Jeffrey Dahmer es uno de los asesinos en serie más aterradores de la historia criminal. A lo largo de más de una década, Jeffrey Dahmer cometió atroces asesinatos que involucraban no solo la muerte de sus víctimas, sino también necrofilia y canibalismo. Desde temprana edad, Jeffrey Dahmer mostró signos perturbadores de un comportamiento antisocial y una fijación por la muerte. Sin embargo, nadie imaginó que Jeffrey Dahmer se convertiría en el infame «Caníbal de Milwaukee», cuyo caso conmocionaría al mundo entero.
El primer asesinato de Jeffrey Dahmer ocurrió en 1978, marcando el inicio de su oscura carrera criminal. Durante años, Jeffrey Dahmer perfeccionó su técnica para atraer a sus víctimas, sedarlas y luego asesinarlas con una frialdad escalofriante. A pesar de los múltiples encuentros que tuvo con la policía, Jeffrey Dahmer logró evadir la justicia por más de una década. Su modus operandi era meticuloso, y la falta de acción de las autoridades permitió que Jeffrey Dahmer siguiera matando sin ser detectado.
Las víctimas de Jeffrey Dahmer fueron principalmente jóvenes vulnerables, a quienes engañaba con falsas promesas. A medida que los crímenes de Jeffrey Dahmer se intensificaban, sus métodos se volvían más retorcidos. La brutalidad con la que Jeffrey Dahmer trataba a sus víctimas dejó una huella imborrable en la historia de la criminología. El caso de Jeffrey Dahmer es un ejemplo de cómo la impunidad y la indiferencia pueden permitir que un asesino opere sin restricciones durante años.
1. Steven Hicks (1978): El Primer Asesinato de Jeffrey Dahmer
Steven Hicks, de 18 años, fue la primera víctima de Dahmer. Lo atrajo a su casa con la promesa de bebidas y conversación. Cuando Hicks intentó irse, Dahmer lo golpeó con una pesa y luego lo estranguló. Desmembró su cuerpo y dispersó los restos en su propiedad, marcando el inicio de una carrera criminal que duraría más de una década. En este primer asesinato, Dahmer descubrió que el control absoluto sobre una persona le proporcionaba un placer insaciable.
El asesinato de Hicks fue un punto de no retorno para Dahmer. Tras este crimen, su vida tomó un giro oscuro, aunque intentó contener sus impulsos durante varios años. A pesar de su capacidad para ocultar el homicidio, su adicción al alcohol y su creciente alienación social eran signos claros de que volvería a matar. Lo más inquietante es que, según sus propias declaraciones, Dahmer no quería que Hicks lo abandonara; el asesinato fue una solución para prolongar la «compañía» de su víctima.
La manera en que Dahmer dispuso del cuerpo también mostró su frialdad. Disolvió los restos en ácido y esparció los huesos triturados en el bosque, asegurándose de no dejar rastros. Este meticuloso proceso se repetiría en sus futuros asesinatos, con el objetivo de eliminar cualquier evidencia que pudiera incriminarlo.
2. Steven Tuomi (1987): El Inicio de la Racha Macabra
Después de casi una década sin matar, Dahmer atacó a Steven Tuomi, un joven de 25 años. Lo llevó a un hotel y, según sus propias palabras, se despertó junto a su cadáver sin recordar haberlo asesinado. Aunque Dahmer alegó amnesia, su posterior desmembramiento del cuerpo y eliminación en la basura indican un frío control de la situación. Este asesinato marcó el punto en el que Dahmer ya no podía detenerse.
Tuomi no fue su víctima planificada, sino una consecuencia de su creciente deterioro mental. Dahmer comenzó a desarrollar un patrón de conducta: atraía a jóvenes con la promesa de dinero o favores y luego los sedaba antes de asesinarlos. Lo más perturbador es que, en sus declaraciones, admitió que disfrutaba tener control total sobre sus víctimas incluso después de la muerte.
La falta de una investigación profunda sobre la desaparición de Tuomi demostró una preocupante negligencia de las autoridades. Dahmer se aprovechó de la falta de conexiones entre él y sus víctimas, lo que le permitió seguir matando sin ser detectado durante varios años. Además, sus asesinatos empezaban a volverse más ritualistas, incorporando necrofilia y canibalismo.
3. James Doxtator (1988): La Víctima Adolescente
James Doxtator tenía solo 14 años cuando Dahmer lo convenció de posar para unas fotografías a cambio de dinero. Lo llevó a su casa, donde lo drogó y estranguló. Tras asesinarlo, Dahmer mantuvo su cuerpo durante varios días antes de deshacerse de él en ácido.
Este asesinato marca un punto clave en la evolución de Dahmer: su preferencia por víctimas cada vez más jóvenes y vulnerables. Sabía que adolescentes sin hogar o con problemas familiares eran presas fáciles, y comenzó a buscarlos activamente.
Además, este crimen mostró su escalofriante metodología de retener los cuerpos durante días, explorando su creciente fascinación por la necrofilia. La ausencia de una investigación sobre la desaparición de Doxtator permitió a Dahmer continuar sin obstáculos.
4. Richard Guerrero (1988): Un Patrón Consolidado
Richard Guerrero, de 22 años, fue seducido por Dahmer con la promesa de una fiesta. Una vez en su departamento, lo drogó y estranguló. Dahmer comenzó a perfeccionar su técnica, eliminando rastros de sangre y deshaciéndose de los cuerpos con mayor eficacia.
Este asesinato consolidó su modus operandi: atracción con incentivos, sedación con drogas y asesinato por estrangulamiento. Además, Dahmer empezó a tomar fotografías de sus víctimas post-mortem, lo que revela su obsesión por capturar el momento y mantener un «recuerdo» de sus actos.
El caso de Guerrero es uno de los muchos en los que la falta de una búsqueda policial activa permitió que Dahmer continuara con su ola de asesinatos.