El crimen más escalofriante de Florida: asesina disfrazada de payaso queda en libertad tras burlar a la justicia

Una mujer asesinó a su rival vestida de payaso y años después se casó con el viudo. En 2025, es liberada sin cumplir su condena completa. El caso conmociona a EE.UU. y reabre el debate sobre justicia, redención y los límites del sistema penal.

Un caso que estremeció a Estados Unidos por su insólita crueldad y bizarra puesta en escena ha dado un nuevo giro. Sheila Keen-Warren, la mujer acusada de asesinar a su rival amorosa disfrazada de payaso en 1990, ha sido liberada este mes de una cárcel en Florida tras aceptar un acuerdo judicial que reduce considerablemente su condena. El crimen, que ha sido objeto de documentales y especiales televisivos, vuelve a encender el debate sobre la justicia penal, los pactos judiciales y la posibilidad de redención tras un asesinato premeditado.

Un asesinato entre globos, maquillaje y una rosa

El 26 de mayo de 1990, en Wellington, Florida, Marlene Warren abrió la puerta de su casa para encontrarse con una figura que parecía sacada de una pesadilla: un payaso con una peluca naranja, la cara pintada de blanco, globos en una mano y una pistola en la otra. Sin mediar palabra, el payaso le disparó a quemarropa en el rostro frente a su hijo y fue visto huyendo en un auto Chrysler blanco.

Durante décadas, el caso permaneció sin resolverse. Los testigos recordaban los detalles del disfraz, pero no había pruebas concluyentes. No fue sino hasta el avance de las tecnologías forenses y una nueva investigación en 2014 que los hilos comenzaron a unirse: todos apuntaban a Sheila Keen, la amante del esposo de Marlene, Michael Warren.

Mujer disfrazada de payaso con peluca naranja, gafas, y rostro pintado de rojo y blanco, sonriendo frente a una cocina industrial. crimen

De sospechosa a esposa del viudo

En 2002, Sheila se casó con Michael Warren y se mudaron a Virginia, donde administraban una tienda de comida rápida. La pareja vivió durante años sin ser molestada, hasta que en 2017, las autoridades lograron reunir evidencia suficiente para arrestarla. El ADN hallado en los globos, testimonios renovados y registros de compras de un disfraz y una pistola llevaron a su detención.

El caso volvió a atraer la atención mediática, siendo catalogado como uno de los crímenes más surrealistas de la historia estadounidense. Durante años, Keen-Warren sostuvo su inocencia, hasta que en abril de 2023, aceptó un acuerdo de culpabilidad para evitar el juicio por asesinato en primer grado.

Un acuerdo judicial que indigna a muchos

El acuerdo con la fiscalía permitió que Sheila se declarara culpable de homicidio en segundo grado. Con esta reducción, la pena fue de 12 años de prisión, pero con crédito por el tiempo cumplido y buen comportamiento, fue liberada este mayo de 2025, a menos de dos años de su arresto formal.

La familia de Marlene Warren ha calificado el acuerdo como una burla a la memoria de la víctima. «Nos arrebataron a mi madre de la forma más cruel. Esta mujer no debió salir libre», declaró su hijo, Joey Warren.

Por su parte, los fiscales defendieron el trato afirmando que el caso, pese a la evidencia, tenía riesgos importantes en juicio debido al tiempo transcurrido y a la falta de testigos directos que vincularan de forma irrefutable a Sheila con el asesinato.

La opinión pública dividida

La liberación de Keen-Warren ha provocado reacciones encontradas. Mientras algunos defienden el principio de acuerdos judiciales como una herramienta válida en casos complejos, otros argumentan que están siendo usados para minimizar la gravedad de crímenes atroces.

«Este caso representa un fallo sistémico. La justicia fue lenta, incompleta y finalmente ineficaz para honrar la vida de Marlene Warren», opinó la criminóloga Dra. Ellen Castillo en entrevista con CNN.

No obstante, otras voces recuerdan que el sistema penal está diseñado también para la rehabilitación. «Sheila Keen ha pagado su deuda con la sociedad conforme a la ley. Podemos no estar de acuerdo, pero el debido proceso fue respetado», comentó el abogado penalista James Hanley.

Una historia de traición, engaño y justicia tardía

El caso de la «asesina payaso» ha sido objeto de ficciones, estudios legales y producciones documentales por su carga simbólica. La imagen de un crimen cometido bajo un disfraz festivo y grotesco, en un entorno familiar, y por una persona que terminaría casándose con el viudo, es un retrato escalofriante de los recovecos de la condición humana.

A pesar del cierre judicial, el caso sigue dejando una marca indeleble en la opinión pública. Las preguntas que deja tras de sí no se resuelven con una sentencia: ¿es justo un acuerdo de este tipo en casos de asesinato? ¿Puede alguien rehacer su vida tras un crimen tan calculado? ¿Se puede hablar de justicia cuando el castigo no se cumple en su totalidad?

Mientras Sheila Keen-Warren vuelve a caminar libre por las calles de Florida, los familiares de Marlene Warren deben vivir con la certeza de que la mujer que destruyó su hogar salió por la puerta principal de la prisión sin haber completado su condena. Y ese es un acto que, para muchos, nunca dejará de parecer una segunda burla.

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