Miley Cyrus alza la voz: “A los Jonas Brothers les dieron más oportunidades solo por ser hombres”

Miley Cyrus rompe el silencio y denuncia la desigualdad de género que vivió en Disney frente a los Jonas Brothers. Desde Hannah Montana hasta su rechazo a la maternidad, revela las presiones, la falta de reconocimiento y su lucha por una identidad propia más allá del personaje que la hizo famosa.

Introducción

Durante años, Miley Cyrus fue el rostro de la generación Disney. Con peluca rubia, doble vida y millones de fans en todo el mundo, “Hannah Montana” fue un fenómeno imparable. Pero detrás del éxito, la cantante y actriz vivía una realidad muy diferente: desigualdad, exigencias imposibles y un reconocimiento que, según ella, nunca llegó al nivel que sí tuvieron sus colegas varones.

Y ahora, Miley ya no se calla nada. En una entrevista reciente para The Interview Podcast, del The New York Times, la artista abrió su corazón y, con una honestidad brutal, habló de todo: la diferencia de trato que recibió frente a los Jonas Brothers, su experiencia como ídolo juvenil y hasta su decisión de no querer ser madre. Y lo hizo sin filtros.

Disney: luces, cámaras… y desigualdad

La industria del entretenimiento infantil puede parecer un cuento de hadas, pero para muchas figuras femeninas, es más una jungla con reglas injustas. Miley lo sabe de primera mano. A pesar del éxito abrumador de Hannah Montana, que rompió récords de audiencia y se convirtió en una marca global, la cantante asegura que siempre hubo un “techo invisible” que la frenó profesionalmente.

Mientras los Jonas Brothers —Nick, Joe y Kevin— eran invitados a eventos de alto perfil, como los Grammy (¡donde incluso tocaron con Stevie Wonder!), Miley sentía que su trabajo no era igual de valorado. “Ellos eran hombres, y era así”, dijo sin rodeos en la entrevista.

Miley Cyrus alza la voz: “A los Jonas Brothers les dieron más oportunidades solo por ser hombres”
Durante años, Miley Cyrus fue el rostro de la generación Disney.

Las cifras no mienten

Por si alguien duda del fenómeno que fue Hannah Montana, vale la pena repasar algunos números. El episodio piloto, emitido el 24 de marzo de 2006, atrajo a 5,4 millones de espectadores, el más visto en la historia del canal en ese momento. El pico fue con el capítulo “Me and Mr. Jonas and Mr. Jonas and Mr. Jonas”, que alcanzó 10,7 millones de espectadores. Sí, más que varios Super Bowls.

La serie mantuvo un promedio de entre 3,5 y 7 millones de espectadores por episodio y, en su cierre, reunió a 6,2 millones de personas frente al televisor. A nivel global, se estima que en 2008 tenía una audiencia de 200 millones de personas. Aun así, ese éxito no se tradujo en el mismo nivel de reconocimiento profesional para Miley.

“Tenía que encarnar un personaje del que desprenderme”

Otra de las grandes diferencias entre Miley y sus colegas masculinos, según ella misma, fue el peso simbólico de interpretar a Hannah Montana. Mientras los Jonas Brothers eran reconocidos por ser ellos mismos, Cyrus debía navegar una doble identidad: la de Miley Stewart (la chica común) y la de Hannah Montana (la estrella pop con peluca). Esto, según contó, requería un esfuerzo emocional y artístico mucho mayor.

“Ellos no tenían un personaje del que desprenderse”, reflexionó. Para ella, la presión de sostener esa imagen impecable —por dentro y por fuera— era abrumadora. Y lo peor es que no siempre era reconocida como un trabajo valioso.

“Sentía que trabajaba igual o más que ellos, pero sin recibir el mismo nivel de reconocimiento institucional”, dijo. Y esa frustración la acompañó durante años.

Amor, rupturas y canciones de desamor

Miley también recordó su relación con Nick Jonas, con quien compartió no solo proyectos laborales sino también una historia de amor muy seguida por los fans. Estuvieron juntos entre 2006 y 2008, justo en plena explosión mediática de ambos.

Después de la ruptura, el dolor se convirtió en arte. Miley escribió la canción “7 Things”, un temazo que muchos consideran una carta abierta a Nick. Él, por su parte, respondió con “Wedding Bells”. Dos canciones icónicas nacidas de una historia adolescente real.

Para Miley, ese momento fue una parte clave de su crecimiento. “Convertí mi dolor emocional en algo creativo”, confesó.

¿Y la maternidad? “No es mi prioridad”

Otro punto interesante que tocó en la entrevista fue su postura sobre la maternidad. Mientras muchas celebridades siguen el camino tradicional de formar una familia y lanzar líneas de productos, Miley tiene claro que ese no es su destino.

“No quiero ser madre, no es mi prioridad. Nunca ha sido algo que me apasione demasiado”, dijo con total tranquilidad. Para ella, lo importante es involucrarse solo en proyectos que realmente le importen.

Una postura honesta, sin presiones sociales ni etiquetas.

Miley Cyrus alza la voz: “A los Jonas Brothers les dieron más oportunidades solo por ser hombres”
Miley también recordó su relación con Nick Jonas.

Miley 2025: una artista sin filtros

Lo que está claro es que la Miley de hoy no tiene miedo. No tiene miedo de hablar, de criticar, de ponerle nombre a las injusticias. Y, sobre todo, de compartir su historia sin máscaras. Su proceso de maduración ha sido público, polémico y, por momentos, doloroso. Pero también ha sido liberador.

En un mundo donde las artistas femeninas aún tienen que esforzarse el doble para obtener la mitad del reconocimiento, testimonios como el de Cyrus son necesarios. Son un recordatorio de que el talento no siempre basta cuando el sistema está configurado para favorecer a unos sobre otras.

¿Qué lecciones deja Miley?

La fama no es sinónimo de justicia. Aunque Hannah Montana fue un fenómeno mundial, eso no garantizó el respeto ni la igualdad profesional para su protagonista.

El género sigue marcando diferencias. La comparación con los Jonas Brothers no es gratuita: Miley pone el foco en cómo el hecho de ser mujer influyó directamente en su carrera.

Hablar claro es revolucionario. En un ambiente donde muchos optan por callar para no generar polémica, la valentía de Miley al contar su verdad es un acto político.

Palabras finales: el poder de contar tu propia historia

Miley Cyrus ya no es la adolescente con peluca que cantaba “Best of Both Worlds”. Hoy es una mujer adulta que entiende el valor de su voz y la usa para exponer lo que durante años se mantuvo en silencio. Y eso, más allá de la música o los números, es lo que la convierte en una figura imprescindible de la cultura pop contemporánea.

En un momento donde los discursos sobre género, visibilidad y equidad están en el centro del debate, el testimonio de Miley es tan necesario como poderoso. Porque si hasta una estrella global como ella fue silenciada o ignorada por su género, ¿qué queda para las que recién empiezan?

Así que, gracias Miley. Por hablar. Por no callarte. Y por recordarnos que el talento brilla más cuando se libera del peso de la desigualdad.

 

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