La alimentación es un tema que despierta interés y, al mismo tiempo, está rodeado de creencias populares que no siempre tienen sustento científico. A continuación, desmontamos 10 mitos comunes sobre la alimentación que han circulado durante años, para que tomes decisiones informadas sobre lo que comes.
1. Comer por la noche engorda
Uno de los mitos más extendidos es que consumir alimentos después de cierta hora (como las 6 p.m.) te hace ganar peso. La realidad es que el aumento de peso no depende del horario, sino del balance calórico total: si consumes más calorías de las que gastas, subirás de peso, sin importar la hora. Estudios muestran que el metabolismo no se «apaga» por la noche; simplemente, muchas personas tienden a elegir opciones menos saludables o a comer en exceso al final del día.
2. Los carbohidratos son el enemigo
Pan, pasta y arroz han sido demonizados por dietas de moda, pero los carbohidratos son una fuente esencial de energía. La clave está en la calidad y la cantidad: los carbohidratos complejos (como los integrales) aportan fibra y nutrientes, mientras que los refinados (como el azúcar o el pan blanco) deben limitarse. Eliminarlos por completo puede afectar tu energía y salud a largo plazo.
3. Los productos «light» siempre son más saludables
Que un alimento sea etiquetado como «light» no garantiza que sea bueno para ti. Estos productos suelen tener menos grasa o azúcar, pero a menudo compensan con aditivos, edulcorantes o más calorías de otros ingredientes. Leer las etiquetas y controlar las porciones es más importante que confiar ciegamente en la palabra «light».
4. Saltarse comidas ayuda a bajar de peso
Omitir el desayuno o la cena puede parecer una forma rápida de reducir calorías, pero esto suele llevar a un mayor hambre y a excesos posteriores. Una alimentación equilibrada y regular mantiene el metabolismo activo y evita picos de ansiedad por comida. Lo ideal es ajustar las porciones según tus necesidades, no eliminar comidas.
5. El gluten es malo para todos
La moda «sin gluten» ha hecho creer que este componente es perjudicial para todos, pero solo las personas con enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten diagnosticada deben evitarlo. Para el resto, el gluten (presente en trigo, cebada y centeno) no representa un problema y eliminarlo sin motivo puede reducir la variedad nutricional en la dieta.
6. Comer grasa te hace engordar
No todas las grasas son iguales. Las grasas saturadas y trans (en frituras o ultraprocesados) deben limitarse, pero las grasas saludables (como las del aguacate, frutos secos o aceite de oliva) son esenciales para el cuerpo y no provocan aumento de peso si se consumen con moderación. El exceso calórico, venga de donde venga, es lo que importa.
7. Los huevos suben el colesterol
Durante años se recomendó limitar los huevos por su contenido en colesterol, pero la ciencia actual demuestra que, para la mayoría de las personas, el colesterol de los alimentos tiene un impacto mínimo en los niveles sanguíneos. Los huevos son una excelente fuente de proteínas y nutrientes, y se pueden consumir regularmente sin temor.
8. La fruta engorda si la comes de postre
Se dice que comer fruta después de las comidas «fermenta» en el estómago y engorda, pero esto no tiene base científica. Las calorías de la fruta son las mismas sin importar cuándo la consumas. Su fibra y agua, de hecho, pueden aumentar la saciedad y ayudarte a comer menos en total.
9. Beber agua durante las comidas dificulta la digestión
Otro mito popular es que el agua diluye los jugos gástricos y «engorda» al retener líquidos. En realidad, el agua no tiene calorías y no afecta la digestión de manera negativa. Tomarla durante las comidas puede incluso mejorar la hidratación y la sensación de plenitud.
10. Las dietas detox eliminan toxinas
Los jugos verdes y las dietas «detox» prometen limpiar el cuerpo, pero no hay evidencia de que sean necesarios. El hígado y los riñones ya se encargan de eliminar toxinas de forma natural. Estas dietas suelen ser bajas en calorías, lo que puede explicar una pérdida de peso temporal, pero no ofrecen beneficios mágicos.
Conclusión
La nutrición es una ciencia en constante evolución, y muchos mitos persisten a pesar de la evidencia científica. Al informarte adecuadamente y consultar fuentes confiables, podrás tomar mejores decisiones sobre tu alimentación y evitar caer en creencias populares sin fundamento. Recuerda que cada cuerpo es diferente, y lo más importante es encontrar un equilibrio que funcione para ti y tu estilo de vida.