una cultura cívica comprometida, talento tecnológico de clase mundial, y una geografía que impone desafíos reales, ha convertido al país en una potencia emergente en el ámbito de la tecnología de defensa.
Lo que comenzó como un ecosistema discreto ha evolucionado hacia una industria estratégica, con empresas como Varjo al frente del desarrollo tecnológico militar de Europa. El mensaje es claro: en Finlandia, defender el país también es cuestión de innovación.